ORTOREXIA: Cuando comer se transforma en una obsesión

 

La ortorexia nerviosa – el trastorno alimentario ligado a la comida saludable- toma su nombre del griego «orto»: derecho, correcto.

El Dr Steven Bratman Phd, acuñó el término «orthorexia nervosa» en 1997, después de su experiencia en un distrito de Nueva York; ahí desarrolló una obsesión patológica por comer comida «sana».

«Solo podía pensar en lo que comía. Pero, a pesar de ser consciente de mi obsesión por las raíces y los vegetales me resultaba terrorífico librarme. Había sido seducido por la «comida correcta».

La descripción de Bratman describe los cambios en los hábitos alimantarios que atraviesan miles de personas como resultado de  la difusión de consejos dietarios que prometen salud restringiendo grupos enteros de alimentos sin una razón médica o una explicación científicamente válida.-

 

Es interesante observar que no solo se trata del típico «vegano»  que no come gluten, ni huevos, ni lácteos ni carnes y que podemos encontrar reunido con otros miembros de la «tribu» a la salida de una clase de yoga, hablando de las virtudes de la limpieza colónica e intercambiando recetas de pizza de tofú, sino que -a la vuelta de la esquina-  un grupo de amantes de la  dieta «paleo», defensores de volver a comer como el hombre de las cavernas, se exigen en una clase de CrossFit seguida de unos cuantos bifes de ternera; otra vez, los «paleo» no comerán gluten o granos o lácteos u otras «toxinas».-

¿Qué tan frecuente es la Ortorexia?

La línea que separa una alimentación «normal» y saludable de la ortorexia nerviosa, suele ser borrosa, pero una forma de definir esta condición refiere al hecho de que el comer «saludablemente» causa estrés y trae consecuencias negativas en la propia vida.-

Pueden sentirse consternados por haber comido un pedazo de pan, o sufrir ansiedad por no poder acceder a algunos de los alimentos que consumen o comer solo en casa donde sus «supercomidas » pueden ser controladas.-

Estas costumbres terminan afectando su relación con familia, amigos, compañeros de trabajo que se alejan por sentir que ni quieren ser culpabilizados ni desean ser «evangelizados».-

La ortorexia no está aún considerada un trastorno alimentario, pero se está trabajando en mediciones de la prevalencia en diversas poblaciones.-

Investigadores italianos han desarrollado en 2005, el cuestionario ORTO-15 , con un score <40 para detectar ortorexia y >40 significando una tendencia a conductas obsesivas y fóbicas relacionadas con la comida.-

Algunas preguntas de este cuestionario :

«Estás preocupado por la comida más de 3 horas al día?»,

«Te sientes culpable cuando transgredes tus reglas de comida saludable»? .

Usando este cuestionario, otro grupo de investigadores italianos reportó una prevalencia de ortorexia del 56% con una relación mujer/hombre de 2/1, aunque usando un valor residual de 35, la prevalencia se redujo al 21%.-

La mayoría de los estudios se hicieron en poblaciones en las que se podría sospechar un incremento de ortorexia, por ejemplo en profesionales de la salud: usando ORTO-15 , la prevalencia en un grupo de médicos turcos fue del 45,5%; en un grupo de cantantes de ópera fue del 81,1% y  32% en bailarines turcos; por su parte un grupo de profesores de yoga de España puntuó el 86%.-

Usando otro cuestionario -el test de Bratman-, 12.8% de nutricionistas austríacos fueron clasificados como teniendo síntomas de ortorexia.-

Es innegable el peso que las redes sociales y el ciberespacio tienen en la viralización de videos, material gráfico, foros, páginas «de salud», transformando a la ortorexia en el primer trastorno alimentario de la era digital.

El ortoréxico transformará el momento de la comida en un ejercicio intelectual sin placer y sin libertad, comer rico se transforma en comer correcto…no necesariamente saludable. La comida se fotografía y se comparte en las redes sociales, transformando en un «consejo» lo que no es más que una compulsión.

