Abuso emocional : tips para reconocerlo

El abuso emocional es una categoría resbaladiza. A diferencia del abuso físico, las personas que lo padecen pueden no darse cuenta de lo que está sucediendo.

Incluso es probable que sea más dañino que la violencia física porque puede destrozar nuestra imagen y lo que pensamos de nosotros mismos.  Todo aquello que estamos destinados a ser se desvanece al permitir a alguien que nos defina.

El abuso emocional puede darse entre padres e hijos, esposos, familiares, hacia los ancianos, entre amigos o en cualquier relación en la que haya un desequilibrio de poder. El abusador proyecta sus palabras, actitudes y acciones en su desprevenida víctima como una continuidad de heridas narcisistas propias que no ha podido resolver.

Suele mostrarse encantadores, responsables, atentos;  siempre evade el diálogo y al ser cuestionado por su actitud responde que lo que realmente es dañino son las críticas hacia su persona. Cuando la pareja se rehusa a conversar, o evita hablar de diversos asuntos, es una manera de manipulación.El abusador utiliza comparaciones constantes con anteriores parejas u otras personas para hacer sentir a su pareja inferior o insuficiente.

Hazte las siguientes preguntas para descubrir si estás siendo abusado o eres una abusador emocional:

1) Humillaciones, degradación, juicios, críticas

  • Alguien se burla de tí en público?
  • Alguien usa el sarcasmo como una forma de degradarte?
  • Cuando te quejas, esta persona contesta «era una broma!» o «eres demasiado susceptible»?
  • Te dicen con frecuencia que tus opiniones o sentimientos no son correctos?
  • Alguien  ridiculiza o  ignora regularmente tus opiniones, sugerencias o sentimientos?

2) Dominación, control & vergüenza

  • Sientes que esta persona te trata como a un chico?
  • ¿Te corrigen o castigan porque tu conducta es «inapropiada»?
  • ¿Sientes que debes «pedir permiso antes de ir a alguna parte o antes de tomar pequeñas decisiones?
  • ¿Controlan tus gastos?
  • ¿Te tratan como si fueras inferior?
  • ¿Te hace sentir que está siempre haciendo lo correcto?
  • ¿Te recuerdan todo el tiempo tus defectos?
  • ¿Menosprecian tus logros, tus aspiraciones o tus planes o incluso quién eres?

3) Acusaciones, demandas irracionales, negación de los propios errores

  • ¿Te acusan de algo que solo está en su cabeza cuando sabes que no es cierto?
  • ¿Es esa persona incapaz de reírse de sí mismo?
  • ¿Son extremadamente sensibles si se burlan de ellos?
  • ¿Les cuesta pedir perdón?
  • ¿Piden excusas por su conducta o tienden a culpa a otros o las circunstancias por sus errores?
  • ¿Te llaman con apodos o etiquetas?
  • ¿Tienen problemas con los limites y el respeto?

4) Distancia emocional, silencios, aislamiento, abandono

  • ¿Retacea su cariño o afecto?
  • ¿Cubre las necesidades básicas o usa el abandono como castigo?
  • ¿Juega el papel de víctima para culparte, en lugar de asumir sus responsabilidades?
  • ¿Se da cuenta de cómo te sientes?
  • ¿Muestra empatia o interés por tus cosas?

5) Co dependencia

  • ¿Alguien te trata como si fueras una prolongación de su persona?
  • ¿Comparte información personal sin tu autorización?
  • ¿No toma en cuenta tu opinión y hace lo que cree que es mejor para ti?
  • ¿Requiere contacto continuo?¿Carece de una red de apoyo personal por afuera de ustedes dos?

 

Si este tipo de cosas sucede con frecuencia y el abandono, la negligencia, el control del dinero o el uso indiscriminado de tus fondos,  los celos, la infidelidad, la devaluación, el rechazo o las comparaciones destructivas son parte del escenario habitual, puede que estés dentro de una relación violenta.

El abuso psicológico o emocional es una forma de control y dominación que busca aislar y menoscabar la autoestima del otro a través del ejercicio de un poder que deteriora, confunde y paraliza.


A veces, se trata de conductas no verbales, miradas de desprecio, gestos insultantes, silencios; es un tipo de violencia»invisible» porque no se detecta desde afuera y la propia víctima se acostumbra a ese estado de minusvalía emocional.

Es un tipo de violencia que afecta la salud física y psíquica, predispone a estado de ansiedad, depresión, conductas compulsivas o trastornos alimentarios.

