«Lo guardo por si acaso» : cuando para tirar algo se necesitan + de dos

Sin llegar a los límites extremos que podemos observar en el Síndrome de acumulación progresiva,  el pensamiento recurrente de “Lo guardo por si acaso” es una conducta  bastante común que afecta en distintos grados a más del 10% de la población mundial, aunque no hay criterios diagnósticos establecidos y es un campo poco conocido.

Tampoco  existen estadísticas de prevalencia de este trastorno, pero hay  evidencia de la asociación entre el desorden, la dificultad para deshacerse de objetos que ya no son útiles, no nos pertenecen u ocupan demasiado espacio y rasgos de personalidad asociados con dificultades  en tomar decisiones, en la mayoría de los casos se trata de distintos niveles de ansiedad o depresión.

En este contexto, resulta útil la figura del “ consultor y organizador profesional de espacios”, un profesional que complementa el trabajo del psicoterapeuta. Hablamos de situaciones que no son extremas pero en las que el psicólogo detecta que hay obstáculos en «ponerse en marcha» por un lado o en mantener el orden ya conseguido por otro.

Comenzándo el año 2019, la plataforma Nerflix presenta a modo de reality show «Tidyng up with Marie Kondo»

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¿Por qué un Reality show de estas características sería una propuesta atractiva?

Y la respuesta es: Porque la organización del ambiente, del espacio físico, implica la organización del espacio mental…. y ésto no siempre es fácil de lograr. En algunos casos, el trabajo puede comenzar por la línea de menor resistencia, ordenando el espacio para luego trabajar las dinámicas y conflictos personales relacionados.  Esa es la letra pequeña de la técnica  de ser feliz con menos y mejor ordenado.

La función de estos counselors suele consistir en ayudar  a sus clientes en la transformación de los espacios en los que viven (casa/lugar de trabajo) y aconsejar qué cambios hacer para mejorar su experiencia(distribución de muebles, luz, colores, etc).

Un hogar o un lugar de trabajo tienen que ser algo más que un espacio bonito. A nivel práctico deben cubrir  todas nuestras necesidades, y a nivel estético, cuanto más respondan a nuestros gustos y se identifiquen con nuestra forma de ser, nos harán sentir mejor. El saber que estás detrás de cada detalle, que lo has hecho tú, hará que lo sientas tuyo, que te sientas bien.

¿En que casos suele ser necesario pedir ayuda?

Una separación, la pérdida de un ser querido, la des- organización y el desorden de personas con un ritmo de vida agobiante. La vida nos plantea situaciones,  en que las circunstancias y los problemas que conllevan, nos superan y acaban casi por bloquearnos.

 Casi siempre se trata de algún grado de duelo que dificulta tomar decisiones..

¿Cómo  se trabaja  en cada situación?

En una separación,  volver a crear un «hogar» puede no ser tarea fácil, se trata de tener que montar un espacio íntegramente o acomodarnos con aquello  que nos ha quedado de un  reparto y no siempre es lo que deseamos conservar.

Cuando fallece un ser querido o debemos  ingresarlo por una enfermedad -sabiendo que no va a volver-  la ingrata tarea  de vaciar un piso,  o simplemente una habitación o un  armario es un problema agregado. Entendemos que debemos hacerlo, pero en este caso, el cambio,  se nos hace  muy doloroso, y se transforma en un desafío.

En todas esas circunstancias, siempre se trata de un «dejar ir» para ordenar nuestro espacio pero también nuestra mente. porque detrás de cualquier tipo de organización de objetos se esconde alguna escala de valores personales sobre cómo uno desea vivir.

Como psicóloga he  podido valorar que existe una asociación entre el desorden y la dificultad en registrar el disconfort o el malestar o la falta de libertad que las cosas imponen.

En general,  he visto  que  la desorganización de la casa, la acumulación de cosas, hace que el cliente acabe sintiéndose incómodo en el lugar que debiera ser su refugio, tanto si  vive solo o  con su familia pero parece ser incapaz de cambiar su situación. Esta coyuntura  puede resultar de la falta de tiempo, o en casos más extremos, de un Síndrome de acumulación , en ambos casos, siempre existen tensiones .

