Relaciones que enferman: el caso Lady Di

«Todos me van a culpar, no?» Príncipe Carlos al conocer la noticia de la muerte de Lady Di.

Lady Diana Spencer princesa de Gales. ha sido un personaje controversial tanto durante su corta vida como después de su muerte. Nacida en Norfolk (UK) el 1 de Julio de 1961 en el seno de una familia aristocrática, probablemente hubiera permanecido en el anonimato si no hubiera sido por su matrimonio con Carlos Príncipe de Gales, heredero al trono de la añosa monarquía inglesa, ocurrido el 29 de Julio de 1981.

Lady Di: la princesa solitaria del traje de baño azul celeste siete días antes de morir | loc | EL MUNDO

¿Fue la suya la historia de una tragedia? o ¿Fue una exitosa iniciadora de la manipulación de la social media?, ¿Fue la víctima de una infancia traumática en permanente búsqueda de afecto o una consumada actriz ávida de fama?

Probablemente fue todo eso y mucho más aún,  puede que hayamos simplificado el relato de este drama romántico al estilo Jane Austen,   hasta  creernos que simplemente se trató de «la princesa rebelde» que no pudo soportar no ser amada por su esposo,  una víctima de la prensa y una abanderada de los marginados».

En realidad,  el análisis de los datos existentes permiten concluir que Diana Spencer se encontraba afectada por un síndrome compatible con el  Trastorno Límite de la personalidad con episodios reiterados de depresión profunda, bulimia, ataques de ira y automutilación.

Esos rasgos pre existentes se agudizaron por el cambio de vida que supuso para una joven de apenas veinte años y sin experiencia de ningún tipo ser parte de una de las casas reales más tradicionales y rígidas de Europa, aún perteneciendo ella misma a la aristocracia.

Por su parte, el Príncipe Carlos de Gales compartió con Diana una infancia desgraciada en lo que a apego seguro y confianza básica se refiere, aunque por diferentes razones.  Del análisis de sus cartas, sus declaraciones públicas y algunos escritos, se puede inferir  que sus rasgos emocionales y conductuales están más cercanos a una estructura de base depresiva, con  tendencia a la introversión, a una auto exigencia extrema, cierta pasividad, un espíritu reflexivo y la sensación de ser culpable e inadecuado.

Esta fue una relación en la que ambos fueron personas tóxicas para el otro y  victimas de un sistema de valores perverso, tanto desde el punto de vista institucional como social.

Es muy posible que Diana no haya recibido un tratamiento adecuado, ni siquiera un diagnóstico adecuado porque  es recién en 1980  que el Trastorno Límite de la Personalidad entra por primera vez en el DSM III, la clasificación categorial de los trastornos mentales.

Y aún en esa instancia,  su validez  era aún muy limitada, debido a su  evidente precariedad clínica para identificar síntomas que parecían no tener nada que ver con la psicopatología. ¿Era un problema de salud mental o una personalidad inmadura o caprichosa lo que aquejaba a la joven y -como no podía ser de otra manera -bella princesa?

¿Y Carlos? el ya no tan joven  príncipe se encontró enfrentando el mismo dilema que había sacudido las raíces de la monarquía inglesa con la abdicación de Eduardo VIII en 1936.

Su relación con  Camila Shand -luego Parker Bowles- era objetada por el establishment real que lo empujaba a buscar la mujer «correcta» definida como  alguien más joven y manipulable, dispuesta a aceptar las reglas del juego.

Los sentimientos no habían formado parte  de los avatares sucesorios  y eso nunca había sido un problema  para la monarquía hasta que su tío Eduardo se enamoró de Wallis Simpson, esa señora americana poco agraciada y divorciada dos veces.

Si bien en los círculos de la realeza la infidelidad históricamente era «una forma de vivir», debido a que las parejas reales pocas veces se armaban desde el amor cortés, se respetaba el protocolo sin discutirlo. Una amante jamás interfería en la vida pública.  Así lo sabían  Freda Dudley Ward o Thelma Furness,  solo un par de las muchas amantes de Eduardo de Gales que  habían aceptado mantener su perfil bajo. Pero Wallis Simpson estaba hecha de otra pasta  y desde el comienzo dejó en claro que ella había llegado para quedarse.

Carlos tuvo que cargar con la cruz de esa historia, que -curiosamente- era la causa de que él mismo fuera «heredero». En una increíble  versión del «efecto mariposa»,  repetía esa triste historia al verse impedido de elegir libremente a su esposa, cosa que perfectamente podría haber hecho si Wallis Simpson se hubiera quedado quietecita y callada,  Eduardo hubiera continuado siendo rey y ……largo etc.

No fue así y la personalidad de Carlos de Inglaterra encontró en su fallida relación con Diana una fuente inagotable de malestar y viceversa.  Él simplemente había seguido el consejo de su tío Dickie Mountbatten, a quién amaba y respetaba, al elegir una joven de carácter dulce y sin pasado romántico y Diana reunía -en apariencia-  ambas condiciones.

Creyó, ingenuamente, que podía llegar a desarrollar un cariño sincero por ella y quizás así hubiera sido en otras circunstancias, ella por su parte decía estar enamorada ¿Era eso posible?. Carlos y Diana se vieron solo 12 veces antes de su casamiento, ella tenia 20 años y él 32, ella desconocía casi todo lo relativo al claustrofóbico mundo de Buckingham Palace pero en los papeles parecía «perfecta» , virginal, deportista, entusiasta, moderna y con gusto por las actividades campestres. ¿Qué podía salir mal?

Es cierto que su educación no había sido la mejor, pero su esfuerzo por captar la atención del príncipe fue evidente para todos los que compartieron esos momentos y él necesitaba «resolver el tema». A pesar de sus dudas, el 6 de Febrero de 1981 él le propuso matrimonio y Diana dio el SI en medio de un mar de sonrisas y miradas de costado.

Diana de Gales. Carlos y Diana

Los problemas comenzaron inmediatamente después del compromiso, con la mudanza de Diana a una suite en Buckingham Palace. Casi no hubo encuentros con Carlos en esas semanas  y la presión de su nueva situación terminó siendo  un disparador de sus viejos síntomas : su ansiedad aumentó, sus estados depresivos, volátiles y cambiantes también y volvió a los  atracones y conductas de purga, como había hecho en su adolescencia ante el exceso de estrés.

Al mismo tiempo se fueron desarrollando unos celos enfermizos por Camila que pronto se transformarían en obsesión y rabietas continuas.

La primera interpretación del entorno tuvo que ver con «los nervios propios de los preparativos y las dificultades de adaptación a su nueva situación». Carlos manifestó su preocupación pero ya estaba demasiado comprometido y nadie parecía ver que algo fuera de lo común estaba sucediendo.