El perfil del maltratador emocional suele ser:

1) Alguien con rasgos psicopáticos, paranoides u obsesivos

2) Alguien con tendencia a fabular, insatisfecho con su propio proyecto, con sentimientos de inadecuación

3) Alguien con trastornos del humor, siempre malhumorado, con respuestas violentas que atribuye a problemas familiares, económicos o laborales

4) Alguien que abandona sexual y físicamente al otro, que no acompaña ni quiere ser acompañado

5) Alguien autoritario, egocéntrico y egoísta, miedoso, simulador

6) Alguien que ha sufrido abusos en su infancia

El perfil de la víctima suele ser:

Alguien sometido, servicial, con baja autoestima, inseguro, dependiente, que termina creyendo que todo sobre sí esta mal pero no alcanza a ver por qué.

Para salir de ese círculo vicioso es necesario reconocer los signos de violencia, asumir la responsabilidad por la propia vida, dejar de lado los roles de «redención» – nadie cambia porque sí-, valorar el propio proyecto vital y la responsabilidad por el crecimiento de los hijos que se merecen un modelo de relación más saludable.

EL MALTRATO DE CUALQUIER TIPO NUNCA ES UNA FORMA DE AMOR

 

Fuente: http://psychcentral.com/blog/archives/2013/02/20/signs-of-emotional-abuse/

Violencia masculina en la pareja

La construcción de la identidad masculina.-

Badinter (1993) señala que el hombre ha de hacerse. La identidad masculina se construye por oposición diferenciándose de la femenina, desde éste punto de vista podemos entender la masculinidad como una reacción, más que como un resultado de identificaciones.-

En este punto cabe diferenciar conceptos:

identidad de género: constructo teórico que permite comprender los rasgos y funciones psicológicas y socioculturales que se atribuyen a cada sexo (y son por lo tanto modificables) y la  identificación con los valores y los atributos culturales adjudicados en un contexto histórico-geográfico determinado a la masculinidad o a la feminidad.-.-

identidad sexual: identificación del sí-mismo como perteneciente al sexo masculino o femenino, anatómica, morfológica y fisiológicamente.-

De acuerdo a un enfoque ecológico la construcción de la identidad masculina es un complejo formado por valores que determinan el estereotipo de género masculino y los lugares relativos del varón y la mujer en la sociedad.

Los mandatos culturales comportan prescripciones y prohibiciones, la más fuerte de ellas es «no parecerse a una mujer». Desde el microsistema hablamos de la importancia del afecto paterno: el padre lejano, ausente, faltante, implica para el hijo varón el único modelo para diferenciarse de lo femenino materno. Un padre de estas características incorpora la distancia corporal, la inexpresividad, la ausencia de sentimientos tiernos como atributos que tienden a incrementar la sensación de pertenencia a la género masculino.-

Desde 1986 existe en algunos países actividades grupales masculinas tendientes a recuperar sus aspectos «femeninos» , en casi todos los casos existe una presión social que les exige una vuelta a la imágen estereotipada del varón tradicional.-

Masculinidad y violencia.-

Históricamente, los estudios acerca del género femenino precedieron a los que se ocupan de la condición masculina. Del mismo modo, los trabajos sobre violencia familiar se ocuparon en primera instancia del problema de las mujeres maltratadas. Posteriormente se vio la necesidad de enfocar la problemática correlativa: los hombres golpeadores.-

Cuando hablamos de hombres golpeadores nos referimos a todos aquellos que ejercen algún tipo de abuso (físico, emocional, o sexual) .

James Ptacek,  (1984) en su revisión de la literatura clínica sobre hombres maltratadores consideró que existen algunas tendencias de interpretación preocupantes:

1) Insuficiente análisis de las perspectivas de género

2) Tendencia a culpabilizar a la víctima

3) Psicopatologización

Una de las definiciones más extendidas ve a los  hombres golpeadores como dueños de  una personalidad «sádica» o bien «pasivo-agresiva», que presentan características paranoides o personalidad borderline, en definitiva características pasibles de ser encuadradas dentro de la psicopatología.-

El mayor peligro de asociar la conducta violenta a características psicopatológicas o adicciones o trastornos de personalidad, consiste en que le quita responsabilidad sobre el hecho .-

También se ha intentado explicar la conducta violenta con un modelo basado en elementos de tipo biológico o hereditario: Ej. mayor predisposición biológica del hombre a la violencia.- Un tercer tipo de explicaciones proviene de la sociología y aplica la violencia conyugal al resultado de una sociedad patriarcal en que se acepta la dominación del hombre sobre la mujer.-

Cada uno de estos enfoques es parcial e insuficiente y no agota el tema, la violencia de género es una entidad en sí misma, una estructura con reglas propias y no un síntoma de un problema psicopatológico individual. Los hombres que ejercen violencia física en sus relaciones de pareja suelen ser una caricatura de cómo «debe» comportarse un varón. Siempre debajo de una capa de racionalidad encontramos un sistema de creencias apoyado en el sexismo.-

Otra de las características es la dificultad en la expresión de sentimientos y la prohibición tácita de expresarlos, porque ésto es considerado un síntoma de debilidad y el hombre «debe» ser fuerte.-Esta especie de discapacidad comunicacional está relacionada con la inhabilidad para resolver conflictos de otra manera que no sea la violenta.