Cuando la persona solicita mis servicios, seguramente ya ha pasado por un momento de “toma de consciencia” de que no puede cambiar solo, afrontarlo en solitario puede resultar  muy difícil,  ya que  estos procesos suelen darse en el medio de  circunstancias muy complejas y generalmente con una historia de intentos fallidos de organización , por eso el tener una persona que  acompañe en la tarea al inicio, que te ayude a arrancar, puede resultar vital para que el proceso se haga menos doloroso y resulte más sencillo, y sobre todo,  para que no se haga eterno.

 El nivel de compromiso e implicación por ambas partes cambia radicalmente.  Con el  acompañamiento de alguien,  es mucho más difícil caer en  el prorrogar, rechazar, delegar y es más fácil  resolver las tensiones asociadas a la ansiedad por elegir, conectar emocionalmente con cada objeto para ver si es desechable, etc.

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El trabajar con alguien externo implica un mayor compromiso , la evidente necesidad de avanzar, se hace menos ineludible.  El apoyo emocional,  aumenta el trabajo de autoconocimiento y el saber que cuentas con alguien ayudándote, a quien puedes recurrir, potencia la firmeza y la seguridad de que lo vas a conseguir.

Este tipo de abordaje es aún poco común en el mundo de habla hispana pero está ampliamente desarrollado en USA, se trata de la figura del Professional organizer.

Es muy útil  en los casos en que la persona solicita ayuda psicoterapéutica y en las que su dificultad para ordenar los espacios es secundaria a una crisis : divorcio, mudanzas, problemas financieros que suponen reducir la vivienda, viudez, síndrome del nido vacío. En este escenario, el consultor «organizador profesional» actúa como un acompañante terapéutico en tanto  sostiene un espacio de salud (mental) para permitir avanzar sobre las dificultades en “ponerse en marcha». Es un trabajo en equipo psicoterapeuta-consultor-paciente/cliente.-

 Raquel Ferrari

5 tips para atravesar un divorcio

 

 

A menos que haya acuerdo acerca de que la relación está terminada, el adiós suele ser un desafío en el que se debe buscar un ganar-ganar.-

Sabemos que una de las claves de un final sin «daños colaterales» en los casos en que el divorcio no es de mutuo acuerdo es que aquel que no quiere la separación, sea capaz de rescatar su lado positivo, evitando sentimientos de baja autoestima, pena o ira.-

Corina Grace, psicóloga organizacional, explica desde un punto de vista psicodinámico, porqué los finales son tan difíciles.-

El área de trabajo de Grace- adquisiciones y fusiones corporativas- no es el campo tradicional del psicoanálisis. Sin embargo ella señala que las fusiones y adquisiciones raramente se dan tal y como ha sido planeado.- Y esto sucede-según su experiencia-porque se trata de procesos con mucha carga emocional, que pueden desencadenar respuestas muy primitivas.

Una fusión-dice-detona sentimientos de ansiedad e incertidumbre. Cuando debes decir adiós a una estructura corporativa, no importa que se trate de un vínculo impersonal,el riesgo es sentirse abandonado. Sin embargo, las corporaciones buscan ignorar estas respuestas de los empleados y lo que sucede, es que estos no encuentran un espacio legítimo para expresar sus sentimientos de pérdida.-

Estos cambios en las organizaciones son más difíciles cuando ocurren sin el tiempo suficiente para preparar a todas las partes involucradas. La mentalidad «lo arreglamos rápido» deja a todo el que no esté preparado en una situación de duelo; como resultado pueden darse depresiones, tanto personales como grupales. En este punto aparecen síntomas de  Burn-out tales como : ausentismo, baja de resultados, etc..

Yendo de lo corporativo a lo personal, el artículo de Grace aporta unas ideas útiles para ayudar a transitar el espacio del divorcio:

1- Reconocer que todo final tiene un sentido: El artículo de Grace sugiere que todo final, aún aquél que supone terminar con un estado de cosas insostenible, origina sentimientos de pérdida y muerte de algún aspecto de la propia identidad. Es importante hacerlos consciente para evitar la vulnerabilidad que la tristeza desencadena a la hora de enfrentar cambios.-

2. No avasallar los derechos del otro. Si algo tan mínimo como el plus para café puede ser una fuente de irritación en una empresa que está fusionándose, imaginemos lo que siente alguien que acaba de perder una relación, no es necesario presionar al otro, el mejor camino es respetar los espacios y abrir la negociación.