Algunas personas cercanas afirman que pronto detectaron una obstinación desconcertante detrás de la evidente vulnerabilidad emocional de Diana que contrastaba con su ausencia de conciencia de situación y, por supuesto, sin una mínima conciencia de enfermedad.

La luna de miel fue de todo menos romántica, Carlos  estaba perplejo por sus cambios de humor, era obvio que tenían una idea muy diferente de como pasar tiempo justos . El se había llevado algunos lienzos y una pila de libros de Van der Post, el místico y escritos afrikaaner , que esperaba poder comentar con Diana. Ella, por el contrario no era una gran lectora y en realidad aspiraba a toda su atención…hablarrr, hablarrr y SOBRE TODO, ser escuchada. Una mutua decepción.

Se trataba de la habitual disonancia de las expectativas sobre el otro presente en aquellas  relaciones en donde la empatía brilla por su ausencia.

Diana vivía en un mundo romántico que nublaba su interpretación de lo que significaba casarse con la monarquía. Seguramente creía que la suya sería una novela romántica. La idealización extrema es un rasgo de inmadurez emocional, en este caso, la personalidad introvertida de Carlos ayudó a instalar la decepción.

Con el tiempo, la Reina Isabel II,  el Príncipe  Felipe y los otros miembros de la familia real se percataron que detrás de los desaires de Diana al protocolo que la hacían dejar la mesa antes de finalizar una comida o ni siquiera presentarse,  había algo más que «juventud y rebeldía» pero la Reina Isabel, alérgica a la confrontación ni dijo ni hizo nada.

Carlos estaba solo y tampoco dijo ni hizo nada. Y Diana evidentemente no quería ni sabía salir de ese laberinto ¿Qué buscaba? probablemente calmar su inestabilidad y su vacío: siempre había fracasado en todo lo que se había propuesto, lo académico, lo artístico o lo deportivo y ahora el desafío ya había sido logrado…. ¿Había que seguir?

El habitual «Te odio, no me dejes!»  de los vínculos de las personas afectadas por TLP se desplegaba en toda su ambiguedad.

Diana no  creía necesario construir o pulir su rol.  «Es aburrido» decía frente a cualquier intento de enseñarle sus deberes reales. Había descubierto que bastaba con mostrarse cálida y cercana en público para ser valorada como una verdadera «joya de la corona»; el azar  había convertido su espontaneidad en una fortaleza aún siendo incapaz de sostener un compromiso  duradero con su nueva realidad a la que valoraba como amenazante.

Sin saberlo, su estilo fresco y amigable, producto de su temperamento pero también de su ignorancia de las reglas encajó perfectamente en el hartazgo social por unos personajes reales distantes y fríos y puso de manifiesto  la decadencia del Imperio tal como había funcionado hasta ese momento. En  términos actuales, se transformó en una influencer , solo con su presencia y algunos gestos pudo construir credibilidad, transformándose en un referente de marca en forma espontánea.

Este dato, no menor terminó siendo un elemento que jugó en contra de toda posibilidad de superación de sus dificultades vinculares con Carlos.

Otro hito importante para tratar de entender el guion de ésta historia,  fue el nacimiento del primogénito Guillermo de Cambridge en 1982 que desencadenó un cuadro de depresión post parto muy agudo, descrito por ella misma en la famosa y -ahora- controvertida entrevista que diera a Martín Bashir en 1995 :»Te despiertas por la mañana sintiendo que no quieres salir de la cama, te sientes incomprendida y con el ánimo muy bajo”, reconoció.

En esa entrevista  dice no haber recibido ayuda, no obstante hay constancia de su rechazo a cuanto psiquiatra y psicoterapeuta se le propuso. También sitúa  en esa época el inicio de sus conductas auto lesivas y su bulimia, dato no avalado por testimonio de familiares que sitúan estos episodios en épocas tempranas de su vida  y agrega:

Cuando nadie te escucha, o si sientes que nadie te está prestando atención, todo tipo de cosas comienzan a suceder……tienes tanto dolor dentro de ti mismo que intentas hacerte daño por fuera porque quieres ayuda, pero estas pidiendo la ayuda incorrecta”, una perfecta descripción del mundo emocional de una persona afectada por TLP-

Pareciera que en ese momento,  Diana pudo organizar el «relato» que la victimizaba y daba sentido a su conducta : «Ellos me enfermaron» «Ellos son el enemigo», refiriéndose al entorno de Carlos  como aquellos que le causaban dolor al afirmar que era inestable y que debían internarla antes de que se convirtiera en una vergüenza para la familia real.

“Bueno, el enemigo era el departamento de mi marido (sus consejeros y secretarios), porque yo siempre recibía más publicidad que él, mi trabajo era mayor y se discutía mucho más que el de él”, dijo en esa ocasión.

Princesa Diana: la polémica sobre la manera en que la BBC obtuvo "la entrevista del siglo" hace 25 años - BBC News Mundo

Creemos que en esa entrevista, no había otra intención de su parte más que darle sentido entre tanta presión y tanta irracionalidad a todo lo sucedido en esos 15 años elevando su «personaje» por sobre el de los demás, en un intento de construir una identidad solo basada en la imagen, en lo que los otros ven,  por aquello de que «solo cuando me miran soy». Curiosamente, es la misma estrategia que, en forma menos exitosa, había intentado treinta años antes otra celebridad probablemente afectada de TLP, Marilyn Monroe

Según la historiadora Sally Bedell Smith, Diana comienza a odiar todo lo relativo al mundo de su marido, sus hobbies,  el polo, sus pinturas, su gusto por la jardinería, incluso su amor por Shakesperare  muy temprano en la relación. Buscar motivos de roces o peleas era una conducta habitual, le costaba mantener los espacios de privacidad mutuos, se dedicaba a recordar a su marido que nunca sería rey y a alejar a sus amigos más cercanos como los Parker Tomkinson o Nicholas Soames. Raro en alguien que supuestamente se había enamorado casi a primera vista.

«La perversa Camila » se erigió en la causa de todos sus males,  en realidad parece ser que  Carlos recién retomará su romance con ella en 1986 cuando ya hacía rato que Diana se sentía espiada y paranoica y su segundo hijo Harry ya había nacido.

Carlos decidió pedir consejo sobre el estado de ánimo de Diana a Laurens Van der Post, después del nacimiento de Guillermo. Van der Post sugirió consultar  al psicoterapeuta Alan Mc Glashan  quien solo programó ocho sesiones con Diana asegurando que, si bien era una mujer con problemas emocionales,   estos no eran  patológicos. Contrariaba así la opinión del Dr. John Batten médico de la Corte, quién junto a otros prestigiosos profesionales como el Dr, David Mitchell o el Dr,Michael Pare, que había recomendado antidepresivos y psicoterapia cognitiva conductual, frente a lo que diagnosticaban como una enfermedad mental en ciernes.