La violencia proporciona una forma temporaria de poder.-Las investigaciones de Dutton (1988)concluyen que estos hombres interpretan las situaciones como amenazas aún sin evidencias suficientes (ello apoyado en una baja autoestima).-

Otra característica casi siempre presente es el aislamiento emocional. Se trata de un tipo de aislamiento social vinculado a lo afectivo; algunos hombres relatan que tienen muchos amigos, se relacionan con muchas personas pero en la esfera privada no son capaces de armar relaciones de cercanía.-

Asociado a ésto encontramos muchas veces indicios de un imagen de sí mismo muy desvalorizada : en el mundo público no se atreven a decir lo que piensan o quieren, en el ámbito privado suelen justificase con frases como «ella me provoca» «yo no sé lo que hago en esos momentos» etc..las racionalizaciones son válidas para su pareja pero no en otras situaciones donde sí parece que pueden controlarse. Es por eso que se hace tan difícil el trabajo terapéutico: no sienten responsabilidad por sus actos, por lo tanto tampoco pueden pedir ayuda para resolver éstos problemas, porque no los perciben como propios. Buscan la responsabilidad afuera: en la mujer, la familia, la situación del país, los hijos, los problemas económicos, etc…

Estos hombres han incorporado un modelo de estructura jerárquica como modo de resolución de conflictos interpersonales, un modelo presente en su propia historia de vida. Eran los que ocupaban el lugar inferior en la escala jerárquica de la pirámide de poder intra familiar. Es muy frecuente que hayan sido víctimas de violencia en distintas formas o testigos de interacciones violentas .-

Resumiendo:

El comportamiento intra familiar violento es una conducta aprendida y relacionada con experiencias vividas en la infancia y adolescencia. Los agresores no son enfermos mentales sino personas con trastornos de carácter, bajo nivel de inteligencia emocional y baja capacidad de resolución de conflictos; todo en el marco de una ideología sexista.

Suelen presentar dificultades severas para seguir un tratamiento, no internalizan el problema como propio, tienen una gran dependencia emocional hacia la mujer y por eso no soportan el abandono porque no soportan estar solos. La restricción emocional de estos hombres se manifiesta en el lenguaje verbal y el lenguaje conductual : Ej rostro rígido hasta ser inexpresivo, rigidez corporal, discursos muy racionales, asociación del hecho de ser observado con el de ser acusado, se ubican en un lugar pasivo, etc…

Aunque gran parte de los hombres violentos han padecido maltrato en su familia de origen como víctimas o testigos de relaciones abusivas, ésto NO justifica su accionar violento actual. Son momentos evolutivos diferentes, su historia no debiera servir para exculparlos sino para ayudarle a entender que aspectos de su subjetividad están dañados.-

Para saber más:

Bernard Ch & Schiafer j (1990) : Dejad a los hombres en paz. Barcelona, Paidós, 1993

Piaget, J: Personas dominantes, Buenos Aires, Bergara (1993)

Corsi, Jorge: Violencia masculina en la pareja, Buenos Aires, Paidós (1995)

Dutton Donald G. : El golpeador: un perfil psicológico. Buenos Aires , Paidós (1997)

Violencia masculina en la pareja

La construcción de la identidad masculina.-

Badinter (1993) señala que el hombre ha de hacerse. La identidad masculina se construye por oposición diferenciándose de la femenina, desde éste punto de vista podemos entender la masculinidad como una reacción, más que como un resultado de identificaciones.-

En este punto cabe diferenciar conceptos:

identidad de género: constructo teórico que permite comprender los rasgos y funciones psicológicas y socioculturales que se atribuyen a cada sexo (y son por lo tanto modificables) y la  identificación con los valores y los atributos culturales adjudicados en un contexto histórico-geográfico determinado a la masculinidad o a la feminidad.-.-

identidad sexual: identificación del sí-mismo como perteneciente al sexo masculino o femenino, anatómica, morfológica y fisiológicamente.-

De acuerdo a un enfoque ecológico la construcción de la identidad masculina es un complejo formado por valores que determinan el estereotipo de género masculino y los lugares relativos del varón y la mujer en la sociedad.