 

3. Darle a la ex pareja la oportunidad de expresar sus sentimientos. No se puede dar al otro todo lo que el otro seguramente va a pedir, pero se puede estar ahí para actuar como una caja de resonancia que alivie su sensación de abandono.-

4. Proveer una salida digna: Aún cuando creas que la persona que estás por dejar ha sido, en tu opinión, terrible para tí, no hay razón para ser desconsiderado o brutal. Ayuda al otro con una narrativa que preserve su sentido de valor personal. El final de la relación, aunque penoso, puede -con el tiempo-ser reescrito de otra forma.

5. Elegir siempre una salida exitosa. Si estas convencido que estás dando por finalizado algo que tiene que terminar, hazlo de la mejor forma posible. Podrías estar pidiéndole al otro que abandone el hogar que han construido juntos y reclamándole cosas que hasta ayer no te importaban  y ahora crees que son imprescindibles para tí. Dejalo ir, no te aferres o si decides hacerlo, permite que se instale el mejor clima para trabajar sobre  estos posibles acuerdos dentro del desacuerdo.-

Es posible y deseable negociar el final de una relación de pareja sin generar una huella de destrucción. Se trata de escuchar y entender los sentimientos de pérdida de la otra persona y de facilitar un nuevo comienzo para ambos, una continuidad saludable de la propia historia familiar.-

Fuente: https://www.psychologytoday.com/blog/fulfillment-any-age/201608/5-ways-finesse-difficult-end-your-relationship Copyright Susan Krauss Whitbourne 2016

Referencia: Grace, C. (2016). Endings and loss in mergers and acquisitions: An exploration of group analytic theory. Group Analysis, 49(2), 134-148. doi:10.1177/0533316416642391

5 objetivos básicos de la psicoterapia de pareja

 

Según Benson et alt. hay 5 principios básicos que los psicoterapeutas de pareja debemos seguir para lograr resultados positivos en la psicoterapia:

1- Cambiar  la forma en que se visualiza  la relación:

Aprender a parar el «tú tienes la culpa» para entender qué es lo que pasa en un proceso que involucra a ambos. La relación nunca se da aislada de un contexto. Por ejemplo , las parejas que están pasando por problemas financieros van a sufrir  distintos estresores que aquellas que no tienen estos problemas.

Comenzamos recolectando datos sobre la forma en que se comunican simplemente observando como lo hacen en la sesión. A medida  que cada uno va entendiendo cómo comunica puede empezar a ver al otro y a sus interacciones desde un nuevo punto de vista.

2- Modificar las conductas disfuncionales

Se trata de cambiar la forma en que cada uno se comporta con el otro. Esto quiere decir, que además de mejorar su interacción, el psicoterapeuta busca que sus clientes no se metan en rulos de actitudes que supongan daño físico, psíquico o moral o económico, controlando conductas de violencia doméstica, abuso de alcohol o sustancias o arranques de ira. En general es posible que, si el riesgo no es muy elevado, la pareja se beneficie con técnicas tipo «time-out», por ejemplo, parar la discusión por media hora, como una forma de evitar una escalada del conflicto.

3- Evitar el control emocional

Las parejas que evitan expresar sus sentimientos más privados corren el riesgo de aislarse y sentir lo que pasa por separado. Buscamos hablar de los sentimientos y pensamientos que  se teme compartir.  La idea es que no haya tanto miedo al apego y que establezcan canales para poder expresar los propios sentimientos sin miedo al rechazo.

4- Mejorar la comunicación

Ser capaz de comunicar es una de las «3C» de la intimidad.

  • Cercanía
  • Comunicación
  • Compromiso

Esta comunicación no debe ser abusiva, habrá que aprender a hablarse de una manera más comprensiva. En la sesión se trabaja para reconocer los tipos de comunicación más efectivos y empáticos y aquellos que causan más conflicto.

En estos casos lógicamente será muy diferente si la pareja discute mucho que si evita confrontar.

 

5- Promover fortalezas:

Habrá que ver no solo el vaso medio vacío, sino hacer hincapié en la capacidad de resiliencia de la pareja, sus fortalezas, sus zonas sanas; se trata de destacar las razones por las que vale la pena seguir. Esto incluye prescripciones del tipo «hacer algo para agradar al otro» o hacer hincapié en las emociones ligadas a recuerdos positivos para construir una nueva «narrativa».