No sabemos qué opinó Carlos sobre las conclusiones del psiquiatra pero él mismo inició, y mantuvo, la psicoterapia con Mc Glashan durante 14 años hasta 1995 lo que habla -por lo menos- de un mínimo insight respecto a su necesidad de ayuda profesional.

En todo caso, nada funcionó porque nadie parecía entender qué pasaba, por qué pasaba ni cómo resolverlo . A las conductas ya señaladas se agregó con los años otro de los síntomas ocultos en el trastorno límite  en forma de escarceos amorosos con personas de su servicio, guardaespaldas o choferes o profesores de equitación.

Como sucede en este tipo de relaciones, se instaló una permanente revancha en esa guerra no declarada y que claramente no podía tener ganadores, porque las relaciones tóxicas, por definición, solo admiten víctimas.

Golpeado por el impacto mediático que la publicación de libros como el de Andrew Morton que cuestionaban su capacidad como padre o como gobernante o la misma entrevista de Bashir ya comentada, Carlos  sucumbió a la falta de cintura para enfrentar el canibalismo de una sociedad sedienta de mitos. Nada que un asesor de imagen no pudiera arreglar, pero todo fue inútil ante el carisma natural de la princesa que se movía como pez en el agua en ese mundo ávido de modelos a los que admirar y con los que identificarse.

Un mundo en el que cabían Naomi Campbell, La Madre Teresa de Calcuta y la misma Diana en esa crisis de los `90, caracterizada por la falta de certezas, el debilitamiento de las estructuras familiares y laborales, las nuevas enfermedades como el SIDA o las fronteras abiertas y permeables. En ese nuevo contexto es la información y su consumo lo que genera atención.

Por eso se impuso la veta histriónica de Diana que supo afianzarse como un personaje atractivo y, en algún sentido, resiliente con sus visitas a Somalia o India o en sus presentaciones públicas abrazando enfermos.  Su osadía opacó para siempre los intentos de Carlos de exponer su interés por diversas causas y su compromiso con sus ideas, cosa que aún hoy sigue intentando hacer. Digamos que Diana estuvo en el lugar justo y en el momento socio cultural indicado y supo negociar con el Poder, el problema era que le faltaba un «para qué» más allá de su «venganza».

Frente a la concreción de su divorcio  en 1992, su revancha llegó una noche de verano de 1994.  La fiesta de Vanity Fair y el vestido negro de la diseñadora griega Christina Stambolian marcaron el inicio de una nueva etapa en la vida de Diana, “Una de las primeras cosas que hizo fue empezar a ponerse tacones”, cuenta David Sasson.,  “Sus faldas se acortaron, su ropa comenzó a ser cada vez más sexy y Diana se convirtió en la rutilante y glamorosa princesa que hoy recordamos”.

23 años de la muerte de Lady Di: la historia detrás del vestido negro de la venganza

¿Qué pasó después? Durante dos años Diana siguió cultivando un perfil altísimo que si bien en muchos casos sirvió para – por ejemplo-  poder hablar públicamente de su bulimia y concienciar sobre la importancia del cuidado de la salud mental, no parece haber logrado controlar su tendencia al permanente pasaje al acto y su dificultad en encontrar «SU» lugar en el mundo. No hay registro de que haya buscado apoyo psicofarmacológico y/o psicoterapéutico o realizado algún tipo de búsqueda de desarrollo personal.

Mas bien todo lo contrario, su última relación con el imprevisible  Dodi Al Fayed en esos nueve días de yate y vacaciones de Agosto de 1997 y  su juego del gato y el ratón con los paparazzis  hasta ese  triste final a 190Km/h  contra la columna 13 del Puente del Alma de la icónica Paris, son una metáfora de las múltiples tragedias personales de esta historia.

Su muerte -totalmente prevenible- es el broche final de una relación que enfermó a todos los involucrados y nos hace pensar en la responsabilidad que nos cabe.

Porque, si bien la historia de Carlos y Diana se entiende en el contexto histórico de los 90 y en la necesidad de construir mitos donde haya héroes y villanos, resulta que 25 años después  una serie en una plataforma de maxima audiencia como es Neftlix, retoma el relato ahí donde el publico lo dejó, reafirmando el culebrón, obviando la responsabilidad de hablar de los aspectos no dichos de ésta historia y eludiendo la visibilización de los trastornos mentales que fueron parte del núcleo duro de cualquier explicación posible de lo que pasó.

Si los productores de la serie The Crown , 4 temporada, o su creador Peter Morgan, creen cubrir sus responsabilidades con un breve anuncio sobre los trastornos alimentarios al inicio de cada episodio, están muy lejos de entender que 25 años son muchos, que la ficción no es impune si pretende disfrazarse de verdad  y que las fantasías debieran ser revisadas por respeto a las nuevas generaciones.

Las relaciones que enferman no pueden ni podrán ser evitadas pero estaría bien que dejáramos de temer  llamar a las cosas por su nombre.

 

The Crown': "Injusta", "preocupante" y "cruel" en su temporada 4

Fuentes :

Bedell Smith Sally : Prince Charles: The Passions And Paradoxes Of An Improbable Life

https://www.trastornolimite.com/

https://time.com/4918729/princess-diana-mental-health-legacy/

Morton Andrew : Diana, su verdadera vida. Ed. Emece, 1992

Lady Colin Campbell: The Real Diana, Arcadia Books, 2016.-

 

 

¿Como convivir con una personalidad borderline?

Estás en una relación con una persona que puede que esté afectada por un Trastorno límite de la personalidad si:

1. Sueles ocultar lo que piensas o sientes por temor a su reacción

2. Crees que no merece que valga la pena la horrible pelea o los
sentimientos heridos que seguramente vengan después?.

3. Sientes como si caminaras sobre cáscaras de huevo la mayor parte
del tiempo y que no importa lo que hagas o digas, porque le dará la
vuelta y lo usará en tu contra.

4. Eres culpado y criticado por todo lo que va mal en la relación, incluso
cuando esto no tiene un sentido lógico.

5. Eres el foco de intensas, incluso violentas, iras que no tienen sentido,
alternando con periodos en los que esa persona actúa de manera
perfectamente normal e incluso cariñosa.

