el lado b de la respiración asistida

La difícil recuperación post COVID-19 de aquellos conectados por largo tiempo

En 2021, María, una mujer de 65 años sana hasta ese momento, enfermó de COVID-19. Su estado se complicó y tuvo que ser internada en terapia intensiva con respiración mecánica durante un mes. Afortunadamente, se curó y pudo de a poco recuperar su vida normal.

Unos meses después, un día cualquiera y sin que pudiera asociarlo a nada en particular, comenzó a sentir que le faltaba el aire y que seguramente iba a desmayarse y casi ocurrió. Varias veces volvió a sentirse así y sin muchas ganas consultó un psicólogo por lo que -claramente- eran ataques de ansiedad y pánico. Desde ese momento hasta ahora ha cambiado sus hábitos, duerme casi sentada por miedo a que se repita esa sensación y ha desarrollado diversos mecanismos de «control», lugares a los que no va, situaciones que prefiere no vivir, siempre en la creencia de que en cualquier momento podría sucederle algo.

Tuvo que aceptar que aquella enfermera de la terapia del hospital quizás estaba en lo cierto cuando le recomendó que no solo hiciera fisioterapia como parte de su recuperación sino también iniciara un tratamiento psicológico.

El caso de María no es original, los psicoterapeutas hemos comenzado a recibir en la consulta, casos de personas que han atravesado el COVID-19 con experiencias de coma farmacológico y respiración asistida y que presentan distintos grados de estrés postraumático, ansiedad y depresión.

Y es que para aquellos que se han enfermado gravemente en la última pandemia, un ventilador mecánico significaba la diferencia entre la vida y la muerte. Aproximadamente la tercera parte no lograron superar la prueba y aquellos que sí lo hicieron se han visto expuestos a diversos grados del síndrome de cuidados post-intensivos (PICS), un conjunto de signos y síntomas físicos, pulmonares, cognitivos, psiquiátricos y psicológicos que ya se habían observado con frecuencia después de internación en unidades de cuidados intensivos (UCI) en estudios pre-pandémicos (1).

Luego del alta , casi todos los sobrevivientes de enfermedades críticas experimentaran algún grado de este síndrome. Los factores de riesgo para desarrollar PICS incluyen períodos más largos de ventilación mecánica, delirio, tratamiento con esteroides, fármacos vasoactivos (noradrenalina, adrenalina, dopamina) y sedación, entre otros.

Desde el contexto neuropsicológico, se detecta con frecuencia algún grado de déficit cognitivo, alteraciones de la atención, la concentración y la memoria así como de las funciones ejecutivas (razonamiento, toma de decisiones, planificación) y problemas de salud mental, como ansiedad, depresión o estrés postraumático.(2)

Una investigación realizada en el Hospital Universitario La Paz (3) se centró en el objetivo de determinar la prevalencia (frecuencia de aparición de casos nuevos) del síndrome post intensivo (PICS) a los 3 meses del alta hospitalaria en una cohorte de pacientes con síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2).

Se estudiaron adultos que sobrevivieron a la infección por SARS-CoV-2 y que sufrieron ventilación mecánica invasiva. Un total de 186 pacientes fueron evaluados a los tres meses del alta hospitalaria. La media de edad fue de 59 años, 126 (68%) eran pacientes varones que estuvieron una media de 14 días con respiración asistida.

Aproximadamente 3 de cada 4 pacientes (n = 139, 75%) cumplíeron los criterios de PICS. Se encontraron síntomas de trastornos cognitivos en 59 (32%) y psiquiatricos en 58 (31%) pacientes.

91 (49%) pacientes tenían debilidad muscular. 69 pacientes (37%) estaban de baja por enfermedad, mientras que 32 (17%) habían reanudado el trabajo en el momento de la evaluación.

Se encontraron trastornos cognitivos en 59 pacientes (32%) y psiquiátricos en 58 (31%) pacientes. En 47 pacientes (25%), los trastornos cognitivos fueron leves, mientras que 12 pacientes (6%) presentaron trastornos cognitivos moderados.

Los trastornos psiquiátricos predominantes fueron ansiedad, depresión y estrés postraumático.

En otro estudio similar (4) realizado en pacientes con COVID-19 ingresados en la unidad de cuidados críticos (UCI) del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, encontraron que 9 de cada 10 sobrevivientes de neumonía por SARS-CoV-2 ingresados en terapia intensiva presentaban al menos algún síntoma de PICS a las cuatro a seis semanas del alta hospitalaria.

Se detectó alteración del estado cognitivo en el 62% de los casos, ansiedad o depresión en el 27% (ocho pacientes), con predominio en las puntuaciones de ansiedad, y presentaron TEPT el 20% (seis pacientes).

Todas las personas que han pasado el COVID pueden experimentar algún grado de malestar emocional, pero la desestabilización emocional será mayor si ha habido hospitalización porque a la experiencia de estar enfermo se suman estresores   ambientales que agravan el impacto emocional . Pensemos en lo que significa estar muy enfermo y además aislado, sin la comunicación con nuestros seres queridos o ser testigos de otras muertes o sufrir la impresión de ver a otras personas, conectadas a respiradores. Ahora imaginemos que somos nosotros quienes sufrimos esa experiencia.

La sensación de «falta de aire» que refiere María no es sino la recreación de un trauma que se inscribe en su historia personal y que todavía no ha sido resuelto.

La psicoterapia tendrá que trabajar en ayudar a elaborar el miedo a la muerte, la sensación de pérdida de control del espacio y del tiempo, la vulnerabilidad extrema y sobre todo apuntar a la resiliencia como única estrategia para otorgarle un sentido a este tipo de experiencias extremas.

Sobre todo, será importante ayudar a los pacientes a transitar estas etapas sugiriendoles compartir sus vivencias no solo con familiares sino también con grupos de personas que han atravesado ese mismo camino para sentir que lo que les sucede es esperable y que solo se trata de su mente tratando de recuperar el equilibrio perdido. En éste sentido, la psicoterapia de grupo aparece como una herramienta casi imprescindible.-

En ocasiones, es importante también trabajar con el grupo familiar para que comprendan el contexto de aparición de estos síntomas y elaboren ideas preconcebidas sobre todo lo vivido.

Contar con espacios de encuentro para abordar estos aspectos, hablar de sus dudas y prejuicios, manejar los tiempos adecuados para acompañar esos estado de ansiedad o pánico de su familiar, los ayudará a transitar la recuperación de esa experiencia traumática que han compartido desde otro lugar con una base emocional más sólida para ofrecer a su ser querido el sostén, la comprensión y la ayuda que tanto necesita.

Referencias:

(1) Needham, D. M. et al. Improving long-term outcomes after discharge from intensive care unit: Report from a stakeholders’ conference. Crit. Care Med. 40(2), 502–529. https://doi.org/10.1097/CCM.0b013e318232da75 (2012).

(2) Delgado Hito, P., Romero García, M., & Heras la Calle, G. (2017). El
síndrome post-UCI. In G. Heras la Calle (Ed.), Humanizando los cuidados
intensivos. Presente y futuro centrado en las personas. (pp. 217–248).
Distribuna

(3)Nanwani-Nanwani, K., López-Pérez, L., Giménez-Esparza, C. et al. Prevalence of post-intensive care syndrome in mechanically ventilated patients with COVID-19. Sci Rep 12, 7977 (2022). https://doi.org/10.1038/s41598-022-11929-8 https://rdcu.be/dcb5Q

(4)Síndrome post cuidados intensivos en COVID-19. Estudio piloto unicéntrico.Eva Mateo Rodrígueza,, Francesc Puchades Gimenob, Aida Ezzeddine Anguloc, Juan Asensio Sampera, Cristina Saiz Ruiza, María Dolores López AlarcónaDOI: 10.1016/j.medcli.2021.11.014

El estrés no siempre es malo

El estrés en niveles intermedios o bajos es un contexto que puede facilitar conductas resilientes e incluso reducir el riesgo de trastornos mentales como la depresión o conductas antisociales .