Cuando una pareja atraviesa una crisis, es bueno intentar no abandonar como respuesta a verlo todo «negro» y por la misma regla de tres aquellas personas que temen a las relaciones largas, pueden aprender a resolver situaciones problemáticas como forma de des-dramatizar los conflictos.

Estos cinco principios de una psicoterapia de pareja exitosa se basan en creer que las parejas pueden construir y mantener relaciones cercanas con éxito más allá de las crisis estructurales o puntuales.

Una mirada objetiva a tu relación de pareja ayuda a reducir las conductas disfuncionales, sentir que puedes compartir emociones, comunicarse más efectivamente y resaltar aquello que funciona. Y lo que es más importante, la psicoterapia puede ayudarte a recordar que cada relación es única y tiene desafíos y fortalezas por lo que le estarás dando la mejor de las chances de sobrevivir a una mala época.-

 

Fuente: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22304876

 

Estres y depresión : la crisis de la mediana edad

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La  «crisis de la mediana edad» es un término acuñado por Elliot Jacques, en 1965, en un artículo publicado en The International Journal of Psychoanalisis, «Death and mid – life crisis» y es algo que nos suele suceder en algún momento a partir de los 40 años.  Suele estar relacionada con:

  • descontento con un estilo de vida que ha sido satisfactorio hasta ese momento
  • aburrimiento: personas y situaciones que han formado parte de lo cotidiano se tornan insoportables
  • Necesidad de comenzar cosas nuevas
  • Cuestionamiento de decisiones tomadas con anterioridad,  con las que se ha estado en absoluto de acuerdo
  • Confusión acerca de quién es uno y hacia donde va su vida

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5 pasos para sobrevivir a un divorcio

Aceptar un divorcio puede ser complicado. Quizás porque el fin de una relación es como experimentar que algo muere. Aún si eres tú el que decide romper y crees que hacerlo es la mejor alternativa para todas las personas involucradas en la cuestión, dejar ir y terminar ese vínculo  significa pasar por las mismas etapas de duelo que pasarías en caso de alguna muerte.

Elisabeth Kubler-Ross, MD, en su libro Sobre la muerte y los moribundos (1969), destacó las fases del duelo y su modelo ha sido aplicado a distintas situaciones de pérdida incluido el divorcio o el fin de una relación de pareja.

 

 

1- Negación

En esta fase son nuestros sentimientos más que nuestra razón los que rigen nuestro sistema de creencias mientras intentamos pensar nuestra vida sin el otro. Aunque sepamos que la relación está terminada, no terminamos de creerlo. Contra toda opinión de la gente que nos rodea, seguimos alimentando fantasías de resolución de los problemas o cambios insospechados. Vemos destellos de esperanza en medio de lo obvio del fin, esta es la fase en la que somos más vulnerables a los mensajes de texto recibidos a altas horas de la noche o a intempestivos encuentros sexuales  con nuestra pareja tipo «touch & go».

2- Ira

Se manifiesta de distintas formas:

-ira contra tu ex («Como pudo hacerme esto a mí»?, «Como puede ser tan egoísta»?),

-ira contra Dios o el universo («Por qué nada me sale bien?» «Por qué estoy marcado para la desgracia»?),

-ira contra las personas o situaciones asociadas a la ruptura ( ira contra la/el otra/o,

-ira contra el desempleo de tu pareja «porque fue ahí cuando cambió» e

-ira contra todos aquellos que no comparten tu ira («puedes creer que Jorge y Ana todavía son amigos suyos después de lo que me hizo?»

Esta es la fase en que pensamos que es una buena idea contarle a todo el mundo lo psicópata y perverso que era nuestro/a ex. También suele ser la etapa de mandar furibundos e-mails  porque no queremos que piense que logró lo que quería.

3.Negociación

La negociación suele ir de la mano de la negación. Significa estar buscando  cualquier posible vía para hacer que la cosa funcione , por ejemplo diciéndole a tu ex que vas a cambiar, o iniciando terapia o acusándolo de que con su actitud está lastimando a los chicos, a su familia, a tu familia y al perro por atreverse a dejarlos.

Y, por supuesto, esta fase no se reduce a negociar solo con tu ex; mucha gente negocia con Santa Rita o la Vírgen Desatanudos prometiendo ser mejor persona si hace que la pareja regrese. Durante esta etapa, puede que te empiece a interesar la astrología, el tarot o cualquier cosa que permita pronosticar un regreso. Este es también el momento en que salimos a reclutar a amigos y parientes que puedan hacerle «entrar en razón».