6. Sientes que eres manipulado, controlado o incluso engañado algunas
veces.

7. Sientes que esa persona (que te importa) te idolatra o te desprecia,
sin puntos intermedios. Deseas que actuase como solía, cuando
parecía quererte y pensar que eras perfecto y todo era maravilloso

8) Te sientes humillado con mucha frecuencia, si tratas de dejar la
relación la otra persona busca evitarlo con amenazas del tipo » te prohíbo ver a los niños»

9) Te es muy difícil planear algo ( reuniones sociales, salidas, viajes) por los cambios de
estado de ánimo de tu pareja, su impulsividad o impredectibilidad. Tu, mientras tanto,  intentas convencerte de que es algo normal.

Las relaciones de las personas afectadas por éste síndrome constituyen un especial espacio de conflicto. A menudo las parejas se encuentran con la difícil tarea de decidir  para qué  mantienen ese vínculo.

Así, aprender a reconocer el momento de quiebre de la pareja, sus puntos débiles, por ejemplo: compulsiones, consumo de sustancias, agresividad,  conducta histriónica, ayuda a disminuir la sensación de estar sentado en un volcán en erupción. Acompañar o no estas dinámicas es una decisión personal, lo ideal es tener lo más claro posible no tanto que le pasa al otro sino que nos pasa a nosotros que estamos inmersos en ese estilo de vida.

Para comenzar será imprescindible entender  la narrativa, el guión,  la historia de la relación: sus razones de ser, analizar cómo comenzó el vínculo ayudará a delinear el escenario inicial en el cuál se armó ese primer proyecto en común.                                                                                    Resultado de imagen para marilyn monroe y joe dimaggio

Marilyn Monroe y Joe Di Maggio

 

La historia del encuentro entre dos personas que construyen una pareja implica referentes conscientes :

1)El proyecto: lo que cada uno desea de la unión y lo que ambos aceptan en términos de acuerdos explícitos sobre lo que la relación puede ser.

2)Los intereses: lo que cada uno considera que el otro puede aportar al  propio proyecto personal

Y referentes inconscientes que están ahí a pesar de no ser detectados en forma de pensamientos o ideas:

Por ejemplo, la idealización de las estructuras familiares (vinculares) de las que procedemos, internalizada por cada uno de nosotros marcan las expectativas acerca de lo que «debería» proporcionar una relación de pareja. Es el clásico «así se trataban mis padres….», «las mujeres de mi familia siempre han sido…», etc..

Unido a esto aparece también un ideal “romántico” que surge del deseo de que la pareja persista tal y como fue en sus inicios; deseo frustrado en tanto una pareja conforma un campo dinámico en permanente evolución.

Surge entonces esa idea bastante poco lógica acerca de la «traición» del otro que se niega- aparentemente- cumplir con el ideal de pareja que nos hemos forjado.

 

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Zelda y Francis Scott Fitzgerald

 

En las parejas con altos niveles de conflicto y en la que una de las partes o ambas se ven afectadas por algún trastorno de personalidad como puede ser el trastorno límite, trastorno bipolar, etc., hay una decepción profunda ante la “terrible injusticia” cometida por un Otro (con mayúsculas), que se supone, estaba destinado a facilitar la provisión de deseo, amor y cuidados necesarios en forma permanente. La demanda insatisfecha genera un permanente estado de insatisfacción, que se traduce en más demandas, crisis, círculos de violencia física y emocional y malestar en todas sus formas.

Es en ese punto en el que la pareja de una persona afectada por un TLP o un trastorno bipolar debería preguntarse :

a)¿Qué la llevó a involucrarse en esta relación sin ver los “detalles”?

b)¿Que pasa con su necesidad de ser el “salvador”?

c)¿Que cree que sucederá si  sale de ésta relación?

 En cualquier relación de pareja, ese Otro interno, nunca existe como un ser real, sino como una narración  porque no se trata solamente lo que uno desea (idealmente) sino la diferencia entre lo que uno desea y lo que uno siente que obtiene.

La unión psicológica y emocional con una pareja nunca se hace entre seres reales,  eso que queremos ver como realidad se establece a partir de las imágenes construidas del ser que deseamos y que viene a cumplir una expectativa soñada desde la misma infancia. Cuanto más claro tengamos esos modelos internos, menos probable que generemos vínculos insatisfactorios o inestables.

En las parejas conflictivas, tener claro este punto es básico para la convivencia: marcar la diferencia entre “lo que hay” y “lo que quiero que haya”, para no convertirse en “partícipe necesario» de la patología del otro….y viceversa.

En este caso nunca hay «víctimas» y «culpables».

Lo mejor que se puede hacer por una persona afectada por TLP, es negociar su carencia: es decir : «te doy si me das, si te comprometes a registrar también mi demanda», nunca “te doy sin más a pesar de todo”. Es una diferencia básica que marca la línea de lo terapéutico en tanto ayuda al otro a salir de su mundo interior tormentoso.-

Llama la atención en estas parejas el hecho contrastado de que no pueden estar juntos, pero tampoco separados.

Resulta común que en su historia, breve o extensa, hayan intentado más de una vez separarse, luego de una serie de enfrentamientos que culminan en el clásico ¡No te soporto más!.

Las separaciones, que paradójicamente otorgan libertad, también son acompañadas de un sentimiento de vacío, que aparentemente sólo el otro puede llenar.

Así resuelven darse otra oportunidad, la cual reinicia el ciclo de hostilidad, en medio de un clima de inconformismo y  falta de armonía.Es en este punto en el que la pareja del “enfermo” puede aportar al cambio. Su amor no es confluente, sino divergente. El sexo puede ocupar un lugar privilegiado en este conflicto, en tanto actúa como un espacio de fusión que intenta sanar heridas emocionales.

 

Finalmente: como pareja de alguien afectado por un trastorno de personalidad el desafío consiste en plantearse algunas preguntas básicas y no perer de vista el horizonte del propio proyecto personal, única forma de ayudar al otro y ayudarnos a entender el ¿Para qué?  del estar juntos para luego negociar el «Cómo lo haremos».-

10 tips para gestionar la ira con éxito

La ira es una emoción que puede variar en intensidad desde una ligera irritación a un estado de intensa furia y pasaje al acto en forma de golpes, rotura de objetos, conducción temeraria, etc. Supone un enfrentamiento con alguien que uno cree nos ha perjudicado en forma deliberada.  En este sentido es una emoción destinada a detectar y defendernos de situaciones amenazantes.

Como otras emociones se acompaña de cambios en la fisiología con aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la presión arterial y de los niveles de las catecolaminas (adrenalina y noradrenlina). Puede desencadenarse tanto por factores externos como internos: situaciones laborales, inconvenientes cotidianos (retrasos en un vuelo, trafico, tramites burocráticos) pero también asociaciones mentales con problemas personales, eventos traumáticos pasados y sentimientos de frustración.