Un estudio publicado en  Psychiatry Research (1b) encontró que niveles de estrés bajos a moderados pueden ayudar a las personas a desarrollar resiliencia y reducir el riesgo de desarrollar trastornos de salud mental como depresión o conductas antisociales. El estrés de bajo a moderado también puede ayudar a las personas a hacer frente a futuros contextos estresantes.

Pero ¿Qué significa «bajo» o «moderado»?

Si bien adjetivos como «bajo», «moderado» o «alto», son subjetivos, se considera que aunque siempre se activa la respuesta de lucha o huida, en los casos en que existe un equilibrio entre la situación estresante y la percepción de control en forma de desafío asumible o motivación hablamos de eustres, (niveles bajos o moderados de estres).

El estrés que surge de estudiar para un examen, prepararse para una reunión en el trabajo o tener que aprender algo nuevo para acceder a una oportunidad laboral, puede conducir potencialmente al crecimiento personal. Ser rechazado por un editor, por ejemplo, puede llevar a un escritor a repensar su estilo. Y ser despedido podría hacer que alguien reconsidere sus puntos fuertes y decidir si debería permanecer en ese espacio o expandirse a algo nuevo. En la misma línea podemos pensar un divorcio como devastador o como un replanteo del proyecto de vida.

Aunque es cierto que la línea entre la cantidad correcta de estrés y demasiado estrés es delgada, el estrés, en la medida «correcta» puede actuar como «vacuna» contra el efecto de futuras adversidades. Genera memoria y también «anticuerpos» emocionales.

En el estudio señalado, los investigadores se basaron en datos del Proyecto «Conectoma Humano» (Human Connectome Project) (2), un proyecto nacional financiado por el Instituto Nacional de Salud (USA), que tiene como objetivo proporcionar información sobre cómo funciona el cerebro humano.

El primer paso fue analizar los datos del proyecto de más de 1200 adultos jóvenes que informaron sobre sus niveles de estrés percibidos; para ello utilizaron un cuestionario comúnmente utilizado en la investigación para medir cuanto de incontrolables y estresantes encuentran sus vidas las personas.

Los participantes respondieron preguntas sobre la frecuencia con la que experimentaron ciertos pensamientos o sentimientos. Por ej.: «En el último mes, ¿Con qué frecuencia se ha sentido molesto por algo que sucedió inesperadamente?» o “En el último mes, ¿Con qué frecuencia sintió que no podía hacer frente a todas las cosas que tenía que hacer?”

Luego, se evaluaron sus habilidades neurocognitivas mediante pruebas que midieron:

1) la atención y la capacidad para suprimir las respuestas automáticas a los estímulos visuales; 

2)flexibilidad cognitiva, o habilidad para cambiar entre tareas; 

3) Memoria de secuencias de imágenes, que consiste en recordar una serie de objetos cada vez más larga; 

4) Memoria de trabajo y velocidad de procesamiento de la información.

Los investigadores compararon esos hallazgos con las respuestas de los participantes a distintos cuestionarios para evaluar ansiedad, problemas de atención o concentración e irritabilidad, entre otros problemas emocionales y conductuales.

El análisis encontró que los niveles bajos a moderados de estrés eran psicológicamente beneficiosos, actuando potencialmente como factores protectores contra el desarrollo de síntomas de salud mental..

Pero la capacidad de tolerar el estrés y la adversidad varía mucho según el individuo.

Influyen la edad, la predisposición genética (temperamento), el carácter, la historia de vida y tener una comunidad de apoyo a la que recurrir en momentos de necesidad. 

No obstante, el estudio aclara que los niveles continuos de alto estrés pueden ser increíblemente dañinos, tanto física como mentalmente.

“El estrés crónico, como el estrés que proviene de vivir en la pobreza extrema o de sufrir abusos, puede tener consecuencias psicológicas y de salud permanentes. Afecta todo, desde su sistema inmunológico hasta la regulación emocional y el funcionamiento del cerebro. No todo estrés es buen estrés”, concluyen los autores de la investigación.

En todo caso, creemos que se trata de definir permanentemente la relación existente entre los eventos de la vida diaria, el contexto que se producen y la historia de vida del sujeto. Nuestro trabajo como psicoterapeutas y psicólogos de salud consiste en no permitirnos la «tentación» de respuestas automáticas a la demanda de nuestros consultantes sino en ayudarlos a poner en perspectiva lo que sucede, valorando sus herramientas personales para que no teman al conflicto, al cambio o al desafío del rediseño de sus objetivos personales.

El eustrés supone que trabajar y vivir fuera de nuestra zona de confort es algo bueno, solo cuando el estrés nos paraliza, nos genera angustia y nos enferma físicamente porque percibimos que nuestra vida es como la del hamster sobre la rueda que gira loca sin ir a ninguna parte, es cuando hay que leerlo como negativo.

El eustrés permite crecer en tres espacios:

  • Emocional, con sentimientos positivos de satisfacción motivación y continuidad
  • Psicológico , al aumentar nuestra autoeficacia y resiliencia.
  • Físico, al proteger nuestro cuerpo, instalando hábitos, cambiando nuestra relación con el entrenamiento y la nutrición, etc..

El estrés, ya sea eustrés o distrés, es una parte normal de la vida. Es posible que no siempre podamos controlar el estrés negativo que experimentamos, pero siempre podremos buscar nuevas formas de incluir más eustrés en nuestro día a día.

Un programa de control de estrés ayuda a superar el límite impuesto por los miedos y amenazas percibidas para acceder a una visión mucho más positiva de nuestra realidad.

«Cuando reflexiono sobre todas estas preocupaciones, recuerdo la historia del hombre viejo que antes de morir dijo que, a lo largo de su vida, se había preocupado por muchas cosas, de las cuales la mayoría nunca pasó.» – Winston Churchill

Fuente :

(1)https://neurosciencenews.com/stress-mental-health-21141/

(1b) Oshri, Assaf & Cui, Zehua & Carvalho, Cory & Liu, Sihong. (2022). Is Perceived Stress Linked to Enhanced Cognitive Functioning and Reduced Risk for Psychopathology? Testing the Hormesis Hypothesis. Psychiatry Research. 314. 114644. 10.1016/j.psychres.2022.114644.

(2) https://neuro-class.com/conectoma-mapeando-el-cerebro-humano/

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El Bienestar Psicologico: un indicador de salud mental

Según la OMS, «la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad».

Evidentemente, ésta definición es muy amplia, agregamos además que la salud mental supone la capacidad de coordinar el PENSAR – SENTIR – ACTUAR, para auto percibirnos en control de nuestras vidas, orientados hacia nuestros deseos y objetivos y con fluidez de matices emocionales.

La salud mental y física se vinculan en un continuo en constante relación : la salud emocional y mental facilita un cuerpo sano, una nutrición consciente (qué y cómo comemos) y hábitos de movimiento (ejercicio), que ayudan a prevenir enfermedades crónicas, lo que a su vez supone un mayor equilibrio mental.

Por otra parte, el bienestar describe un estado de fluidez en nuestras rutinas para desarrollar al máximo nuestro potencial.

El bienestar se preocupa más por un estilo de vida que por parámetrosde salud (física o mental). La percepción de bienestar es posible con o sin una salud perfecta porque se trata de todos los aspectos de nuestra vida: cuerpo, mente, trabajo, relaciones, vida emocional y mucho más. Por eso, aún transitando una enfermedad crónica, física o mental, es posible alcanzar un estado de bienestar, se trata de establecer equilibrio entre lo deseado y lo posible, de una forma realista, constante y comprometida.

Solemos hablar de la salud como «ausencia de enfermedad», en cambio el concepto de bienestar nos lleva a pensar en «equilibrio».

Puedo estar físicamente en forma, estar sano físicamente pero padecer un constante ruido mental, con pensamientos obsesivos que no paran o puedo tener ansiedades y miedos injustificados lo que me lleva a alterar mi ritmo de sueño o comer mal o exagerar mi preocupación por ejercitarme, seguramente en este caso mi bienestar psicológico será muy bajo y terminará impactando en mi salud física. 

En los últimos 20 años, se ha ampliado la definición de salud en general y de salud mental en particular, incorporando al trabajo psicoterapéutico la valoración de la variable «bienestar psicológico», entendiendo que si las categorías de bienestar están equilibradas, serán la condición necesaria -aunque no suficiente- de la prevención de alteraciones en la salud así como en la predicción de una buena recuperación.