¿Es un trastorno mental?

La ortorexia aún no está incluida en el DSM-5 que puntúa trastornos alimentarios tales como : anorexia -bulimia-trastornos por atracón y «otros trastornos inespecíficos». Algunos clínicos proponen que debiera incluirse con criterios propios y ya están postulando algunos criterios diagnósticos. Notan algunas conductas patológicas típicas como la referencia a la limpieza, sanidad, pureza del cuerpo más que a la imagen corporal o la obsesión por el peso como en la anorexia o la bulimia..-

Como Bratman explicó en 2010:

«A veces-no siempre-la ortorexia tiene síntomas similares a un trastorno obsesivo compulsivo y a veces se parece a la anorexia. Pero también es cierto que puede no parecerse a ninguno de los dos, no se trataría del típo OCD o la típica anorexia»

También hay que tener en cuenta que las personas se mueven entre «etiquetas» y generalmente estas no sirven para diseñar soluciones terapéuticas por lo que es importante rescatar la subjetividad y la historia de cada sujeto. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Qué sentido tiene esa conducta en su guión personal?

Quizás sería importante transmitir que no hay que confiar en todos los devotos consumidores de jugos y repollos, incluyendo los profesionales de la salud o las celebridades, si sus consejos no están basados en evidencias científicas.-

No hagas de la comida lo más importante de tu vida, quizás entre comer en soledad tu ensalada de algas o compartir una pizza con amigos, sea mucho mejor lo segundo.-

¿Y tú como puntúas?

TEST DE BRATMAN

  • ¿Pasa más de tres horas al día pensando en su dieta?
  • ¿Planea sus comidas con varios días de antelación?
  • ¿Considera que el valor nutritivo de una comida es más importante que el placer que le aporta?
  • ¿Ha disminuido su calidad de vida a medida que aumentaba la calidad de su dieta?
  • ¿Se ha vuelto más estricto consigo mismo en este tiempo?
  • ¿Ha mejorado su autoestima alimentándose de forma sana?
  • ¿Ha renunciado a comer alimentos que le gustaban para comer alimentos “buenos”?
  • ¿Su dieta supone un problema a la hora de comer fuera, y esto le distancia de su familia y amigos?
  • ¿Se siente culpable cuando se salta su régimen?
  • ¿Se siente en paz consigo mismo y cree que todo está bajo control cuando come de forma sana?

Cuatro o cinco respuestas afirmativas confirman que hay cierto grado de obsesión y conviene relajarse al respecto. Si todas las respuestas son afirmativas nos encontramos ante un claro caso de ortorexia.

Fuente:

http://theconversation.com/orthorexia-nervosa-when-righteous-eating-becomes-an-obsession-36484

Ortorexia. Diagnóstico de la enfermedad. Test de Bratman

https://www.alanrevista.org/ediciones/2015/suplemento-1/art-216/

Traducción y edición : Raquel Ferrari

 

 

ORTOREXIA: Cuando comer se transforma en una obsesión

 

La ortorexia nerviosa – el trastorno alimentario ligado a la comida saludable- toma su nombre del griego «orto»: derecho, correcto.

El Dr Steven Bratman Phd, acuñó el término «orthorexia nervosa» en 1997, después de su experiencia en un distrito de Nueva York; ahí desarrolló una obsesión patológica por comer comida «sana».

«Solo podía pensar en lo que comía. Pero, a pesar de ser consciente de mi obsesión por las raíces y los vegetales me resultaba terrorífico librarme. Había sido seducido por la «comida correcta».