4- Depresión

La depresión, como la ira, aparece disfrazada también de cansancio físico, no querer hacer nada más que estar en la cama, sentirse desconectado de la gente, estar al borde de las lágrimas la mayoría del tiempo, tener problemas para dormir o dormir demasiado, perder el apetito o darse atracones, consumir más alcohol y (lo más importante) sentirse absolutamente desesperanzado. Y este estado es el que más debilita. Es lo que hace que creamos que nada volverá a estar bien nunca más.

5. Aceptación

Esta es la etapa en la que somos capaces de hacer las paces con la pérdida. No sucede de repente, sino gradualmente, paso a paso, intercalada con alguna de las otras fases.

La aceptación no siempre supone armonía y flores sino más bien un estado cercano a la tristeza. Significa dejar ir a la relación y continuar con nuestra vida. A veces parece que esta etapa nunca llegará, lo que supone que todavía estás luchando con alguna de las otras fases.

Conocer las fases de la pena puede ayudar a normalizar tu experiencia de ruptura. También es importante saber que no existen límites de tiempo y que no es necesario apurarse. El duelo es como la digestión: no hay nada que puedas hacer para apurar el proceso. Toma tiempo y lo único que puedes hacer es tratar de atravesar todas las etapas y no quedarte fijada en alguna de ellas.

En todo caso es bueno recordar que esto también pasará.-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El rompecabezas de la pareja

 

En la pareja es común ubicar al otro en la posición de un objeto ilusorio, a manera de un recorte que puede atraer o generar violencia, irritar o fascinar.-

En tanto el otro no sabe exactamente qué es aquello que se le está proyectando, es inevitable que esa superposición con la realidad sea incompleta y el  «diferente» es vivido como un intruso  y  es  así como se va  perdiendo el «encanto»

En toda pareja  existen acuerdos y pactos inconscientes  que definen el tipo de objeto preferido y la manera de elegirlo.

La historia personal suele contar con un amplio catálogo de vínculos que han dejado su inscripción en el inconsciente.

Los primeros, claro está, son los parentales, pero luego están los objetos extraparentales significativos. Estos interactúan para formar un complejo sistema de opciones acerca de cómo elegimos y como nos ofrecemos para «ser elegido».-

A medida que la historia personal avanza, se van produciendo cambios en los códigos, en algunas de esas modificaciones surgen síntomas de malestar: aquello que unía, ahora separa.

El posible sufrimiento, efecto de estos desencuentros hace que nos refugiemos en conductas «seguras», una manera de recuperar la sensación de certidumbre contra la incertidumbre que el cambio sugiere.

Este efecto es más notorio cuando uno de los miembros de la pareja quiere mantener inmovilizado el vínculo, dejando fuera la necesidad de cambio que el otro plantea.

Toda pareja está formada como un rompecabezas, un organizador de la relación en sus distintas modalidades: emocional, sexual, económica, comunicacional.-

Entender COMO se ha armado inicialmente ese rompecabezas, ayuda y favorece entender el por qué de las crisis posteriores que pueden desencadenar el final de la relación.-

Freud se refirió al tema en sus escritos sociales, si bien luego ha sido un aspecto un tanto descuidado en su teoría,  la psicología y el psicoanálisis proveen hipótesis auxiliares para el tratamiento de la problemática de los vínculos a través de una terapia de pareja, por ej: actualmente aparecen  cuestiones religiosas o de origen étnico  en las uniones, relacionadas con los flujos migratorios, también se habla de la cuestión de lo transitorio, de lo light, del amor líquido.

Otro aspecto del rompecabezas tiene que ver con las normas, los valores,las creencias, que actúan como organizadores de la continuidad histórica y que puede originar choques en los modelos familiares. Suelen ser descartados en la etapa del enamoramiento pero son transformados luego, en una fuente permanente de conflicto o en un espacio no compartido y por lo tanto quizás conflictivo.-

Una pareja  se constituye en base a proyecciones relacionadas con las imágenes inconscientes de cada uno y crece dentro de en un sistema de creencias y valores a partir del cuál  elabora un proyecto en común.