Desde ésta perspectiva, nuestro trabajo como psicoterapeutas incluirá el diseño personalizado de programas de bienestar como «facilitadores» del cambio personal de nuestros consultantes.

¿Cómo lo hacemos? analizando todas las variables en juego tanto de salud como de bienestar, a través de diversos instrumentos diagnósticos:

Las variables a considerar en temas de salud, física y mental, incluyen:

/la genética,

/el entorno en el que se creció,

/los alimentos disponibles,

/la disponibilidad de acceso a incentivos culturales,

/los vínculos estables y

/cualquier enfermedad aguda o crónica presente o pasada

/los conflictos actuales o pasados

/ los rasgos de personalidad predominantes

/ el nivel intelectual y de instrucción

Por su parte, las variables asociadas al bienestar incluyen

/ la percepción de autoeficacia y autoestima,

/hábitos nutricionales variados y sin restricciones autoimpuestas que supongan algún grado de estrés o ansiedad x la comida,

/elegir mover nuestro cuerpo alegremente y no como una auto imposición,

/disponer de una batería de técnicas de resolución de problemas para no sentirnos presionados por las circunstancias,

/eliminar relaciones tóxicas de nuestra vida y

/trabajar de la mejor manera posible en una profesión o actividad que se acerque a nuestro modelo interno de «felicidad».

Modelo de Bienestar de Ryff(1989)

Seguimos en ésta mirada a Carol Ryff psicóloga, directora del Instituto del envejecimiento y profesora de psicología en la Universidad de Wisconsin-Madison, quién desarrolló hace ya 30 años una forma de entender el bienestar psicológico, concluyendo que varía según la edad, el género, el contexto cultural .

Ryff considera al bienestar como una condición necesaria, pero no suficiente para mantener la salud mental y física, en tanto el bienestar psicológico-dice- se relaciona con el sistema inmune, el sistema nervioso y el sistema endócrino.

Basándose en el modelo de Ryff, Giovanni Fava y Chiara Ruini desarrollaron en 2003, desde la Universidad de Bologna, la «Terapia del Bienestar» que tiene por objeto potenciar el bienestar, con estrategias cognitivo- conductuales para:

(1) Mejorar la identificación de momentos positivos,

(2) Identificar los pensamientos irracionales que generan «rotondas mentales», y

(3) Resolver – en lo posible- las carencias en las 6 áreas del bienestar propuestas por Ryff.

Y, agregamos, entender que «estar bien» es también aceptar que los sentimientos negativos, la confusión y a veces la quietud forman parte del paisaje.

Buscar mejorar nuestra salud y bienestar es -sobre todo- profundizar en la comprensión del por qué detrás de nuestras elecciones. Establecer y alcanzar objetivos puede parecer realmente desafiante, por lo que tener claro nuestros contextos nos puede ayudar a elegir mejor nuestras «batallas». Y es aquí, donde un programa de bienestar puede ayudar

Algunas preguntas que te facilitarán valorar tu predisposición a buscar tu bienestar:

  • ¿Cuáles son tus 3 fuentes principales de estrés y cómo se sentiría transformar esas experiencias?
  • ¿Has notado alguna relación entre tu estado emocional y qué y cómo comes?
  • Si quisieras moverte más, ¿Cómo te prepararías para lograr lo que quieres con metas razonables y sostenibles?
  • Si buscas cambiar de carrera o trabajo a algo más saludable, ¿Qué pasos pequeños podrías ir haciendo para que se sienta menos aterrador y más empoderador?
  • Y si tienes una enfermedad crónica, ¿Cómo puedes negociar mejor con tu cuerpo?
  • El tiempo libre es para ti ¿Una oportunidad o un castigo?

Llegar a la fuente de las experiencias es el camino de una sólida práctica de bienestar. Al establecer nuestros contextos de vida desde una perspectiva de causa- consecuencia, nos será más fácil construir rutas nuevas y hacer planes divirtiéndonos por el camino, sin sentir que luchamos contra molinos de viento.

En momentos sociales como el actual, de profunda incertidumbre y cambio global de las reglas de juego, luego de una pandemia que dinamitó toda certeza y puso en negrita la palabra «vulnerabilidad», nuestro desafío como profesionales de la salud es ampliar nuestra mirada y nuestro encuadre ofreciendo intervenciones creativas. Los programas de bienestar son una de ellas.

Fuentes:

Vázquez Valverde, Carmelo; Hervás Torres, Gonzalo; Rahóna, Juan José; Gómez Gutiérrez, Diego. Bienestar Psicológico y Salud: aportaciones desde la psicología positiva. Anuario de Psicología Clínica y de la Salud, Vol. 5, 2009, págs. 15-28

Ryff, C. D., & Keyes, C. L. M. (1995). The structure of psychological well-being revisited. Journal of Personality and Social Psychology, 69(4), 719–727. https://doi.org/10.1037/0022-3514.69.4.719

Ruini, C., & Fava, G. A. (2004). Clinical Applications of Well-Being Therapy. In P. A. Linley & S. Joseph (Eds.), Positive psychology in practice (pp. 371–387). John Wiley & Sons, Inc..

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Huilen salud & bienestar

5 definiciones del psicologo de salud

Psicología De La Salud - Definición, Subcampos, Aplicación, Teoría Y Más

1)Es un psicólogo que orienta a las personas para “convivir” con sus problemas de salud, sobre todo aquellos crónicos.

2) Es un psicólogo que entiende las dificultades existentes en el  cambio hacia hábitos saludables y practica  la educación y promoción de la salud para el logro de objetivos de bienestar (Palmer, Stubbs & Wybrow)

3) Es un psicólogo que trabaja con otros profesionales de la salud para conocer las creencias y las actitudes que influyen en la forma en que las personas entienden la salud y la enfermedad.

4)Es un psicólogo que trabaja  sobre los objetivos, la identificación de obstáculos y  los sistemas de soporte personal para lograr en el paciente mayor adherencia al tratamiento y a los cambios en el estilo de vida que facilitan el control de la enfermedad.

5) Es  un psicólogo que favorece alianzas responsables para lograr el mayor estado de bienestar posible en las circunstancias que la enfermedad instala tomando siempre en cuenta las directivas del equipo de salud: médicos, fisioterapeutas, etc.

La psicología de la salud intenta reemplazar el viejo modelo médico del “haz lo que yo te digo”  para centrarse más en el empoderamiento del paciente como agente de salud, entendiendo sus miedos, sus resistencias y fomentando su motivación a través del descubrimiento de sus zonas fuertes internas.

Significa reforzar la idea de que no hay enfermedades sino enfermos rescatando lo individual de la historia personal para entender:

¿Qué significa esta enfermedad?

¿En qué momento de mi vida aparece?

¿Con qué cuento para mejorar?

¿Qué cambios tengo que hacer?

¿Cuando los haré?

¿Con quién los haré?

¿Por qué no puedo hacerlos?

¿Qué necesito para hacerlos?

¿Qué me falta?

La psicología de la salud se diferencia de la tradicional “educación para la salud” en la que las “pautas saludables” se entregan en forma de intructivos, libros, CD, charlas,  en una relación unidireccional basada  en que el profesional de la salud” sabe” y el enfermo desde luego que no, por lo que la info se imparte sobre la idea de que la persona “haga lo que tiene que hacer”.

El psicólogo de salud por el contrario guía al paciente para que aborde sus creencias, sus forma de reaccionar frente a la salud o la enfermedad, explore sus posibilidades frente al hecho consumado de la enfermedad crónica y sea un elemento activo en mejorar su calidad de vida. La relación ya no es unidireccional sino circular: medico/psicólogo- paciente.