La descripción de Bratman describe los cambios en los hábitos alimantarios que atraviesan miles de personas como resultado de  la difusión de consejos dietarios que prometen salud restringiendo grupos enteros de alimentos sin una razón médica o una explicación científicamente válida.-

 

Es interesante observar que no solo se trata del típico «vegano»  que no come gluten, ni huevos, ni lácteos ni carnes y que podemos encontrar reunido con otros miembros de la «tribu» a la salida de una clase de yoga, hablando de las virtudes de la limpieza colónica e intercambiando recetas de pizza de tofú, sino que -a la vuelta de la esquina-  un grupo de amantes de la  dieta «paleo», defensores de volver a comer como el hombre de las cavernas, se exigen en una clase de CrossFit seguida de unos cuantos bifes de ternera; otra vez, los «paleo» no comerán gluten o granos o lácteos u otras «toxinas».-

¿Qué tan frecuente es la Ortorexia?

La línea que separa una alimentación «normal» y saludable de la ortorexia nerviosa, suele ser borrosa, pero una forma de definir esta condición refiere al hecho de que el comer «saludablemente» causa estrés y trae consecuencias negativas en la propia vida.-

Pueden sentirse consternados por haber comido un pedazo de pan, o sufrir ansiedad por no poder acceder a algunos de los alimentos que consumen o comer solo en casa donde sus «supercomidas » pueden ser controladas.-

Estas costumbres terminan afectando su relación con familia, amigos, compañeros de trabajo que se alejan por sentir que ni quieren ser culpabilizados ni desean ser «evangelizados».-

La ortorexia no está aún considerada un trastorno alimentario, pero se está trabajando en mediciones de la prevalencia en diversas poblaciones.-

Investigadores italianos han desarrollado en 2005, el cuestionario ORTO-15 , con un score <40 para detectar ortorexia y >40 significando una tendencia a conductas obsesivas y fóbicas relacionadas con la comida.-

Algunas preguntas de este cuestionario :

«Estás preocupado por la comida más de 3 horas al día?»,

«Te sientes culpable cuando transgredes tus reglas de comida saludable»? .

Usando este cuestionario, otro grupo de investigadores italianos reportó una prevalencia de ortorexia del 56% con una relación mujer/hombre de 2/1, aunque usando un valor residual de 35, la prevalencia se redujo al 21%.-

La mayoría de los estudios se hicieron en poblaciones en las que se podría sospechar un incremento de ortorexia, por ejemplo en profesionales de la salud: usando ORTO-15 , la prevalencia en un grupo de médicos turcos fue del 45,5%; en un grupo de cantantes de ópera fue del 81,1% y  32% en bailarines turcos; por su parte un grupo de profesores de yoga de España puntuó el 86%.-

Usando otro cuestionario -el test de Bratman-, 12.8% de nutricionistas austríacos fueron clasificados como teniendo síntomas de ortorexia.-

Es innegable el peso que las redes sociales y el ciberespacio tienen en la viralización de videos, material gráfico, foros, páginas «de salud», transformando a la ortorexia en el primer trastorno alimentario de la era digital.

El ortoréxico transformará el momento de la comida en un ejercicio intelectual sin placer y sin libertad, comer rico se transforma en comer correcto…no necesariamente saludable. La comida se fotografía y se comparte en las redes sociales, transformando en un «consejo» lo que no es más que una compulsión.

¿Es un trastorno mental?

La ortorexia aún no está incluida en el DSM-5 que puntúa trastornos alimentarios tales como : anorexia -bulimia-trastornos por atracón y «otros trastornos inespecíficos». Algunos clínicos proponen que debiera incluirse con criterios propios y ya están postulando algunos criterios diagnósticos. Notan algunas conductas patológicas típicas como la referencia a la limpieza, sanidad, pureza del cuerpo más que a la imagen corporal o la obsesión por el peso como en la anorexia o la bulimia..-

Como Bratman explicó en 2010:

«A veces-no siempre-la ortorexia tiene síntomas similares a un trastorno obsesivo compulsivo y a veces se parece a la anorexia. Pero también es cierto que puede no parecerse a ninguno de los dos, no se trataría del típo OCD o la típica anorexia»

También hay que tener en cuenta que las personas se mueven entre «etiquetas» y generalmente estas no sirven para diseñar soluciones terapéuticas por lo que es importante rescatar la subjetividad y la historia de cada sujeto. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Qué sentido tiene esa conducta en su guión personal?