Los mandatos culturales comportan prescripciones y prohibiciones, la más fuerte de ellas es «no parecerse a una mujer». Desde el microsistema hablamos de la importancia del afecto paterno: el padre lejano, ausente, faltante, implica para el hijo varón el único modelo para diferenciarse de lo femenino materno. Un padre de estas características incorpora la distancia corporal, la inexpresividad, la ausencia de sentimientos tiernos como atributos que tienden a incrementar la sensación de pertenencia a la género masculino.-

Desde 1986 existe en algunos países actividades grupales masculinas tendientes a recuperar sus aspectos «femeninos» , en casi todos los casos existe una presión social que les exige una vuelta a la imágen estereotipada del varón tradicional.-

Masculinidad y violencia.-

Históricamente, los estudios acerca del género femenino precedieron a los que se ocupan de la condición masculina. Del mismo modo, los trabajos sobre violencia familiar se ocuparon en primera instancia del problema de las mujeres maltratadas. Posteriormente se vio la necesidad de enfocar la problemática correlativa: los hombres golpeadores.-

Cuando hablamos de hombres golpeadores nos referimos a todos aquellos que ejercen algún tipo de abuso (físico, emocional, o sexual) .

James Ptacek,  (1984) en su revisión de la literatura clínica sobre hombres maltratadores consideró que existen algunas tendencias de interpretación preocupantes:

1) Insuficiente análisis de las perspectivas de género

2) Tendencia a culpabilizar a la víctima

3) Psicopatologización

Una de las definiciones más extendidas ve a los  hombres golpeadores como dueños de  una personalidad «sádica» o bien «pasivo-agresiva», que presentan características paranoides o personalidad borderline, en definitiva características pasibles de ser encuadradas dentro de la psicopatología.-

El mayor peligro de asociar la conducta violenta a características psicopatológicas o adicciones o trastornos de personalidad, consiste en que le quita responsabilidad sobre el hecho .-

También se ha intentado explicar la conducta violenta con un modelo basado en elementos de tipo biológico o hereditario: Ej. mayor predisposición biológica del hombre a la violencia.- Un tercer tipo de explicaciones proviene de la sociología y aplica la violencia conyugal al resultado de una sociedad patriarcal en que se acepta la dominación del hombre sobre la mujer.-

Cada uno de estos enfoques es parcial e insuficiente y no agota el tema, la violencia de género es una entidad en sí misma, una estructura con reglas propias y no un síntoma de un problema psicopatológico individual. Los hombres que ejercen violencia física en sus relaciones de pareja suelen ser una caricatura de cómo «debe» comportarse un varón. Siempre debajo de una capa de racionalidad encontramos un sistema de creencias apoyado en el sexismo.-

Otra de las características es la dificultad en la expresión de sentimientos y la prohibición tácita de expresarlos, porque ésto es considerado un síntoma de debilidad y el hombre «debe» ser fuerte.-Esta especie de discapacidad comunicacional está relacionada con la inhabilidad para resolver conflictos de otra manera que no sea la violenta.

La violencia proporciona una forma temporaria de poder.-Las investigaciones de Dutton (1988)concluyen que estos hombres interpretan las situaciones como amenazas aún sin evidencias suficientes (ello apoyado en una baja autoestima).-

Otra característica casi siempre presente es el aislamiento emocional. Se trata de un tipo de aislamiento social vinculado a lo afectivo; algunos hombres relatan que tienen muchos amigos, se relacionan con muchas personas pero en la esfera privada no son capaces de armar relaciones de cercanía.-

Asociado a ésto encontramos muchas veces indicios de un imagen de sí mismo muy desvalorizada : en el mundo público no se atreven a decir lo que piensan o quieren, en el ámbito privado suelen justificase con frases como «ella me provoca» «yo no sé lo que hago en esos momentos» etc..las racionalizaciones son válidas para su pareja pero no en otras situaciones donde sí parece que pueden controlarse. Es por eso que se hace tan difícil el trabajo terapéutico: no sienten responsabilidad por sus actos, por lo tanto tampoco pueden pedir ayuda para resolver éstos problemas, porque no los perciben como propios. Buscan la responsabilidad afuera: en la mujer, la familia, la situación del país, los hijos, los problemas económicos, etc…

 Estos hombres han incorporado un modelo de estructura jerárquica como modo de resolución de conflictos interpersonales, un modelo presente en su propia historia de vida. Eran los que ocupaban el lugar inferior en la escala jerárquica de la pirámide de poder intra familiar. Es muy frecuente que hayan sido víctimas de violencia en distintas formas o testigos de interacciones violentas .-

Resumiendo:

El comportamiento intra familiar violento es una conducta aprendida y relacionada con experiencias vividas en la infancia y adolescencia. Los agresores no son enfermos mentales sino personas con trastornos de carácter, bajo nivel de inteligencia emocional y baja capacidad de resolución de conflictos; todo en el marco de una ideología sexista.