Qué es la Psicología de la Salud? - Te Queremos Escuchar psicólogos en  línea | TQE

Referencias:

Palmer, Stubbs & Wybrows: (2003) Health coaching to facilities healthy behaviors , en International Journal of health promotion and evaluation.41(3) 91-93

¿Cómo se conectan el estrés, el mindfulness y la resiliencia? Cuando cambiar la pregunta ayuda a encontrar la respuesta

“La paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces es cuando puedo cambiar”

(Carl Rogers)

La atención plena (mindfulness) es un estado de observación activa y abierta al aquí y ahora En este estado conectamos con nuestros pensamientos y sentimientos sin juzgarlos como buenos o malos. Vivir con atención plena es vivir enfocado en el presente, sin anticipar el futuro o hurgar en el pasado. Es una excelente herramienta para evitar la autocrítica destructiva y los juicios a la hora de manejar nuestras emociones más negativas.

Esta práctica, incorporada hace ya más de diez años a distintas corrientes psicoterapéuticas`, enraiza en las filosofías budista e hinduista y en conceptos como el «Sati» (1) definido como «memoria» pero en el sentido de aquello que significa «presencia» de ánimo , más que memoria del pasado, Su sentido es evitar la confusión al centrarse en el objeto. Se asocia a «atención», «conciencia plena», «estar presente» y dentro del budismo se considera un primer paso hacia la «iluminación».

Las ciencias de la salud y en particular la medicina y la psicología se encuentran en un momento de expansión de sus fronteras teóricas y de investigación. En ese contexto han ido surgiendo nuevas intervenciones para dar respuestas a diversos problemas relacionados con la salud física y mental. La atención plena, se ha integrado a la psicoterapia dialéctico conductual, la psicoterapia de aceptación y compromiso, la psicoterapia dinámica humanista, etc.. CONCIENCIA PLENA y ACEPTACIÒN serían las palabras claves para comprender cómo funciona esta práctica.

Una investigación realizada en la Universidad de North Carolina (2) encontró que aquellas personas que logran equilibrar el vivir en el aquí y ahora con un razonable planeamiento del futuro a corto y mediano plazo, son más capaces de enfrentar situaciones de estrés sin caer en síntomas de negación, enojo, ansiedad o agotamiento mental.

» Es ampliamente aceptado el dato de que los estresores cotidianos tienen el poder de generarnos emociones negativas y mal humor», dice Shevaun Neupert, profesora de Psicología de esa Universidad y miembro del equipo que realizó la investigación, «Nuestro objetivo es aclarar puntos relativos a cuales serían las variables que más influyen en cómo respondemos al estrés en el día a día.»

Los investigadores se centraron en el análisis de dos herramientas que -se cree- influyen directamente en cómo manejamos el estrés : mindfulness y técnicas de afrontamiento.

Mindfulness refiere al estado en que las personas se centran en el aquí y ahora y viven el momento presente sin juzgar. Las técnicas de afrontamiento reúnen las estrategias que se usan para planificar cambios que reduzcan las probablilidades de estrés en el futuro. Entre ellas las más eficientes refieren a la autocrítica, el apoyo social, la expresión emocional, la resolución de problemas, la reestructuración cognitiva y el pensamiento desiderativo.

Concretamente, la investigación consistió en explorar cómo respondían al estrés 223 participantes: 116 de ellos tenían entre 60 y 90 años y 107 , entre 18 y 36. Todos vivían en USA ,

Se les pidió que completaran una encuesta inicial para detectar su predisposición a utilizar habitualmente estrategias de afrontamiento. Los participantes fueron completando cuestionarios durante 8 días para detectar fluctuaciones en sus niveles de atención plena. En esos 8 días también se les pidió que reportaran si habían tenido situaciones de estrés y si habían respondido a ellas con mal humor, enojo, o ansiedad.

Se vió que utilizar estrategias de afrontamiento proactivas era un factor beneficioso en lo que a limitar los efectos del estrés diarios se refería, algo así como » si sé qué voy a hacer y cómo tengo hacerlo, no me preocupa tanto». Pero – y esto fue lo más novedoso- esos beneficios derivados de la percepción de control de la situación disminuían los días en que, por alguna razón, la atención plena era menor.

» Nuestros resultados concluyeron que una combinación de estrategias de afrontamiento proactivas y altos niveles de mindfulness logran mayor resiliencia contra los factores estresores en todas las edades.» dice Neuper. «Básicamente, encontramos que la planificación proactiva y la atención plena, representan aproximadamente una cuarta parte de la influencia de los factores estresores en el afecto negativo».

«Las intervenciones dirigidas a controlar las fluctuaciones diarias en la atención plena pueden ser especialmente útiles en aquellas personas más inclinadas a planificar y pensar en el futuro antes de permanecer en el presente» (3). El artículo fue publicado en el Journal Personality and Individual Differences.

Estas nuevos abordajes e intervenciones psicoterapéuticas ponen de manifiesto que la habilidad para hacer foco en el aquí y ahora y tratar de vivir las experiencias del día a día – crisis incluidas- sin juzgar o atar la narrativa a prejuicios sobre la propia historia puede ser una estrategia exitosa, sobre todo en las crisis vitales, el envejecimiento, la jubilación, los cambios laborales y familiares, las transiciones en las narrativas individuales.

Esta mirada interesada en conceptos y practicas filosóficas ancestrales, tiene la particularidad de proponer una articulación entre los encuadres centrados en el impacto de lo que no sabemos de nosotros mismos (propios de una orientación dinámica o psicoanalítica), y aquellos encuadres a los que solo les importa el self, la comprensión cognitiva y el control de la conducta .

Las denominadas «Terapias de tercera generación»(4) hacen referencia a este nuevo paradigma que le ha permitido a las psicoterapia cognitivo conductual superar sus hándicaps y a las psicoterapias dinámicas y humanistas resignificar su encuadre teórico.

El cambio más significativo que investigaciones como las mencionadas señalan, es la habilitación de la importancia de los contextos y de las intervenciones holísticas. Esa aproximación a lo humanista y a la praxis con técnicas milenarias como la contemplación es una instancia en desarrollo pero llena de nuevas preguntas.

La capacidad de resiliencia es hoy uno de los mejores predictores de salud mental. El proceso de reparación psicológica de nuestros objetos internos dañados (5), incluye buscar nuevos caminos que nos permitan ponemos de pie después de todo tipo de pérdidas y este objetivo cobra especial relevancia en un contexto psicosocial de incertidumbre como es el actual.

Una nueva forma de entender la realidad psíquica está en proceso. La capacidad de hacernos nuevas preguntas y no temer a los cambios de paradigma será una condición imprescindible para integrar conocimientos sobre la complejidad de la mente humana.

Resiliencia empresarial: cómo potenciarla en época de crisis | Recursos  Humanos | Apuntes empresariales | ESAN

Referencias:

1) PARRA DELGADO, M., MONTAÑÉS RODRÍGUEZ, J. MONTAÑÉS SÁNCHEZ, M. y BARTOLOMÉ
GUTIÉRREZ, R.: “Conociendo mindfulness”, en ENSAYOS, Revista de la Facultad de Educación de
Albacete, Nº 27, 2012. (Enlace web: http://revistas.uclm.es/index.php/ensayos )‐

2) Thinking ahead and staying in the present: implications for reactivity to daily stressors. Melody G Polk, Emily L. Smith, Ling -Rhui Zhang, Shevaun D, Neuper,

https://doi.org/10.1016/j.paid.2020.109971.
(https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0191886920301604)

3) https://news.ncsu.edu/2020/03/mindful-proactive-positive-mood/

4) https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0005789404800133

5) https://www.anaminieri.com/proceso-reparacion-psicologica/

Todos estamos cansados…pero bien

Empiezan a pasarnos cosas «raras». Después de un año y medio de pandemia Covid19, sucede que no tenemos expectativas ni ilusiones, nos cuesta concentrarnos, hacemos un uso discrecional de nuestro tiempo y todo parece instalarse en un universo de grises, aburrido, soso, embotado.

No se trata de una depresión técnicamente hablando. No nos sentimos culposos o desesperanzados, tampoco es que nos falte energía, más bien padecemos un ataque de falta de propósito u objetivos, como si nos dejáramos llevar al azar.

Un estado crónico de astenia, flojedad y languidez marca nuestro día a día en este 2021. El estancamiento y la inactividad se han instalado, con una pesada carga de falta de sentido y vacío.