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Es una respuesta adaptativa natural a una amenaza, despierta sentimientos y  activa conductas que nos permiten luchar y defendernos cuando nos sentimos atacados. Por lo tanto es necesario que exista una cierta dosis de «enojo» para sobrevivir. Pero, si la única respuesta a eventos que nos molestan, normativas sociales, procedimientos o reclamos es una respuesta agresiva, probablemente haya que revisar algunos contextos.

Para manejar las emociones agresivas ponemos en marcha procesos que a veces son conscientes y otras veces no lo son. Las tres dimensiones a analizar serán:

  1. EXPRESAR
  2. SUPRIMIR
  3. CALMAR

EXPRESAR : nuestro malestar en una forma asertiva -no agresiva- es la opción más saludable, para lograrlo será necesario aprender a detectar qué necesitamos y como creemos que podemos conseguirlo sin herir a otros, ser asertivo significa sobre todo respetar al otro sin declinar en los propios objetivos. Por lo contrario intentar suprimirlo suele ocasionar trastornos físicos (hipertensión, problemas digestivos, etc) y cambios en la conducta hacia respuestas pasivo-agresivas. Calmar la ira a través de su expresión será entonces la meta:

Comencemos por estos 10 tips:

  1. Piensa antes de hablar
  2. Cuando sientas que tus ideas están más claras, expresa tu frustración en forma asertiva
  3. Incorpora la actividad física como hábito
  4. Practica el «tiempo fuera»: regálate espacios libres de rutina
  5. Identifica posibles soluciones
  6. Empieza tus oraciones diciendo «Yo estoy enojado porque» en lugar de » Tú nunca…» cambia tu forma de pensar
  7. No seas rencoroso
  8. Utiliza el humor para bajar las tensiones
  9. Practica ejercicios de relajación
  10. Reconoce cuando necesitas pedir ayuda
El Modelo de Prochaska y DiClemente sobre etapas del cambio, sirve (adaptado) para entender el control de la ira como un proceso en el que identificar las variables en juego será el paso más importante:
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El codependiente: un rehén de los otros

La persona codependiente necesita  asumir responsabilidades en la vida de los que la rodean, al punto de sentirse incómoda y desamparada cuando está sola. Esto ocurre debido a su dificultad en poner límites. Cuando termina una relación importante, busca con urgencia otra a la que proporcionar el cuidado y apoyo que cree que el otro necesita, para reforzar así su propia autoestima.

Rechaza el hacer peticiones, incluso las más razonables  al tiempo que subordina sus propios deseos a los de aquellos a los que dice proteger.

En suma,  la necesidad de conseguir la aprobación de otros es su meta meta y para alcanzarla, la persona codependiente está dispuesta a aceptar situaciones con las que está en desacuerdo.

La sensación de necesitar de otros llega a ser tan intensa que aparecen sentimientos de malestar cuando, por lo que sea, la persona tiene que permanecer sola; sensación que se agrava cuando sospecha que la van a abandonar.

El término codependencia surge en la década del 70 al principio centrado en el ámbito de la dependencia al alcohol y los malos tratos, para describir la actitud adoptada por algunos familiares respecto al paciente.

Básicamente, se caracterizaba por el reforzamiento de las  conductas adictivas o desadaptativas del paciente que parecían más una expresión de la necesidad de seguir siendo un cuidador-víctima permanente para así mantener la propia identidad que un genuino apoyo al otro para ayudarlo a superar sus problemas. Continuar leyendo «El codependiente: un rehén de los otros»

Relaciones que enferman: el caso Francis Scott & Zelda Fitzgerald

«Toda vida es un proceso de demolición» (Francis Scott Fitzgerald en El jactancioso)

¿Es posible hablar de relaciones enfermas?,

Me refiero a relaciones que construyen un espacio propio en el que el vínculo tipo «fusión» dominado por la idealización mutua  (1) , termina borrando los límites de la historia personal hasta que no sea posible pensar en uno sin el otro.

Quizás este sea el caso de Scott y  Zelda.-

Francis Scott Fitzgerald, nace el 24 de Setiembre de 1896 en St, Paul, Minnesotta, en el seno de una familia católica irlandesa. Estudia en la Universidad de Princeton sin llegar a graduarse y se alista en el ejercito para participar en la Primera Guerra Mundial; en 1920 se casará con Zelda Sayre , una joven nacida en Montgomery -Alabama- el 24 de Julio de 1900;  la menor de los cinco hijos del Juez Sayre, un hombre recto y autoritario y de una madre que la trata con excesiva indulgencia.

La novela inicial de Scott,  A este lado del paraíso(1920), lo convierte rápidamente en un escritor de éxito y junto a Zelda inician una vida intensa, loca y desenfadada siempre de viaje, siempre de fiesta,  siempre -o casi siempre-borrachos. Son ricos, jóvenes, guapos y representan el espíritu «libre» de los años 20.-

Zelda es una niña malcriada que a los 20 años aún no ha encontrado su vocación y que se ha dedicado a escandalizar a la pacata sociedad del sur con conductas estrafalarias y provocadoras.

Ni siquiera la maternidad, que llega en 1921 con el nacimiento de su hija Scottie, servirá para que siente cabeza; su hija crecerá entre mucamas y niñeras, porque «los hijos nunca tienen que ser una molestia» .

En 1925 se publica El Gran Gatsbyconsiderada una de las mejores obras de la literatura americana de principios del Siglo XX, no es común encontrar un éxito literario y económico tan rápido en un joven de apenas 30 años.

Estar en el ojo de todo el mundo, exponerse y provocar, siempre a dúo, es su estilo de vida. Algunos creen que Zelda le arruina la vida, otros que es un marido tiránico que cercena todas las iniciativas de su esposa para intentar destacarse: escribir, pintar, bailar. Es probable que ambas cosas sean ciertas.-

En 1930 se instalan en París e integran el grupo de escritores  bautizados por Gertrude Stein  como Generación Perdida, Hemingway, Dos Passos, Ezra Pound, Faulkner; continúan con las fiestas, las borracheras, las peleas agresivas y las floridas reconciliaciones epistolares en una relación cada vez más  enfermiza  de celos y  posesividad mutua.

Zelda intenta suicidarse dos veces tirándose por las escaleras y tomando pastillas – luego del lavado de estómago se irá de fiesta con su marido-, escribe cuentos y logran que se los se los publiquen, aunque a veces, su trabajo aparece bajo el nombre de Scott, porque su agente considera que será más rentable.