Suelen presentar dificultades severas para seguir un tratamiento, no internalizan el problema como propio, tienen una gran dependencia emocional hacia la mujer y por eso no soportan el abandono porque no soportan estar solos. La restricción emocional de estos hombres se manifiesta en el lenguaje verbal y el lenguaje conductual : Ej rostro rígido hasta ser inexpresivo, rigidez corporal, discursos muy racionales, asociación del hecho de ser observado con el de ser acusado, se ubican en un lugar pasivo, etc…

Aunque gran parte de los hombres violentos han padecido maltrato en su familia de origen como víctimas o testigos de relaciones abusivas, ésto NO justifica su accionar violento actual. Son momentos evolutivos diferentes, su historia no debiera servir para exculparlos sino para ayudarle a entender que aspectos de su subjetividad están dañados.-

Para saber más:

Bernard Ch & Schiafer j (1990) : Dejad a los hombres en paz. Barcelona, Paidós, 1993

Piaget, J: Personas dominantes, Buenos Aires, Bergara (1993)

Corsi, Jorge: Violencia masculina en la pareja, Buenos Aires, Paidós (1995)

Dutton Donald G. : El golpeador: un perfil psicológico. Buenos Aires , Paidós (1997)

Relaciones que enferman : el caso Camille Claudel

Camille Claudel en el taller de Rodin ca 1899

Camille Claudel nace en Aisné el 8 de Diciembre de 1864, dieciséis meses después del fallecimiento de su hermano Charles Henri, ocurrido 15 días después del nacimiento. La muerte de este hijo sume a su madre en una depresión que se agrava cuando de su segundo embarazo nace “una niña”. El padre, por el contrario, se fascina con la pequeña, con su vitalidad y belleza , y deposita en ella sus sueños e ideales.

Luego nacerán Louise, dos años menor que llevará el nombre de su madre y será bien acogida por ella y Paul  dos años más tarde.

Desde pequeña  Camille desarrolla un extraordinario talento para modelar que es socavado por su madre quien considera que no se ajusta a las reglas burguesas de la época.

A los 18 años conoce a Auguste Rodin, (gracias al apoyo de su padre que hace oídos sordos a las criticas familiares) en esos momentos el escultor tiene 43 años, muchos problemas financieros y poco reconocimiento y vive con Rose, una mujer sumisa y con poca cultura; Camille se transformará en su discípula y amante en una relación que durará casi 15 años.

Su cercanía al  artista  le permite introducirse en el mundo de la escultura, aún siendo su arte creativo y personal permite  que Rodin firme alguna de sus propias obras y deja que la exhiba como acompañante joven y bella antes que como artista y colega.-.

Su relación terminará convirtiéndose en un vínculo de crecimiento y competencia personal y también de fuerte enfrentamiento de egos ante los intentos de Camille de afianzarse profesionalmente y con nombre propio.

Su ruptura con Rodin, que se niega a abandonar a Rose Beuret para casarse con ella, precipita su alejamiento de los ambientes artísticos  por haber perdido el apoyo «paternal» y social que Auguste le proporcionaba.

Sin embargo al mismo tiempo continúa con una arriesgada propuesta artística e intentando lograr una identidad personal; su primer distanciamiento de Rodin a los 26 años coincide con su período más creativo; en esa época comienza su relación con Debussy, su vida social se expande y se relaciona con gente de su edad pero aún le es imposible vivir de encargos.-

Finalmente y tras otra ruptura sentimental con Claude Debussy, también unido a otra mujer,  pasará los últimos treinta años de su vida en un hospital psiquiátrico, abandonada por su familia, incluido su hermano el poeta Paul Claudel. Su padre ha tenido siempre ambiciones desmedidas respecto a su futuro como artista y su madre ha visto en ella solo su deseo de «vivir como un hombre» y su belleza «excesiva». Las cartas que escribe desde allí clamando por su salida de ese injusto encierro son desgarradoras. Continuar leyendo «Relaciones que enferman : el caso Camille Claudel»