La cotidianeidad asume esos pactos conscientes e inconscientes, dentro de la pareja se desarrolla un campo de fuerzas, un escenario surtido de recuerdos, percepciónes del otro que llevan al acuerdo o al desacuerdo.-

Todo acuerdo se basa en una fantasía de supervivencia a través del tiempo y del espacio. Siendo ésta idea ilusoria, está expuesta a no cumplirse en forma permanente porque  depende de las circunstancias cambiantes del día a día y de las irrupciones de lo real que los acuerdos tienden a bloquear….hasta que ya es imposible hacerlo y surje una crisis.

Lo cotidiano puede servir para afianzar la estructura y ayudar a su evolución o puede despertar un sentimiento de encierro, tedio y aburrimiento.

El vínculo se estanca, el tiempo no pasa, y la historia….inevitablemente, se repite.

Es ahí en donde puede ser útil una terapia de pareja,  que  es cosa de dos aunque generalmente es uno el que da la voz da alarma y el otro,  el que -por lo menos- tiene que colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía  puede acudir al profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de maniobra. El principal problema  de la terapia de pareja es que se acude al profesional cuando ya parecería que no hay solución y que alguien ya ha tomado una decisión

Entre los motivos de consulta más frecuentes, la comunicación es la «estrella»:  discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución, o lo contrario,  largos silencios, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral excesiva suele ser una coartada para no ver estasc uestiones.

Otro problema frecuente es la falta de aceptación de la forma de ser del otro, luego están los problemas sexuales, las diferencias de criterio en la crianza de los hijos, la intolerancia.

Alrededor del 75% de parejas mejoran su relación a través de un proceso terapéutico, se trata solo de iniciarlo a tiempo y con expectativas realistas.

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Bibliografía:

Berenstein. I & Puget J.: psicoanálisis de la pareja matrimonial

Freud. S: Psicología de las masas y análisis del Yo. (Obras completas)

Lévi-Strauss, C: Las estructuras elementales del parentesco

Co-parentalidad: no es fácil pero tampoco imposible

 Todos estamos e acurdo en que una relación amigable con una ex pareja que permita un espacio saludable de co-parentalidad, brinda a los hijos estabilidad al tiempo que preserva un vínculo más cercano con ambos padres; pero la verdad es que es algo bastante difícil de conseguir.

Queremos decir que la co-parentalidad va más allá de los acuerdos de custodia compartida y de los estilos de esta custodia, más allá de asesores legales, trabajadores sociales, vecinos y familiares.

La co-parentalidad es la única opción posible cuando existen DOS que han generado TRES o más, es un derecho de los menores y además es la alternativa más sana.

 Dejar de lado los temas pendientes de la pareja para lograr ese objetivo, es un camino sembrado de situaciones estresantes. A pesar de los desafíos que se presentan, el objetivo es pensar la co-parentalidad como la formación de un equipo en el que se minimice lo individual y se maximice las estrategias de comunicación asertiva en lo que a los hijos se refiere. Se trata de mantener la calma y evitar o resolver los problemas pendientes para construir un trabajo de custodia de los hijos en conjunto.

Lograr acuerdos , especialmente después de un divorcio complicado, puede ser extenuante, es extremadamente difícil pasar página y dejar atrás una historia en común penosa y sobre todo sobreponerse a cualquier resto de resentimiento.

Tomar decisiones compartidas, interactuar con fluidez o simplemente hablar con el otro, cuando todavía te acuerdas de demasiadas cosas que te han dolido puede ser una misión imposible. Pero aunque es verdad que la co-parentalidad nunca es una alternativa fácil, es el mejor camino para asegurar la cobertura de todas las necesidades de los hijos y darles la posibilidad de mantener una relación sana con ambos padres.-

  Puede ser útil comenzar pensando en que la relación con tu ex es una relación nueva-una relación centrada SOLO en el bienestar de tu hijo-y no una relación que tenga que ver con ninguno de ustedes dos.- Tu matrimonio puede haber terminado, pero tu familia no.

El primer paso para ser un «co-padre», es poner siempre por delante el proyecto de crianza del hijo, que así entenderá que una cosa es el conflicto que acabó con la pareja y otra es el lugar que él sigue ocupando en esta familia.