Quizás sería importante transmitir que no hay que confiar en todos los devotos consumidores de jugos y repollos, incluyendo los profesionales de la salud o las celebridades, si sus consejos no están basados en evidencias científicas.-

No hagas de la comida lo más importante de tu vida, quizás entre comer en soledad tu ensalada de algas o compartir una pizza con amigos, sea mucho mejor lo segundo.-

¿Y tú como puntúas?

TEST DE BRATMAN

  • ¿Pasa más de tres horas al día pensando en su dieta?
  • ¿Planea sus comidas con varios días de antelación?
  • ¿Considera que el valor nutritivo de una comida es más importante que el placer que le aporta?
  • ¿Ha disminuido su calidad de vida a medida que aumentaba la calidad de su dieta?
  • ¿Se ha vuelto más estricto consigo mismo en este tiempo?
  • ¿Ha mejorado su autoestima alimentándose de forma sana?
  • ¿Ha renunciado a comer alimentos que le gustaban para comer alimentos “buenos”?
  • ¿Su dieta supone un problema a la hora de comer fuera, y esto le distancia de su familia y amigos?
  • ¿Se siente culpable cuando se salta su régimen?
  • ¿Se siente en paz consigo mismo y cree que todo está bajo control cuando come de forma sana?

Cuatro o cinco respuestas afirmativas confirman que hay cierto grado de obsesión y conviene relajarse al respecto. Si todas las respuestas son afirmativas nos encontramos ante un claro caso de ortorexia.

Fuente:

http://theconversation.com/orthorexia-nervosa-when-righteous-eating-becomes-an-obsession-36484

http://comeconsalud.com/alimentacion-nutricion/ortorexia-diagnostico-test-bratman/

https://www.alanrevista.org/ediciones/2015/suplemento-1/art-216/

Traducción y edición : Raquel Ferrari

 

 

DSM V : ¿Somos todos enfermos mentales?

El libro que clasifica las patologías psiquiátricas es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). La última versión de este atlas se publicó en 2013 envuelto en una fuerte polémica.
Ahora, Allen Frances (EE UU, 1942), coordinador de la anterior edición, ha levantado la voz contra los excesos diagnósticos de la psiquiatría moderna y la sobremedicación.
Además, denuncia que la psiquiatría debería ayudar al paciente ahora, en lugar de depositar sus esperanzas en los logros futuros de la neurociencia y la genética.Antes de publicar su libro ¿Somos todos enfermos mentales?escribió en su blog Saving normal varios artículos contra la nueva edición del manual de los trastornos mentales DSM-5, considerado la ‘biblia’ de la psiquiatría. ¿Por qué consideró que debía protestar?»Nunca imaginé que iba a escribir un libro. Tampoco imaginé que iba a escribir un blog. Me había jubilado y me dedicaba a disfrutar de mis nietos y la playa. Pero en una fiesta con amigos que estaban trabajando en el DSM-5, me di cuenta de que estaban muy entusiasmados con ideas bastante peligrosas si se aplican a decenas de millones de personas.»

¿Qué le desconcertó?

Iban a introducir la pena como un síntoma de la depresión. Mis olvidos propios de la vejez se convertirían en demencia, los berrinches de mis nietos en trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo y comer demasiado en trastorno por atracón.

Mis colegas no eran conscientes de las consecuencias no deseadas del nuevo manual. Estaban tan preocupados porque la psiquiatría no dejara a ningún paciente fuera de sus límites, que no prestaban atención a un problema mayor: muchas personas serían mal diagnosticadas.

Recibirían medicamentos innecesarios y un estigma que reduciría las expectativas y la confianza en sí mismas. No me gusta protagonizar controversias, pero sentí que denunciarlo era mi trabajo.