Es interesante observar cómo fuimos cambiando. Al principio y ante el impacto de la noticia de que el planeta….todo el planeta!, se encontraba bajo una amenaza invisible pero potencialmente letal, nuestros mecanismos de defensa activaron el «ataque o huida»(1) para decodificar qué nos protegía y qué no : tapabocas, limpieza extrema, distancia social, aislamiento masivo, cuarentenas.

Fuimos desarrollando rutinas que calmaban precariamente nuestro temor. Pero, como toda situación que se prolonga en el tiempo, la perpetuación de todo tipo de condicionamientos y restricciones, nos puso a modo «languidez», porque es imposible mantener un estado agudo de alarma en forma perpetua. No hay cuerpo ni mente que lo resista.

Y aquí estamos, en una especie de «purgatorio emocional». La «languidez» es un concepto acuñado por Corey Keyes, psicólogo y sociólogo de la Universidad Emory de Georgia, en el marco de sus trabajos sobre bienestar social encuadrado en la psicología positiva hace ya una década.

languishing covid-19

Se define así a un estado de ausencia de bienestar en la que una persona carece de una mirada positiva hacia la vida, no funciona armoniosamente ni psicológica, ni mentalmente pero no presenta síntomas clínicos significativos compatibles con alguna categoría psicopatológica.(2)

Es decir, las personas que languidecen no son ni sanas ni enfermas mentalmente.

Ese estado de ánimo tiene que ver con falta de motivación, problemas en la concentración y reducción del interés en el trabajo. Keyes sugiere que es un predictor de depresión y ansiedad. (3)

Una investigación(4) realizada en Lombardía (Italia) con trabajadores de la salud concluyó que aquellos que atravesaban ese estado de languidez tenían tres veces más posibilidades de desarrollar estrés pos traumático comparado con los que no lo sufrían.

Lo más notable es que generalmente no nos percatamos de que nos deslizamos hacia una disminución del impulso a conectarnos con la curiosidad y si somos indiferentes a nuestra propia indiferencia, es poco probable que pidamos ayuda.

Por otra parte, la pérdida ha sido la situación social más compartida: pérdida de vínculos, de salud, de trabajo, de proyectos detenidos o desaparecidos; la muerte física y no solo simbólica también se ha instalado con esa cuenta diaria de muertos por COVID 19. En algunos caos se ha tratado de gente cercana, familiares, compañeros de trabajo, personas famosas que solíamos ver en la TV. La ausencia de seguridades y certezas, genera como primera reacción ese estupor, en donde lo siniestro no puede ser nombrado y el sinsentido se convierte en normalidad.

Nuestra mente no está preparada para este tipo de situaciones. La anhedonia, esa pérdida de la capacidad de sentirse bien, de disfrutar en la vida diaria, es una respuesta esperada cuando estamos sometidos a un estrés crónico; en términos psicoanalíticos sería el avance de la pulsión de muerte en esa búsqueda de llevar todo deseo a cero.

Hace un mes, en Abril 2021, el New York Times realizó una encuesta entre sus lectores (5), preguntando cómo se sentían en este clima de burn -out crónico. En dos días habían contestado unas 700 personas. Las respuestas podían resumirse en la idea de que «Ya hemos tenido suficiente!».

Anhedonia la incapacidad de sentir placer - Psico.mx

La imagen colectiva que pintaron describía las dificultades por hacer trabajos que antes se hacían sin dificultad. Gente que, a pesar de agradecer estar trabajando, estaría dispuestas a tirar el ordenador por la ventana con tal de no volver a tener una reunión por Zoom. Una de las encuestadas comentó,» Sin importar cuántas listas haga, siempre regreso a la costumbre de estar en pijama todo el día”.

María Natashini Rajah, es una neurocientífica canadiense, profesora de Psiquiatría en la Universidad McGill (Montreal) y directora del Douglas Brain Imaging Center. Su trabajo se centra en el estudio de la memoria, el envejecimiento y la demencia.

«La duración de la pandemia -dice- instaló una monotonía permanente unida a la presencia de síntomas de ansiedad aguda que han contribuido a percibir que el tiempo avanza de forma diferente, como si este último año fuera una experiencia larga y agotadora que durará para siempre y será atemporal». «El estrés y el tedio, han interferido en nuestra capacidad para formar nuevos recuerdos significativos». (7)

“Definitivamente, hay un cambio en la forma en que la gente relata sus recuerdos y experiencias cognitivas”, dijo Rajah. “Tienen menos detalles alegres sobre sus recuerdos personales, y más contenido negativo en esos mismos recuerdos”. La gente tiene en estos momentos, más dificultades para formar memorias funcionales y prestar atención, con “una capacidad reducida para retener pensamientos en sus mentes y planificar el futuro”.

En el cuestionario del NYT, también se les preguntó sobre qué estaban haciendo para combatir el malestar. Algunos dijeron meditar o tomar algo de alcohol, caminar, o explorar espacios espirituales.

Sin embargo, nadie dijo saber a ciencia cierta, cómo hacer para que este extraño tiempo sea más llevadero. “No lo sé”, escribió una persona. “Si lo descubren, díganmelo”.

Nosotros tampoco lo sabemos, pero aplicando lo que poco que hemos aprendido sobre la conducta humana a esta situación inédita en los últimos 100 años, podemos sugerir algunas ideas:

  1. Reduzca la incertidumbre: mantenerse en alerta permanente por el miedo al contagio, aunque haya circunstancias como estar vacunando o reducir sus contactos sociales, no ayuda a nadie. Elija qué actividades laborales o recreativas hará y si no puede elegir infórmese sobre las medidas de seguridad, distanciamiento, etc., que se tomarán y una vez que tenga todos los datos que necesita deje de pensar en el tema, ocúpese pero no se ponga ansioso, confíe en usted mismo y en su criterio. Y si la situación cambia, cambie su decisión
  2. Concéntrese en objetivos pequeños, asumibles, poco desafiantes: la idea de fluir con las circunstancias de la que tanto se ha hablado desde hace 20 años, adquiere una nueva modalidad. La languidez se vence con pequeñas victorias, aunque sólo se trate de descifrar quién es el asesino en una novela de Agatha Christie o aprender a reciclar muebles con pintura tiza o, como no! aprender a hacer masa madre . Invierta `30 minutos al día en aprender algo nuevo, relacionado o no con su trabajo o profesión. eso le dará sentido a este tiempo entre parentesis.
  3. Organícese: gestione su tiempo, enuncie algún objetivo a mediano plazo, alguna meta y haga foco ahí. La sensación de progreso es garantía de percepción de «felicidad» y se logra visibilizando los avances, los pequeños logros, no solo laborales sino y sobre todo interpersonales, mantener rutinas de comunicación, leer y escribir mensajes, preguntarle al otro no tanto cómo está sino y sobre todo si todavía está ahí. El multitasking y la volatilidad de las redes es aquí terriblemente decepcionante. Haga algo para cambiarlo
  4. Céntrese en el Aquí y Ahora: de a un día x vez. Haga planes pero no condicione su estado de ánimo a la certeza de que se cumplan. En cambio, planifique éste día, ésta semana, o como mucho éste mes. Abra una agenda, haga listas….. pero nada más.

Para terminar: La languidez no es solo una cuestión mental sino que también tiene que ver con los contextos, las circunstancias. Este mundo a «modo pandemia» sigue privilegiando solo los problemas de salud física y silenciando los problemas de salud mental. Pero la pos pandemia nos obligará a replantear nuestra mirada social sobre la importancia del equilibrio y el bienestar mental.

Que técnicamente haya personas que no estén deprimidas, no significa que deba frivolizarse sus síntomas de anhedonia.

«Al reconocer que muchos de nosotros languidecemos, podemos empezar a darle voz a la desesperación silenciosa e iluminar un camino para salir del vacío», dice el psicólogo de organizaciones Adam Grant (6).

Allá vamos!