Scott no cree en su talento y ella se siente a menudo menospreciada. Lo cierto es que novelas como Suave es la noche son una descripción de las vivencias de su vida en común, Zelda  contribuye a delinear muchos de los personajes de los cuentos de Scott, en la producción literaria de ambos se perfila claramente una tendnecia autobiográfica.-

Poco a poco, lo que era una vida extravagante deja ver su cara más sombría. Las borracheras de Scott son permanentes y complican su producción literaria y Zelda cae en una profunda depresión como resultado del fracaso en su intención de convertirse en una bailarina famosa.

Será el comienzo de un proceso de deterioro psíquico que culminará con un diagnóstico de esquizofrenia y una vida recluida en caros sanatorios para enfermos mentales. Durante años, Scott se negará a los pedidos de Zelda de ser dada de alta y volver a vivir juntos, convencerá a sus médicos de la inconveniencia de tales reclamos y se empeñará económicamente para pagar los tratamientos, pero nunca accederá a intentar una vida «normal».-

El final de ambos no podrá ser más trágico, Scott sufrirá un infarto de miocardio mortal,  en Hollywood en 1940 y Zelda morirá en un incendio en un hospital de Carolina del Norte,  en 1948.

Existe actualmente una corriente que reivindica la figura de Zelda,  las feministas americanas la  ven como una mujer en lucha contra un marido que la maltrata.

La comparan, por ejemplo, con mujeres como Elena Garro (esposa de Octavio Paz) o  Clarice Lispector y la valoran como una víctima de una relación que corta su carrera y vulnera su creatividad como artista. La verdad es que en su biografía, no hay datos que hagan suponer un interés por la literatura o el arte, previo o en paralelo a su encuentro con Scott.

Desde la psicopatología, su historial nos hace pensar en que probablemente se trate de una personalidad  que hoy diagnosticaríamos como  Trastorno límiteborderline y que existía desde antes de conocer a Scott.

No estaba»loca», su diagnóstico seguramente no era «esquizofrenia», sino que seguramente la relación dependiente y posesiva con Scott ,  un alcohólico crónico,  y  su internación prolongada fue agregando síntomas de delirio y cronificación. Quizás el encuentro con este hombre que la introduce en un mundo de intelectuales haya sido el detonante de su interés por escribir  aunque en otras circunstancias su destino de vulnerabilidad psíquica quizás hubiera sido el mismo y sus posibilidades artísticas, inciertas.

Y que hubiera pasado con Scott?, la relación que mantuvo en los últimos tres años de su vida, con Sheila Graham, contada por ella en su autobiografía, hace suponer que su suerte también estaba echada.-

Como pareja, sostienen su vínculo desde la idealización mutua, con el deseo de ser el uno la imagen especular del otro. En estos casos se instala la idea de «somos uno solo» en una complementariedad enloquecedora, en la que el tercero-la hija- no tiene lugar mental ni vincular.

«Tu problema, Zelda, es que no te has contentado con beber de la fuente de la juventud. Has seguido asomándote desde el pretil para ver tu imagen hasta que te has caído dentro y casi te ahogas«, le escribe Scott.

Y Zelda le responde:

«No me asomaba para ver mi imagen. Intentaba sacarte del agua a ti»

El equilibrio emocional de la pareja es inestable porque las relaciones de fusión como la de Scott y Zelda pasan por momentos de enorme exigencia hacia el otro en donde el compartir tiene un tinte persecutorio, están siempre pendientes de la otra persona para demostrarse mutuamente sus fallas, circulan el desprecio y las críticas y sin embargo no pueden estar separados. Es la relación típica del borderline que grita «Te odio, no me dejes».

En este caso, no se trata de una mujer cuya historia de realización personal se vió trastocada por una relación que la enfermó física o psíquicamente, sino que hablamos de una relación enferma entre dos personas  que hicieron de su historia personal una producción literaria.

Como concluye algún analista, quizás se trate solo de un buen escritor que además era alcohólico que se casó con una mujer interesante pero inestable mentalmente y mientras se transformaban en el ideal de una generación de norteamericanos se dedicaron a hacer un par de cosas juntos.-

Para saber más:

(1) Berenstein Isidoro, Puget, Janine: «Psicoanálisis de la pareja matrimonial», Ed. Paidós (1997)

Milford, Nancy: «Zelda: una biografía»,(1970)

«Querido Scott, Querida Zelda»: las cartas de Francis Scott y Zelda Fitzgerald. Ed. Numen (2013)

http://www.pbs.org/kteh/amstorytellers/bios.html

Fitzgerald, Scott : «Cartas a mi hija» , Ed. Alpha Decay (2013)

 

Abuso emocional : tips para reconocerlo

El abuso emocional es una categoría resbaladiza. A diferencia del abuso físico, las personas que lo padecen pueden no darse cuenta de lo que está sucediendo.

Incluso es probable que sea más dañino que la violencia física porque puede destrozar nuestra imagen y lo que pensamos de nosotros mismos.  Todo aquello que estamos destinados a ser se desvanece al permitir a alguien que nos defina.

El abuso emocional puede darse entre padres e hijos, esposos, familiares, hacia los ancianos, entre amigos o en cualquier relación en la que haya un desequilibrio de poder. El abusador proyecta sus palabras, actitudes y acciones en su desprevenida víctima como una continuidad de heridas narcisistas propias que no ha podido resolver.

Suele mostrarse encantadores, responsables, atentos;  siempre evade el diálogo y al ser cuestionado por su actitud responde que lo que realmente es dañino son las críticas hacia su persona. Cuando la pareja se rehusa a conversar, o evita hablar de diversos asuntos, es una manera de manipulación.El abusador utiliza comparaciones constantes con anteriores parejas u otras personas para hacer sentir a su pareja inferior o insuficiente.

Hazte las siguientes preguntas para descubrir si estás siendo abusado o eres una abusador emocional:

1) Humillaciones, degradación, juicios, críticas

  • Alguien se burla de tí en público?
  • Alguien usa el sarcasmo como una forma de degradarte?
  • Cuando te quejas, esta persona contesta «era una broma!» o «eres demasiado susceptible»?
  • Te dicen con frecuencia que tus opiniones o sentimientos no son correctos?
  • Alguien  ridiculiza o  ignora regularmente tus opiniones, sugerencias o sentimientos?

2) Dominación, control & vergüenza

  • Sientes que esta persona te trata como a un chico?
  • ¿Te corrigen o castigan porque tu conducta es «inapropiada»?
  • ¿Sientes que debes «pedir permiso antes de ir a alguna parte o antes de tomar pequeñas decisiones?
  • ¿Controlan tus gastos?
  • ¿Te tratan como si fueras inferior?
  • ¿Te hace sentir que está siempre haciendo lo correcto?
  • ¿Te recuerdan todo el tiempo tus defectos?
  • ¿Menosprecian tus logros, tus aspiraciones o tus planes o incluso quién eres?