Los chicos cuyos padres divorciados mantienen una relación de co-parentalidad de este tipo:

  • Se sienten más seguros del amor de ambos padres y se ajustan a los cambios producidos por el divorcio, más rápido
  • Se benefician con la coherencia: al haber reglas en común, un solo discurso y un solo sistema de recompensas, el chico sabe que esperar y que se espera de él
  • Entienden mejor cómo se resuelven los problemas
  • Reciben un modelo muy saludable en el que la competición pierde frente a la colaboración, lo que termina siendo un ejemplo de vida

Este cúmulo de buenas ideas es imposible de poner en práctica si no se resuelve primero el contencioso interno que cada uno tiene a propósito del fracaso de la pareja. Sentimientos de ira, enojo, despecho, resentimiento o daño son habituales y no deben ser  solo dejados de lado sino desarmados, resueltos, eliminados, para no convertir al hijo en moneda de cambio de ningún tema pendiente entre la pareja. Resolver esto es lo más complicado porque no suele ser del todo consciente, pero es vital.

La co-parentalidad no tiene que ver  con tus sentimientos o con los de tu pareja, sino con el bienestar emocional de tu hijo, por eso una vez que has identificado tus sentimientos, se trata de evitar que contaminen tu conducta. Fácil de decir, muy complicado de hacer.-

  • Focaliza en tu hijo: cada vez que te sientas enojado o resentido, trata de recordar  que inundar la vida de tu hijo con tu historia personal es sembrar viento para recoger tempestades
  • Cambia tus hábitos, hazte amigo del ejercicio físico saludable, las técnicas de relajación y respiración o la musicoterapia; cualquier cosa que te ayude a disipar tu enojo

Aunque todo esto sirva- psicoterapia, acuerdos verbales, cambio de hábitos-puede que nunca termines de resolver ese enojo o esa amargura, pero se trata de desarmarlos, evitar que contaminen tus pensamientos y recordar siempre que se trata de TUS temas y no los de tus hijos. Nunca uses a tus hijos como mensajeros, la meta es dejarlos fuera de tu historia de pareja; si tienes que hablar con tu ex hazlo tú.

Se trata de lograr una comunicación pacífica y efectiva, a pesar de que creas que esto es absolutamente imposible. Todo comienza con tu estilo de pensamiento, cada vez que tengas que dialogar con tu ex pareja piensa primero en que tu hijo es el foco de atención, no hay nada más-

Recuerda que no siempre será necesario un encuentro presencial, hablar por teléfono, o por chat, o intercambiar mails seguramente alcanzará en la mayoría de los casos. La meta es establecer una comunicación libre de conflicto, fíjate que canal sería el más adecuado para lograrlo. Tanto si contactas por correo electrónico, teléfono o en persona:

  • Establece un estilo impersonal, habla o escribe como lo harías con un colega, con cordialidad, respeto y un grado de neutralidad.
  • Relájate y habla despacio.
  • Pregunta al otro su opinión
  • Discúlpate, si es necesario

Es muy saludable para los hijos estar expuestos a diferentes perspectivas y aprender a ser flexibles, pero también necesitan saber que están viviendo básicamente en el mismo espacio de expectativas en cada casa. Apuntar a la consistencia entre tu hogar y el de tu ex, evita confusiones y actitudes manipuladoras de parte de ellos. Tres item básicos:

REGLAS: sobre estilos de vida, temas de la escuela y actividades no permitidas

DISCIPLINA: seguir más o menos el mismo protocolo cundo se rompe una regla, aunque la «infracción» no haya sucedido en tu casa, por ej, si tu ex les prohíbe jugar a la Play por algo que han hecho, tu no ignorarás esa decisión. Eso mismo sirve si se trata de una recompensa.

HORARIOS: Siempre que puedas mantén los horarios de comida, juegos, dormir, rituales de baño, etc..

No es nada fácil acordar todas estas cuestiones, por eso:

  • Pregunta, en lugar de emitir declaraciones, que pueden ser malinterpretadas, trata de armar tu discurso más como una consulta que como una afirmación. Por ejemplo: «Te parece que….?», «Podríamos….»?.
  • Comunicar con madurez comienza con la capacidad de escuchar. Aunque termines estando en desacuerdo, deberías poder ser capaz de acordar que estás en desacuerdo pero entiendes el punto de vista de tu ex. Escuchar no significa aprobar, no perderás nada permitiendo a tu ex expresar su opinión.-
  • Ensaya la contención. Ten presente que la comunicación será imprescindible hasta que tus hijos crezcan o incluso después. Puedes entrenarte en no exagerar tus reacciones y aprender a mantener la calma aún cuando tu ex toque algún botón potencialmente conflictivo.
  • Asume el compromiso de que cada encuentro con tu ex transmita a tus hijos la idea de que forman un frente común. Esto puede ser extremadamente difícil al principio del proceso de separación.
  • Mantén la conversación siempre orientada en los chicos y evita que derive a tus necesidades o a las necesidades de tu ex. Se trata SOLO de las necesidades de tu hijo.
  • Guárdate tus problemas. Nunca le hagas sentir a tu hijo que tiene que escoger entre ambos padres y nunca digas nada negativo sobre tu ex. Tu hijo tiene el derecho de armar su relación con sus padres desde su propio punto de vista.-

TEMAS IMPORTANTES:

  • Atención médica: es importante acordar quién hablará con el médico o llevará el control de tratamientos -si existen-
  • Educación: la escuela debe estar informada de que se han producido cambios en la estructura familiar, por otra parte ambos padres deben estar enterados de los horarios de las actividades extra curriculares, de las reuniones con los maestros y de las fiestas escolares y concurrir ambos en la medida de los posible
  • Dinero: el costo de mantener dos casas puede afectar el presupuesto dedicado a la crianza. Se trata de ser realista, comprometerse y mantener el máximo nivel de flexibilidad, cooperando para lograr cubrir todas las necesidades básicas

El momento de la mudanza por días o fines de semana -depende de lo acordado- a la casa de tu ex, puede ser muy estresante para tu hijo. La transición nunca es fácil a pesar de que se repita regularmente, porque significa dejar a uno para encontrar al otro. En los acuerdos de custodia compartida esto es aún más grave, pero hay algunos tips que pueden ser útiles:

  • Ayuda a tus hijos a anticiparse al cambio: recuérdales que en uno o dos días irán a la casa de tu ex
  • Prepara con tiempo todo lo que deben llevarse, evita la improvisación e incluye siempre un juguete o ropa preferida
  • Si es posible, acuerda el horario en que vendrán a buscar a tu hijo para evitar interrumpir algo que esté haciendo. Mejor aún si eres tú quién los lleva.
  • Para evitar complicar las cosas, está bien si hay dos kit de cosas como cepillos de dientes, pijamas, cepillos de pelo, juguetes en ambas casas

Cuando vuelven:

  •  Trata de que no haya nada muy importante que hacer justo en ese momento!, apuesta por actividades tranquilas o déjalo un poco a su aire
  • Respeta su espacio

¿Que pasa si tu hijo no quiere ir a lo de ex o no acepta su visita?

  • Busca la causa: puede que el problema sea simple de resolver, por ejemple el nivel de confort de su habitación o el gusto de la comida o puede que se trate de cuestiones emocionales: habla con tu hijo y sobre todo no minimices el tema
  • Deja fluir: dale tiempo y deja que se exprese, que nadie se sienta ofendido, busquen alternativas o establezcan horarios más abiertos
  • Habla con tu ex: una conversación profunda con tu ex sobre este tema puede ser espinosa pero en última instancia es fundamental para no transformar un grano de arena en una montaña

Finalmente:

La co-parentalidad es una actitud, no tiene que ver con leyes, regímenes de visita o historias personales. Es la forma de asumir que hemos construido algo en común con otro y que esto involucra a un tercero que es libre pero dependiente y que no ha participado en ninguna decisión. Alguien que no nos pertenece pero del que somos responsables.

Trabajar en una buena comunicación posterior al divorcio-si hay hijos-es también un ejercicio personal que permitirá que cerremos una etapa personal para abrir otra.-

 

Para saber más:

http://www.guia-coparentalidad.com/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Estres y depresión : la crisis de la mediana edad

vida-moderna-quino

Se denomina » crisis de la mediana edad» a algún momento a partir de los 40 años que suele estar relacionado con:

  • descontento con un estilo de vida que ha sido satisfactorio hasta ese momento
  • aburrimiento: personas y situaciones que han formado parte de lo cotidiano se tornan insoportables
  • Necesidad de comenzar cosas nuevas
  • Cuestionamiento de decisiones tomadas con anterioridad,  con las que se ha estado en absoluto de acuerdo
  • Confusión acerca de quién es uno y hacia donde va su vida

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