A New Study Focuses on the Traits Essential for Flourishing | University of  Denver

Referencias:

  1. https://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol25num1/articulos/luchar/
  2. https://ajph.aphapublications.org/doi/full/10.2105/AJPH.2010.192245
  3. Keyes, Corey L. M. 2002. “The Mental Health Continuum:  From Languishing to Flourishing in Life.”  Journal of Health and Social Behavior. 43: 207-222.
  4. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165032720329955
  5. https://www.nytimes.com/2021/04/03/business/readers-pandemic-burnout.html?action=click&module=RelatedLinks&pgtype=Article
  6. https://www.adamgrant.net/book/think-again/
  7. https://douglas.research.mcgill.ca/pandemic-fatigue-and-memory-loss

Cuando perder peso significa ganar una adicción al alcohol

Cerca del 40% de la población mundial sufre algún grado de obesidad o sobrepeso. En muchos casos se trata de estados de obesidad mórbida, llamada así porque el exceso de peso origina importantes problemas de salud y se asocia a enfermedades crónicas, como la diabetes tipo II, la hipertensión, la hiperlipidemia, algunos tipos de cáncer, apnea del sueño, problemas articulares degenerativos, depresión mayor y una variedad de trastornos metabólicos .

Una persona se ve afectada de obesidad mórbida si su sobrepeso es de al menos 50 kg sobre su peso ideal o si tiene  un IMC (Índice de Masa Corporal) superior a 40 Kg/m2.

La importancia de conocer su IMC

Los riesgos para la salud  física se ven agravados por los problemas emocionales asociados a trastornos en la imagen corporal, limitación en las actividades de la vida diaria y, muchas veces, rechazo social que afectan aún más la calidad de vida.

Quienes sufren algún grado de obesidad importante suelen tener un historial de dietas fallidas, programas de ejercicio abandonados, o uso y abuso de medicamentos todo sin resultado. En esos casos,  aparece el tratamiento quirúrgico como una alternativa de solución «definitiva».

Hay varios tipos de cirugías bariátricas para estos casos, el Bypass gástrico es el que se practica con más frecuencia- Consiste en modificar el sistema digestivo para reducir tanto la cantidad de alimentos que se pueden ingerir como la capacidad de absorción de nutrientes del intestino.

El bypass gástrico puede tener éxito allí donde otros métodos fallan, sin embargo uno de sus efectos colaterales es, en algunos casos, cambiar la relación que la persona tiene con el alcohol.

Diversos estudios han determinado que estas  personas metabolizan el alcohol de forma diferente: pueden sentirse borrachos más rápido y tardar más tiempo en recuperar la sobriedad. Y muchos desarrollan dependencia del alcohol meses o incluso años después de la operación.

El primer estudio exhaustivo de la conexión entre bypass gástrico y abuso de alcohol se conoció en 2012(1). Los investigadores encontraron en un estudio longitudinal que, luego de dos años, los pacientes con cirugía bariátrica, mostraban una mayor incidencia de baja tolerancia al alcohol.

Posteriormente, en 2017 un equipo de la Universidad de Pittsburgh publicó un estudio con resultados muy claros: sobre más de 2000 pacientes con bypass gástrico, el 20% desarrolló algún grado de consumo abusivo de alcohol. El 6.2% de la población en USA es alcohólica, es decir que el estudio señala que las personas obesas que acceden a ese tipo de cirugía triplicarían sus posibilidades de desarrollar problemas en el consumo de alcohol.

Si bien existen causas derivadas de cambios en la farmacocinética de la degradación del alcohol, es imprescindible resaltar la vertiente psicológica del problema.

Alexis Conason Psychologist Psy.D. Reviews

La Dra Alexis Conason, https://drconason.com/, psicóloga clínica e investigadora asociada  en el  Centro New York de Investigación de la Nutrición New York del  Hospital Mt. Sinaí-St. Luke  y en la Universidad de Columbia, recuerda que tanto la comida como el alcohol activan los mismos  circuitos cerebrales de recompensa, por lo que aquellos que deseen someterse a algunas técnicas quirúrgicas específicas deberían ser evaluados en cuanto a sus perfiles de personalidad. “La cirugía elimina la ingesta excesiva sin abordar la psicopatología potencial subyacente”, dice.

El alcohol viene a ocupar el lugar de la demanda compulsiva de comida. Es lo que se denomina  «sustitución de síntomas».

La obesidad es una patología pluricausal que se asocia a una mayor presencia de trastornos psicológicos, básicamente depresión y ansiedad- Es habitual encontrar conductas de atracones o ingesta excesiva de comida que desencadenan una obesidad mórbida como forma de «resolver» trastornos en la autovaloración, miedos y contextos de vida frustrantes.

Fracaso De La Dieta Del Hombre Gordo Comiendo Comida Rápida. Persona Con Sobrepeso Que Echó A Perder Alimentos Saludables Al Comer Papas Fritas. La Comida Chatarra Conduce A La Obesidad. La Persona

 

El quirófano al eliminar esos kilos de más, de forma casi «mágica», hace desaparecer la obesidad pero también cancela esa vía de escape. Pero el mundo seguirá siendo hostil, los conflictos de base seguirán sin resolverse y otras conductas adictivas hacia el tabaco  o el alcohol o incluso cocaína o psicofármacos, se instalarán para buscar el equilibrio emocional nunca alcanzado.

El cambio en la imagen corporal como resultado de los kilos perdidos, impacta siempre positivamente, pero si no se acompaña de una evaluación previa de la historia de esa persona el cómo, cuando y por qué llegó a ser una persona obesa, si no se evalúan sus factores protectores: sus redes sociales, su estilo de vida, sus hábitos, es probable que a mediano plazo se instale la decepción y la culpa por volver a sentir que se pierde el control y   que, una vez más, no había ninguna luz al final de ningún túnel.

Estadísticamente, el 59% de las personas que acceden a cirugía de bypass gástrico tiene algún trastorno psicológico, siendo los más frecuentes  los trastornos de la personalidad (esquizotipias, conductas histriónicas, trastorno límite, fobias, obsesiones, dependencia, etc.) (36%), seguidos de los trastornos del estado de ánimo (19%)( depresión y distimia) y luego los trastornos de ansiedad

Estos pacientes tienden a somatizar con frecuencia, negar aspectos de su realidad y asumir una respuesta de «todo o nada» . Además de cultivar una baja autoestima son expertos a la hora de desarrollar conductas autodestructivas.

La valoración diagnostica y la psicoterapia pre-operatoria permiten trabajar no solo los aspectos ligados a la adherencia a los cambios que deberán instalarse en la conducta alimentaria y la información sobre el proceso quirúrgico sino que adelantan un pronóstico respecto a posibles vulnerabilidades psicológicas. Si es evidente que existe una alta prevalencia de alcoholismo en pacientes con bypass gástrico, es un poco jugar a la ruleta rusa, dejarlo librado al azar para intervenir cuando la nueva adicción ya está instalada.

Por otra parte, la psicoterapia pos operatoria ayudará a la estabilidad psicológica para mantener el peso ideal. Pero,  será necesario brindar información sobre estos riesgos asociados para prevenir complicaciones,

Desde el punto de vista puramente conductual deberemos trabajar con el paciente el estar atentos si notan que:

  1. Empiezan a pensar que algunas bebidas «no» son alcohólicas : por ejemplo la cerveza
  2. Empiezan a beber antes de un evento social como estirando la conducta permitida
  3. Les produce enojo si no pueden beber
  4. Revisan constantemente su reserva de alcohol
  5. Beben muy rápido
  6. Van dejando de lado aquellas personas que no beben como ellos

Tolerancia y dependencia al alcohol

Respecto a la psicoterapia, algunas de las alternativas psicoterapéuticas que funcionan son:

  1. Psicoterapia centrada en la mejora de la comunicación y la inteligencia emocional incluyendo a la pareja para favorecer el buen clima familiar y el refuerzo positivo del control en la ingesta de alcohol
  2. Mejora de la resistencia a las ganas de beber a través de la sensibilización y el desarrollo de hábitos alternativos: respiración, meditación, atención plena
  3. Adquisición de nuevas habilidades sociales : escucha activa, asertividad, empatía, pensamiento positivo, etc.
  4. Manejo de contingencias con refuerzo positivo
  5. Desarrollo de técnicas de afrontamiento: establecer prioridades, evitar pensar todo el tiempo en el tema del alcohol, hacer ejercicio físico, aprender a resolver problemas..
  6. Trabajo sobre la historia vital, identificación de conflictos y duelos no resueltos
  7. Trabajar en el proyecto vital con metas a corto mediano y largo plazo desde el autoconocimiento

Como siempre, se trata de valorar la situación previa a la cirugía y acompañar adelantándonos a posibles complicaciones, entendiendo que no es posible soslayar la historia individual y que nunca estará bien generalizar ni suponer en base a un «supuesto saber» sino que se trata de empoderar a esa persona que busca re-encontrarse con su cuerpo.