Pues ha liderado la polémica. Thomas Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, también se desmarcó del nuevo DSM alegando que “los pacientes con una enfermedad mental merecen algo mejor”.

Tom Insel es riguroso cuando dice que los avances en biología no son suficientes para hacer diagnósticos, tal y como todos esperaban. Ahora sabemos más sobre esquizofrenia que hace 25 años, pero desconocemos qué función tienen los 108 genes recientemente descritos que están implicados en este trastorno. Quizás sea más útil estudiar uno de sus síntomas, como las alucinaciones. Hazte preguntas sencillas y encontrarás respuestas mejores.

En el libro acusa al nuevo DSM de “no hacerse las preguntas realmente importantes”. Deme un ejemplo concreto.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es el ejemplo más claro. Antes había un 3% de población afectada. La previsión del DSM-IV, cuidadosamente elaborada, preveía cambios que provocarían un incremento de tan solo el 15% pero ahora un 30% de nuestros estudiantes universitarios y el 10% de nuestros alumnos toman medicación para el TDAH. Si yo hubiese escrito el DSM-5 me habría preguntado si tal incremento tiene sentido. La gente no cambia, la naturaleza humana es la misma. Lo que varía son las etiquetas. El manual debería advertir sobre el peligro de sobrediagnosticar, pero la nueva edición amplió las definiciones para que se pueda tratar con mayor rapidez a más gente. En lugar de curar un problema, lo agrava.

¿Entona su parte de mea culpa como coordinador de la edición anterior?

Me sentí culpable por el DSM-IV. Aunque trabajamos duro para prevenir la inflación diagnóstica, no fuimos capaces de predecir tres nuevas falsas epidemias de trastornos mentales infantiles: TDAH, trastorno bipolar y autismo.No nos anticipamos al posible mal uso del manual, que escribimos cuidadosamente.

¿Los niños son las principales víctimas del nuevo DSM?

Si quieres saber qué niño tiene TDAH el mejor predictor es la fecha de nacimiento. Resulta que los niños nacidos en diciembre tienen un 70% más de probabilidades de ser diagnosticados con TDAH que sus compañeros de clase nacidos en enero, que son más mayores. Es un error, no deberíamos tildar de enfermedad la inmadurez normal de un niño. El análisis clínico debe ser más específico y muy cuidadoso, porque puede mejorar la vida de una persona y hacerla sentir comprendida. Un mal diagnóstico la condena y paraliza.

El coordinador del DSM 5, David Kupfer, comentó a Sinc que las críticas entorno al nuevo manual son “inevitables”.

Yo coordiné el DSM-IV y no hubo críticas.

¿Absolutamente ni una?

Los trabajadores sociales nos hicieron alguna crítica porque decían que la nueva edición del manual era demasiado biológica. Pero en general no hubo pegas porque no teníamos grandes ambiciones, queríamos estabilizar el sistema y restringir el crecimiento de la inflación diagnóstica. En cambio, el DSM-5 comenzó con grandes metas: identificar biomarcadores de dolencias psiquiátricas, evaluaciones dimensionales para calcular la severidad y ampliar la detección precoz. El estado actual de la ciencia no lo permite porque aún no tenemos suficientes evidencias.

¿Todavía es demasiado pronto para aplicar los hallazgos de la neurociencia a la psiquiatría actual?

Se invierte demasiado dinero en la investigación biológica y no lo suficiente en la psicólogica y social. Lo único que hemos aprendido en 30 años es que podemos descubrir muchas cosas sobre el funcionamiento del cerebro, pero traducirlo para mejorar la práctica clínica es muy difícil. A día de hoy no creo que ningún paciente que se haya beneficiado de los avances en neurociencia. No hay nada más excitante que los descubrimientos en neurobiología y genética, pero aún no han ayudado a ningún paciente. Necesitamos ayudar a la gente ahora, en vez de prestar tanta atención a las promesas de un futuro lejano.