3) Acusaciones, demandas irracionales, negación de los propios errores

  • ¿Te acusan de algo que solo está en su cabeza cuando sabes que no es cierto?
  • ¿Es esa persona incapaz de reírse de sí mismo?
  • ¿Son extremadamente sensibles si se burlan de ellos?
  • ¿Les cuesta pedir perdón?
  • ¿Piden excusas por su conducta o tienden a culpa a otros o las circunstancias por sus errores?
  • ¿Te llaman con apodos o etiquetas?
  • ¿Tienen problemas con los limites y el respeto?

4) Distancia emocional, silencios, aislamiento, abandono

  • ¿Retacea su cariño o afecto?
  • ¿Cubre las necesidades básicas o usa el abandono como castigo?
  • ¿Juega el papel de víctima para culparte, en lugar de asumir sus responsabilidades?
  • ¿Se da cuenta de cómo te sientes?
  • ¿Muestra empatia o interés por tus cosas?

5) Co dependencia

  • ¿Alguien te trata como si fueras una prolongación de su persona?
  • ¿Comparte información personal sin tu autorización?
  • ¿No toma en cuenta tu opinión y hace lo que cree que es mejor para ti?
  • ¿Requiere contacto continuo?¿Carece de una red de apoyo personal por afuera de ustedes dos?

 

Si este tipo de cosas sucede con frecuencia y el abandono, la negligencia, el control del dinero o el uso indiscriminado de tus fondos,  los celos, la infidelidad, la devaluación, el rechazo o las comparaciones destructivas son parte del escenario habitual, puede que estés dentro de una relación violenta.

El abuso psicológico o emocional es una forma de control y dominación que busca aislar y menoscabar la autoestima del otro a través del ejercicio de un poder que deteriora, confunde y paraliza.


A veces, se trata de conductas no verbales, miradas de desprecio, gestos insultantes, silencios; es un tipo de violencia»invisible» porque no se detecta desde afuera y la propia víctima se acostumbra a ese estado de minusvalía emocional.

Es un tipo de violencia que afecta la salud física y psíquica, predispone a estado de ansiedad, depresión, conductas compulsivas o trastornos alimentarios.

El perfil del maltratador emocional suele ser:

1) Alguien con rasgos psicopáticos, paranoides u obsesivos

2) Alguien con tendencia a fabular, insatisfecho con su propio proyecto, con sentimientos de inadecuación

3) Alguien con trastornos del humor, siempre malhumorado, con respuestas violentas que atribuye a problemas familiares, económicos o laborales

4) Alguien que abandona sexual y físicamente al otro, que no acompaña ni quiere ser acompañado

5) Alguien autoritario, egocéntrico y egoísta, miedoso, simulador

6) Alguien que ha sufrido abusos en su infancia

El perfil de la víctima suele ser:

Alguien sometido, servicial, con baja autoestima, inseguro, dependiente, que termina creyendo que todo sobre sí esta mal pero no alcanza a ver por qué.

Para salir de ese círculo vicioso es necesario reconocer los signos de violencia, asumir la responsabilidad por la propia vida, dejar de lado los roles de «redención» – nadie cambia porque sí-, valorar el propio proyecto vital y la responsabilidad por el crecimiento de los hijos que se merecen un modelo de relación más saludable.

EL MALTRATO DE CUALQUIER TIPO NUNCA ES UNA FORMA DE AMOR

 

Fuente: http://psychcentral.com/blog/archives/2013/02/20/signs-of-emotional-abuse/

Relaciones que enferman: el caso Vivian Maier

Vivian Maier es uno de los más interesantes eventos virales de los últimos años. De hecho, nadie conocía este nombre hasta el 2007, en que John Maloof, un joven de 27 años que escribía un libro sobre la historia de Chicago, comprara en un remate, un lote de cajas por 300 U$S . Terminado su libro, se dedicó en detalle a examinar el contenido de las cajas que había adquirido.

Le tomó cerca de un año y medio darse cuenta de que eran excelentes fotografías, la mayoría -exactamente 150.000- negativos sin revelar, guardados en cajas y mezclados con ropa, tickets, cheques de la seguridad social sin cobrar, películas en 8mm y recortes de periódicos.

Abrió un blog y publicó las fotos en Flickr y el resultado viral fue inmediato. Se trataba de una colección de fotografías de calle que hacían a Vivian Maier digna de compararse con Diane Arbus o Helen Levitt.

¿De que  tipo de relación que enferma hablamos en este caso? Lo que se sabe de Miss Maier es lo que Maloof ha investigado y publicado en su blog y en el film http://www.findingvivianmaier.com/, y lo contado por un documental de la BBC1, Vivian Maier Mistery.

 

Una mujer que muere a los 83 años, en 2009, casi como una homeless, después de haber trabajado como niñera toda su vida, mientras fotografiaba escenas de calle con una Rolleiflex eternamente colgada de su cuello. Algo dice la elección de la marca de su cámara- tuvo por lo menos siete-. Las Rolleiflex, son las cámaras profesionales por excelencia, no solo técnica sino también estéticamente….y nunca han sido baratas.

Una mujer sin historia, ni parientes, ni intereses personales- más allá de la fotografía- nacida en New York pero ligada a Francia por herencia materna. Las preguntas que se hacen los que se acercan a su obra, absolutamente perfecta técnica y conceptualmente, comienzan siempre con ¿Por qué?

¿Por qué no revelaba sus fotos? ¿ Por qué trabajaba como niñera y no como fotografa? ¿Por qué ocultaba su origen y su nombre?

Nuestra mirada desde la psicología, nos conduce a conclusiones poco glamourosas y más cercanas a la psicopatología. Esta mujer solitaria, que nunca sintió la necesidad de tener un espacio propio y que dejó recuerdos difíciles en los niños que cuidó, era probablemente una persona afectada por algún grado de esquizofrenia paranoide.

Había en ella conductas de acumulación compulsiva, lenguaje que imitaba un acento francés que no le era propio, una forma de vestir fuera de contexto, masculina y gris, una forma de caminar desgarbada y dura y una búsqueda permanente de sentido a través de las noticias en los periódicos que guardaba por toneladas.

 

Su interés por las historias de asesinatos, raptos, miseria y violaciones, en ese «Te lo dije!», que comenta una de las personas que la trató, bien podía deberse a algún desplazamiento de algún profundo trauma, imposible de simbolizar, vivido por ella o quizás por su madre, Maria Jaussard, que había nacido en  Saint-Bonnet-et-Champsaur , un pequeño pueblo de los Alpes Franceses y emigrado a New York en 1914.  Se sabe de ella que se casó con Charles Meier en 1919 y  que en 1926 nacería Vivian. Luego de su separación, llevará a su hija a su pueblo en 1932 y allí vivirán varios años hasta su vuelta a USA. Vivian volverá a este pueblo en 1949 y en 1959, y con una pequeña herencia viajará por distintos países de Asia. ¿Qué pasó con su padre y su hermano?, ¿Cuando se mudó a Chicago?¿ Había terminado algún tipo de estudio? Hasta ahora poco se sabe.