 

3 experimentos sobre el poder de la sonrisa - La Mente es Maravillosa

 

Fuentes:

(1) King WC, Chen JY, Mitchell JE, Kalarchian MA, Steffen KJ, Engel SG, et al. Prevalence of alcohol use disorders before and after bariatric surgery. JAMA 2012; 307(23): 2516-25.

Quevedo, Yamil, Kirsten, Kurt, Ponce de León, Consuelo, & Fernández, Alejandro. (2015). Cambio en el patrón de consumo de sustancias posterior a cirugía bariátrica: presentación de un caso clínico. Revista médica de Chile143(1), 116-119. https://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872015000100016

El alcohol causa más daño después de un bypass gástrico

 

 

 

 

 

Psicología, salud y turismo de bienestar

 

El Turismo de salud  se define  como” Cualquier clase de viaje que implica mejorar la percepción de sentirse bien” (Mueller & Kauffmann, 2001).-

La relación del turismo con la salud no es nueva, podemos rastrear los orígenes del termalismo hasta el S XVI, por no hablar de las referencias literarias en la obra de Chejov, Dostoievsky, Balzac o Thomas Mann.

A finales del siglo XX surge el Turismo rural  cuyo valor de uso es el contacto con la naturaleza y el ejercicio de hábitos saludables, muy ligado al «slow travel», aporta la oportunidad de disfrutar el momento sin apuros, es un segmento de oferta dirigido a un tipo de viajero con mayor consciencia ambiental,  generalmente más experimentado  e interesado en buscar espacios de silencio tecnológico: en este sentido los aspectos psicológicos involucrados en este estilo de turismo se relacionan con el manejo del estrés, la recuperación del «aquí y ahora» evitando el ruido mental que el exceso de información digital genera.

Si bien es innegable  que el turismo de masas low cost  ha aumentado debido, entre otras razones, al impacto de la tecnología  en las pautas de uso del tiempo libre a través de las redes sociales y el auge de la economía colaborativa en la que el precio es la principal variable y la conexión wi fii un imprescindible , el turismo de bienestar se ha consolidado como una tendencia al alza .

La motivación, es en este caso el manejo del estrés pero además se valora  y busca una experiencia  de crecimiento personal y de mejora de la condición física. la psicología de la salud se encuentra aquí con el wellness coaching

– ¿Por qué esta tendencia es un segmento al alza?

Un estudio reciente de Future Foundation  revela que “sentirse saludable” es una prioridad de la sociedad urbana, unida al aumento de la expectativa de vida  que propone mejorar su calidad  a través del envejecimiento activo.-

Al mismo tiempo, la población en activo se encuentra enfrentando mayores niveles de estrés  derivados de los cambios en las condiciones laborales que obligan a reorganizar objetivos, desarrollar nuevas habilidades y ser flexible a los cambios.

A una demanda mayor de espacios de salud y relajación se corresponde una oferta de servicios que cubran esas necesidades: balnearios, spa, hoteles sostenibles, etc.. pero si  no incorporamos otras herramientas para ayudar a cambiar los hábitos, estamos enfrentando la demanda con una respuesta incompleta.-

Venimos de una larga época en la que el sedentarismo como estilo de vida llevó al aumento de la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la dificultad en organizar el tiempo libre, etc., pero a medida  que el urbanita se hace cargo de la importancia de mantener su salud, crece su necesidad de  relacionar el bienestar (wellbeing)  con los hábitos para mejorar su calidad de vida.-

Además, el cuidado de la imagen personal es ya una tendencia, de la mano de las social media,  por eso el concepto de wellness (un creciente sentimiento de responsabilidad hacia el propio cuerpo unido a más calidad de vida) es una demanda aún no satisfecha en su totalidad.

En ese sentido, hemos desarrollado con éxito experiencias en las que un entorno adecuado  complementa el trabajo por objetivos actuando en los distintos niveles

  • físico,
  • psíquico,
  • emocional y
  • social.

En nuestra experiencia, notamos que existen una serie de variables siempre presentes en quienes demandan estas actividades:

  • deseo de recuperar la salud en un sentido amplio
  • mayor consciencia de la importancia de hacerse mayor en forma saludable
  • deseo de mantener un cuerpo saludable
  • deseo de reducir el estres
  • mayor consumo de productos relacionados con la salud y la belleza. Se trata de redefinir conceptos y ser creativos para responder a las demandas, sin perder de vista la idea de “equipo” con una formación teórica y práctica sólida que garantice resultados

El rol del psicólogo en el equipo de wellness es imprescindible, en tanto es el profesional que puede trabajar en el equilibrio entre cuerpo- mente y emoción. Generalmente se utilizan técnicas de coaching para avanzar a través de diversas etapas:

1.- Se reúne una información básica a través de un cuestionario para detectar cuales son las áreas de la vida más desbalanceadas

2.-Se acuerda sobre que metas y objetivos se trabajará en una primera etapa desde prioridades realistas

3.- Se evalúan los progresos y se establecen los objetivos para la semana siguiente.-

4.- En general, después de las primeras semanas, comienzan a notarse cambios en cómo se siente la persona y cómo se ve y esto lo motiva para continuar.-

Es importante entender que si bien el turismo de salud y bienestar se ha centrado en los últimos 15 años en «mimar» al cliente, esto ha cambiado ya que en este sector no se trata solo del cliente que quiere bajar de peso, hacer actividad física porque su trabajo es sedentario o recibir un masaje porque está estresado.

A todo esto se le suma ahora, por ejemplo, los trastornos de sueño, las crisis de ansiedad generalizada por el abuso de la multitarea y la soledad casi como una endemia. Si las razones para elegir turismo de bienestar han cambiado también deben cambiar los programas que se ofrecen, la fidelización está ahora basada en cumplir  de una manera profesional y escalable  a través programas de bienestar emocional multinivel porque ya no se trata solo de ser cuidado sino de recibir ayuda para encontrar soluciones a los problemas de salud muchos de ellos psicológicos.

 

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Un establecimiento que proporcione  solución a problemas concretos de una manera personalizada, en la que se incluya un psicólogo de salud entrenado para poner en marcha programas de health coaching es un espacio al que el cliente vuelve.

 

Artritis reumatoidea: ejercicio, habitos saludables & psicoterapia

 

La AR es una enfermedad sistémica, progresiva, crónica y autoinmune, que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, lo que puede conducir a daño articular, rigidez y dolor y un grado variable de incapacidad funcional. Su incidencia a nivel mundial es de aproximadamente 1% , siendo las más afectadas las mujeres de entre 35 a 55 años, en rgentina afecta al 1% de la población (unas 400.000 personas).  La enfermedad evoluciona con períodos de remisión que pueden durar meses.
Los factores psicológicos en el curso de la AR   refirieron históricamente a la posible existencia de un patrón de personalidad típico de estos enfermos. Las investigaciones realizadas no pudieron concluir  que exista una «personalidad artrítica».

La enfermedad puede manifestarse en distintos grados: hay casos de evolución leve y paulatina, mientras que otros tienen un curso agresivo y pueden avanzar rápidamente. En casos graves, es posible que destruya la articulación y lleve a alguna limitación importante. Sin embargo, las mejoras en los tratamientos hacen que disminuya este riesgo y aumente la esperanza de vida.

Por ser una enfermedad progresiva y crónica, la Artritis Reumatoidea (AR) no tiene cura hasta el momento y quienes la padecen deben aprender a convivir cotidianamente con el dolor y el malestar que generan la inflamación y el entumecimiento de sus articulaciones.

Es importante que los pacientes y sus familiares sepan que la clave para llevar una vida lo más normal posible es que sigan un tratamiento integral, que incluya:

  • psicoterapia
  • medicamentos de apoyo para mejorar los síntomas,
  •  fisioterapia
  • cambios en el estilo de vida como la incorporación de actividad física regular y una dieta equilibrada y sana.