¿Qué le parecen los 100 millones de dólares del presupuesto 2014 que ha destinado Obama al proyecto BRAIN para cartografiar el cerebro humano?

Cualquier proyecto que intente entender cómo funciona nuestro cerebro es muy valioso, pero no debería promocionarse a bombo y platillo. La tecnología y las promesas del futuro no tendrían que despistarnos. El 5% de la población sufre un trastorno mental grave, con síntomas incapacitantes que afectan a todos los aspectos de la vida y persisten en el tiempo. Lo terrible es que, mientras estas personas no están recibiendo un tratamiento suficiente, hay mucha gente sobremedicada. Las estadísticas dicen que una cuarta parte de la población tiene una enfermedad mental, pero la cifra me parece exagerada. España es un buen ejemplo.

¿En España también hay sobremedicación?

Tenéis una tasa de desempleo del 25%, los jóvenes que se gradúan en la universidad no saben si tendrán trabajo, los jubilados sufren por sus pensiones… Es normal que estas personas se angustien y estén tristes. Es una reacción normal de la condición humana.

Y esto no lo arregla una pastilla.

Los españoles estarías mejor si durmieseis un poco más e hicierais más ejercicio [sonríe]. ¡Aquí la gente no duerme!

También bebemos mucho.

Quizás también deberíais beber menos. Hay que proteger a la gente de tomar una pastilla para cada problema. La solución de muchos conflictos dependen más de la resiliencia humana, del apoyo de la familia, del tiempo, de la psicoterapia… Todo esto puede ser mucho más útil para vuestros problemas que tomaros una pastilla. Y la actividad física. Y las horas de sueño. Y, sí, tal vez beber menos [ríe a carcajadas].

Fuente: http://www.argenpress.info/2014/09/allen-frances-autor-de-somos-todos.html

Núria Jar es periodista especializada en ciencia y tecnología. Colaboradora de SINC.

DSM-5 : Fuego cruzado

«No hay evidencia científica de que los diagnósticos psiquiátricos como «esquizofrenia» o «trastorno bipolar» sean válidos y útiles» acuerdan los órganos de gobierno representativos de la Psicología Clínica en el Reino Unido.

En un movimiento revolucionario que ha dado pie a una furiosa respuesta de los psiquiatras, La división de psicología clínica(DCP) de la  British Psychological Society ha declarado que en tanto no existen evidencias que lo sostengan, es tiempo de un «cambio de paradigma» en relación a la forma en que la cuestión de la salud mental es entendida.

El documento plantea dudas acerca del modelo biomédico predominante en psiquiatría- la idea de que la gente sufre enfermedades mentales que deben ser tratadas por médicos con psicofármacos-. La DCP ha declarado que su decisión de manifestarse refleja la preocupación acerca del desarrollo, el impacto personal y los supuestos básicos de los sistemas de diagnóstico usados por la psiquiatría.

La Dra. Lucy Johnstone, psicóloga clínica, que participó  en la redacción del documento de la DCP, sostiene que es poco útil ver a la enfermedad mental solo como «enfermedad de causa biológica». «Por el contrario, hay una aplastante evidencia de que las crisis en el ámbito de la salud mental personal son el resultado de una compleja mezcla de circunstancias psicológicas y sociales – duelos, pérdidas, pobreza, discriminación, traumas y abusos»-dice Johnstone.

El desafiante manifiesto de la DCP  se ha pautado para ser lanzado justo antes que el DSM5, la 5º edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado por la American Psychiatric Association

El manual ha sido atacado por expandir el rango de síntomas considerados «desórdenes mentales». Por ejemplo: la 5º edición del manual, la primera en dos décadas, clasificará las manifestaciones de pena, las rabietas y la preocupación por la salud física como síntomas de un trastorno depresivo mayor, un trastorno disruptivo de la personalidad o un trastorno sómatico, respectivamente.