Como toda enfermedad crónica, requiere un tratamiento integral y multidisciplinario para lograr disminuir los períodos de actividad y lograr, si es posible, la remisión. El equipo ideal debería estar formado por un médico reumatólogo,  el médico clínico,  terapista ocupacional,  fisiatra, nutricionista, y psicólogo, entre otros profesionales.

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En cuanto a la alimentación,  su importancia radica en que ayuda a mantener un peso adecuado que prevenga un daño mayor a las articulaciones y contribuya a tolerar la medicación, mantener la fuerza y la energía y mejorar la función inmunológica. Un dato a tener en cuenta es que se deben evitar las grasas, las proteínas  por su parte, son para estos pacientes nutrientes especialmente importantes. Son fundamentales para la formación de músculos y huesos, y suministran un gran aporte de energía. Por ejemplo, se han realizado estudios para valorar los efectos terapéuticos de la » dieta mediterránea» en pacientes con AR; esta dieta que se caracteriza por un consumir gran cantidad de frutas, vegetales y legumbres, aceite de oliva, pescado y menor proporción de carnes rojas y blancas ha demostrado su utilidad para disminuir el dolor, la rigidez matutina y favorecer una percepción de mayor calidad de vida

Otro eje de trabajo con estos pacientes será  la actividad física, la instalación de hábitos moderados de practicas deportivas aumenta la sensación de bienestar y mejora la condición muscular, les permite moverse con menos molestias, sin sobre exigir las articulaciones.

 

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Antes de iniciar cualquier programa de ejercicios será necesaria la opinión del reumatólogo respecto del grado de inflamación de las articulaciones. Los ejercicios aeróbicos : bicicleta, natación, caminar , ayudan a conservar las estructuras de los músculos y articulaciones.

 

Desde el punto de vista psicológico, es importante el apoyo psicoterapeutico para enfrentar el dolor crónico. El dolor genera ansiedad, tristeza, frustración y enojo y compromete muchas veces las interacciones sociales que son muy importantes para generar red de contención emocional.  La ayuda  profesional, aumenta las posibilidades de mantener la calidad de vida, favorece la adherencia al tratamiento, consolida  el cambio de hábitos y ayuda a hacer consciente las creencias asociados a la enfermedad.

Imagen

 

https://www.openreuma.es/el-psicoacutelogo-en-reumatologiacutea.html

El objetivo principal de las terapias disponibles en la actualidad es controlar la progresión de la AR, mantenerla bajo control y reducir el dolor, la inflamación y la rigidez de las articulaciones. Debido a que es una enfermedad autoinmune se desconoce su causa, ciertos factores genéticos (hereditarios) y ambientales, pueden desencadenarla, aunque no la determinan, serán otros factores predisponentes, por ejemplo el estrés sostenido en el tiempo y no tratado los que terminen impactando en la aparición de los primeros síntomas.  El trabajo personal con un profesional de la psicologia de la salud ayudará a resignificar el propio proyecto vital, la gestión de tiempo,los estilos de resolución de problemas y la gestión del ocio y el tiempo libre.

Si el tratamiento no se lleva de la manera correcta, la enfermedad avanza más rápido y vuelve al paciente incapaz de afrontar tareas diarias, como ocuparse de los quehaceres domésticos, conducir automóviles o, incluso, trabajar. Después de diez años de evolución con un tratamiento inadecuado o mal llevado, menos del 10% de los pacientes pueden trabajar o realizar tareas habituales de su vida cotidiana, y esto, a su vez, tiene un gran impacto en la vida social.

Por el contrario, si la enfermedad es tratada de manera eficaz y temprana, su progresión puede hacerse más lenta o detenerse. En estos casos, el paciente logra llevar una vida muy similar a la que tenía antes del diagnóstico.

Fuente:

 

http://espanol.arthritis.org/espanol/la-artritis/enfermedades-relacionadas/artritis-depresion/

Haz clic para acceder a n27a08.pdf

Psicología de la salud & bienestar: una tendencia en expansión

Contratar entrenadores personales, la afición a correr, ir al gimnasio y la comida «saludable» son cada vez más populares pero muchas veces la falta de apoyo  para comer menos o mejor, dejar de fumar o de beber, adoptar una vida menos sedentaria  y controlar su estrés termina en el «abandono serial» de las buenas intenciones.

Es en ese dato estadístico en el que la figura del psicólogo de salud aparece como una alternativa para disminuir la sensación de «estar siempre empezando». El psicólogo de salud aparece así como un recurso para lograr cambios permanentes en el estilo de vida.

La tendencia se está notando no solo en particulares sino en empleadores y empresas de seguros de salud debido al alto ROI de la inversión medido en rendimiento de los empleados o menor uso de otras prestaciones, menor ausentismo, etc.

Un ejemplo:

Laura , una joven profesional en la treintena tenía problemas con su peso, comía en forma compulsiva y pasaba de dieta en dieta o mejor dicho  de fracaso en fracaso.

Finalmente, alguien le recomendó un psicólogo y por primera vez aceptó que quizás necesitaba hacer un cambio profundo. Entró en un proceso de diez sesiones que incluyó un asesoramiento con un nutricionista y según sus propias palabras, además de hacer progresos en su dieta y en el control de su peso ganó algo mucho más importante: descubrir que perder peso no era lo más importante para ella sino estar en su casa con su familia, dejó su trabajo y reorganizó su rutina de forma de poder trabajar desde casa, su ansiedad disminuyó y así pudo compensar sus excesos con la comida. Nunca ha estado más feliz. “ Mi meta no cambió-dice-pero sí la forma de alcanzarla!”

Según un ranking de tendencias del American College of Sport Medicine, los profesionales de la educación que trabajan para promover los programas de mantenimiento físico, es decir aquellos que entrenan en hábitos y sus relaciones con el resto del bienestar han saltado del lugar tercero al primero en demanda en los últimos siete años, siendo la más importante tendencia en el mundo del entrenamiento: queremos estar bien, tener más energía y sentirnos mejor pero hay un abismo entre ese deseo y el día a día lleno de sobrecarga de horarios, comida basura y sedentarismo por abuso de pantallas, por no referirnos a las «falsas noticias » sobre lo que está bien hacer o no, comer o no, etc..

 

Los médicos de familia de USA que han comenzado a incorporar un psicólogo en sus prescripciones notan beneficios en el cumplimiento del plan de salud y en la prevención.

Ahora bien , no es fácil. hay personas que puede tener contextos complicados que aumentan su desmotivación  para cambiar; no todos son candidatos a un programa de bienestar, es necesario efectuar un diagnóstico tanto de personalidad como situacional para valorar la totalidad de las opciones .

El candidato ideal  al éxito en la instalación de programas de salud es aquel que no es que haga todo tan mal, simplemente  NO hace aquello que le va bien: no come bien, está estresado, no controla el uso de su tiempo libre, está motivado pero le falta método.

Por ejemplo:

Un médico psiquiatra en la mitad de la cincuentena comenzó a ganar peso hace 20 años cuando dejó de fumar. El mayor problema según el mismo afirma fue el estrés  debido a las presiones de su trabajo como director de un centro de salud muy importante. Pero la trampa estaba en el abuso de dulces que su secretaria le traía con cada café que consumía de a litros. Comer se transformó en una forma de bajar la ansiedad.

Comenzó a ir a un gimnasio pero como la mayoría iba cuando quería. Contrato un entrenador personal y un psicólogo de salud: claro que podía caminar solo pero el tener un programa que lo obligaba a caminar 20 minutos al día y por otra parte lo hacía pensar en los estresores de su vida, la relación con su cuerpo y sus impulsos: comer, beber, consumir estimulantes resultó muy eficaz.

Finalmente logró entender algunas razones del por qué de toda la cuestión y continuar su programa solo manteniendo sus idas al gym y sus cambios de hábitos .

Queremos  que nos digan que hacer, pero es mejor cuando paramos, definimos nuestros en objetivos y diseñamos nuestra propia estrategia para lograrlos: se trata de relacionarse en forma diferente con el propio cuerpo y con nuestra realidad. Y no hay edad límite para hacerlo.

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