Por otra parte, algunas de las omisiones del Manual son tan controversiales como las inclusiones. El término » Síndrome de Asperger» no aparece en el nuevo manual y en su lugar los síntomas se agruparan en un nuevo «trastorno del espectro autista».

El DSM es usado en muchos países de diversas formas. El Reino Unido usa un manual alternativo, el International Classification of diseases (ICD) publicado por La Organización Mundial de la Salud, pero el DSM es todavía muy influyente (y controvertido).

El escritor y psicólogo Oliver James, aplaudió la decisión de la DCP de declarase en contra de la psiquiatrización de la salud mental y remarcó la necesidad de abandonar el modelo biomédico de los trastornos mnetales para avanzar hacia un modelo que tome en cuenta los factores sociales y personales. » Necesitamos cambios radicales en la forma en que la sociedad se organiza para dar a los padres la mejor alternativa de entender y satisfacer las necesidades de sus hijos y de prevención de dificultades en la vida adulta».

Pero el Profesor Simon Wessely miembro de Royal College of Psychiatrist y catedrático de Psicología Médica en el King´s  College de London, ha dicho que es un error creer que la psiquiatría solo se preocupa de las causas biológicas de las enfermedades mentales y defendió la necesidad de crear sistemas de clasificación en psiquiatría. «Un sistema de clasificación es como un mapa»-explicó Wessely- «y como cualquier mapa es provisorio y dispuesto a ser cambiado cuando cambie el panorama».-

Fuente: http://www.guardian.co.uk/society/2013/may/12/psychiatrists-under-fire-mental-health

 

 

El mundo según el DSM V

Está a punto de publicarse (2013) una nueva versión del DSM , en este caso la V (5º). Norman Sartorius afirma que “una clasificación es la forma en que una ciencia determinada percibe el mundo en un momento determinado”, eso nunca zanja el debate de qué debe ser incluido y que no.

El DSM enumera todos los trastornos psiquiátricos, describe sus síntomas, establece parámetros para el diagnóstico y efectúa el diagnóstico diferencial.  Si un conjunto de síntomas está en el DSM, quiere decir que es una «enfermedad  mental».. …. es producido por la Asociación Americana de Psiquiatría y es muy influyente en todo el mundo.»Una vez que el tema ha sido incluido y descrito tiene oportunidad de ser tratado y es posible investigar» explica David Cottrell profesor de psiquiatría infantil de la Universidad de Leeds.

El kid de la cuestión en cada nueva versión del DSM es qué se agrega y qué no.

Y, desde luego,  la elección no es ingenua en tanto determina las líneas de inversión en investigación psiquiátrica y da carta blanca al desarrollo de nuevos fármacos susceptibles de ser de utilidad .

Hay tres versiones del DSM desde su aparición en 1952 y en cada edición se amplía , el DSM IV es siete veces mayor que el original. ¿Han avanzado tanto las técnicas de diagnóstico?, ¿Qué es salud mental y qué no después de cincuenta años?

Desde la revista Psychiatric Times  Allen Frances y Spitzer, por un lado y los responsables de la APA, por otro intercambian criticas; estos últimos han reprochado a los críticos que ponen palos en la rueda por intereses puramente económicos: seguir cobrando los derechos de autor por el DSM IV.-

Frances  centra la criticas  en los intereses de la industria farmacéutica en incluir trastornos sub – umbral en la clasificación y así aumentar las tasas de prescripción. Defiende  que, aunque el conocimiento neurocientífico de las enfermedades mentales ha aumentado notablemente, todavía no conocemos la fisiopatología de ninguna enfermedad mental,  no disponemos de ninguna prueba bioquímica, genética, de neuroimagen, o neurofisiológica, que nos permita diagnosticar una enfermedad mental.

Por lo tanto, la clínica sigue siendo la que determina  el diagnóstico.

Las críticas al modelo de psiquiatrización y medicalización llueven desde todos los sectores preocupados por la desaparición de la delgada línea que separa la excentricidad de la enfermedad,  la afectividad sana de la patológica.

En esta última revisión , un grupo de trabajo va a decidir si la tristeza, el desorden o  la timidez deben ser incluidos.  Pero lo que está causando mayor polémica es la propuesta de incorporar «síndromes de riesgo» que actuarían como señales de alarma y que llevarían a prescribir farmacos «preventivos». Asimismo se reducen los umbrales para muchos de los desordenes existente:  el «síndrome de riesgo de psicosis» tiene ya un 70% de falsos positivos dispuestos a ser medicados «por las dudas».

Y luego tenemos la medicalización del duelo normal, el aumento de los trastornos del espectro autista, la desaparición del eje multiaxial que permitía definir un escenario social o familiar.

Surgen el»trastorno mixto de ansiedad depresiva»,  el «trastorno cognitivo menor» que involucra las ineficiencias normales temporarias a partir de los 50 ,  el «desorden explosivo intermitente»  que  convierte al adolescente problemático de toda la vida,( el que ha elegido una identidad negativa en términos de Erikson) en alguien sin control de los impulsos sin aclarar que es un síntoma de un problema mayor y no un problema en sí mismo;  surge así un mercado para las terapias decididas a acabar con la «ira» ese enemigo de mil rostros (sic).

Otra característica de esta nueva clasificación es su baja sensibilidad al posible mal uso dentro del ámbito forense. Así cuestiones como las planteadas en la película «El intercambio» estarían a la vuelta de la esquina, recordemos que se trata de un caso real: la psiquiatrización del poder que había sido controlada décadas atrás vuelve con virulencia.

Los miembros del grupo de trabajo no tienen previsto  blindar la clasificación para impedir su uso abusivo por parte de abogados, como ya sucede con el «SAP»(Síndrome de alienación parental).

David Healy, del Dpto de psiquiatría de la Universidad de Gales,  alerta sobre el riesgo de etiquetar  a miles de niños y adolescentes que serán medicados sin éxito y que cargaran con el estigma de una «enfermedad mental» el resto de su vida. Healy ha alertado también sobre el ocultamiento de las evidencias de efectos  secundarios de antidepresivos, antipsicóticos atípicos y ansiolíticos por parte de las compañías farmacéuticas.

Ya sabemos lo que hay, pero no se trata solo de denunciarlo.

Se trata de entender las razones que justifican este reduccionismo rabioso, se trata de contextualizar, no solo valorando las cuestiones económicas, sino también buscando entender que clase de seres humanos, familias, grupos se han gestado en los últimos 20 años de violencia simbólica, de borramiento de la subjetividad, de presunta muerte del conflicto como motor de la historia individual. Se impone el electroencefalografo plano: «sea feliz ó lo ingresamos».

Es bueno investigar, es bueno que las neurociencias encuentren puntas de ovillo para explicar, comprender y aprender más sobre el funcionamiento del cerebro, es bueno que la farmacología avance , lo que no es bueno es que se detecten en el Reino Unido que 1800 pacientes ancianos demenciados mueren cada año como resultado de ser  recetados con fármacos antipsicóticos o que la Ritalina deje secuelas en el crecimiento y casi ninguna mejoría a los niños prematuramente diagnosticado como TDAH.

No es bueno que no haya tratamiento posible que no agreda y denigre.

¿Que podemos hacer?

Como profesionales de la salud mental, educar y difundir sobre la normalidad y la patología, incidir en la medida de lo posible para que la psicoterapia y la psicología clínica recupere su lugar y la psiquiatría vuelva  al suyo. Implicar  a los medios de comunicación para que hagan un uso responsable de la información de divulgación y recuperar valores que nos hagan más humanos.

Esto es un problema de todos. La buena ciencia es la única ciencia posible:

«Teoría es cuando se sabe todo y nada funciona, practica es cuando todo funciona y nadie sabe por qué»

Fuente:

http://psiquiatrianet.wordpress.com/2010/04/19/criticas-al-dsm-v/