¿Por qué no revelaba sus fotos?, desde la psicopatología, podemos decir que posiblemente no lo hiciera porque su objetivo terminaba en el control de la imagen, de la vida, de las emociones ajenas. Podía acercarse mucho con su cámara , pero era incapaz de contacto humano consciente. No se trataba, como decía Cartier-Bresson de «capturar el momento», aquél en el que «se alinea la cabeza, el ojo y el corazón», sino simplemente de congelarlo. Tomaba, por ejemplo, fotos de los golpes o accidentes de los niños a su cargo, sin participar ni ayudar, simplemente «congelando el momento.»

No obstante, es probable que en ese gesto hubiera un intento de contacto, una captación del dolor ajeno que no podía culminar en una acción reparadora, debido a su falta de empatía y deterioro de los canales emocionales. De allí su actitud compulsiva. Puede que también la influencia de Jules Bennard, esa amiga de su madre, fotógrafa, haya sido mayor de lo que se pudiera pensar.

Su trabajo sugiere una percepción inconsciente de lo que la postura y el gesto transmiten, no es necesario buscar doble lecturas.

Era simplemente alguien que a través de su cámara podía controlar su ansiedad de separación. El origen de su complicada personalidad, como en cualquier caso clínico, habría que rastrearlo en la serie complementaria que seguramente descubriría, además de una predisposición genética, vivencias traumáticas, abusos, violencia simbólica y sobre todo abandono, mucho abandono. Podemos arriesgar en su historia muy poca mirada de algún otro significativo.

No parece una aficionada a la fotografía sino alguien que fotografiaba como una forma de supervivencia.  Como lo hacía Van Gogh con su pintura o Kafka con su narrativa.

La creatividad está muy ligada a las zonas oscuras de la mente y puede ser una oportunidad de superar los propios fantasmas, quizás si Vivian hubiera tenido interés en revelar sus fotos, hubiera abierto un camino hacia alguna forma de equilibrio mental. En el caso de Vivian, parece que se trató simplemente de alguien muy talentoso pero profundamente enfermo.

Esta fama póstuma no agrega nada a la historia, más allá de brindar una oportunidad de análisis de la fuerza que lo visual tiene en esta cultura. Importa muy  poco ahora quién era o qué le pasaba.

Aunque esa visión retrospectiva de la gente que la trató e incluso padeció, puede que ayude a derribar prejuicios y a crear una mayor consciencia acerca de lo que es la enfermedad mental. La relación que enferma, el infierno, en este caso ha sido la relación con los otros. La humilde e invisible niñera que tomaba fotos, se ha transformado en la gran fotógrafa que trabajaba como niñera.

Finalmente, cada vez que admiramos una de sus fotografías estaremos cerrando un círculo y esto, puedo que ya no le importe a Vivian pero seguramente nos  debería importar a todos.-

Para saber más:

http://www.theguardian.com/lifeandstyle/2014/jul/19/our-nanny-vivian-maier-photographer

http://www.newyorker.com/culture/culture-desk/vivian-maier-and-the-problem-of-difficult-women

http://www.theguardian.com/film/2014/jul/17/finding-vivian-maier-documentary-review

Identificando la violencia de género

«TE QUIERO tanto que no puedo vivir sin tí. No salgas, hoy quédate conmigo. Aquí, los dos juntos. ¿Para qué necesitamos a nadie más? Te adoro, no soportaría perderte….¿Cortarte el pelo?Ni se te ocurra, así estás preciosa. Esa amiga tuya no tiene ni idea de lo que a tí te queda bien. De hecho, no la soporto, siempre quiere sacarte de casa. No es tu culpa que ella sea una desgraciada y no tenga a nadie que la quiera. Pero tú sí, tu me tienes a mí. Nadie te va a querer como yo…¿Cansada? Porque tú quieres; en el trabajo te toman el pelo.¿Que si deberías dejarlo?Por supuesto, por esa mierda de sueldo que cobras estás descuidando al niño…»

Fragmento de «El verdugo en casa» El Periódico 3/02/2011.-

Como familiares, amigos, compañeros de trabajo estamos en condiciones de ayudar a una mujer víctima de algún tipo de violencia de género. No se trata solo del golpe  o los dolores de compleja explicación sino de otras señales a veces más sutiles.

¿Que le puede pasar a la mujer?

Puede que sea retraída y se aísle del entorno, que no participe en charlas o debates cuando está su marido y sí lo haga si está sola

Puede ser una persona ansiosa

Puede no valorar sus logros personales o no gustarse físicamente

Puede no hablar nunca de su vida familiar

Puede ser una persona que nunca dice NO de frente

Puede que sea una persona que no se anima a tomar decisiones que supongan gasto de dinero

Puede que sea una persona que nunca sale sin su pareja ni tiene actividades o amistades que no sean compartidas

Puede que sea una persona que se autoexige laboralmente y que excusa a su pareja si es exactamente lo opuesto

Puede que sea una persona que justifica siempre los argumentos de su pareja

Puede que sea una persona que sobrevalora los logros de su pareja

Puede que a veces tenga golpes, moretones o contusiones  que no sabe explicar

Puede que sea una persona con tendencia a idealizar y dificultades para ver los aspectos difíciles de cualquier situación

Puede ser una persona que reacciona en exceso a situaciones de tensión en los grupos

¿Que le puede pasar al hombre?

Puede ser un hombre «normal», si es que existe la normalidad

Puede tener un nivel educativo o profesional o económico medio o alto

Puede ser un violento verbal

Puede justificar más o menos abiertamente la «inferioridad social» femenina

Puede tener problemas de autoestima encubierta

Puede ser egoísta, autoritario, mentiroso y dominante

Puede ser poco empático en público con su pareja y muy empático con el resto de personas que trata

Puede ser un seductor nato y utilizar las relaciones sexuales como una forma de «arrepentimiento»

Puede decir con más frecuencia que la media : «YO creo» «Yo le dije» «Yo necesito» «Yo no voy a…»

Puede tener tendencia a resolver los conflictos de forma violenta (verbal ó física)

Puede ser una persona con altos niveles de ansiedad

Puede tener escaso o nulo control de su ira

¿Que le puede pasar al hijo o hija?

Puede tener problemas de conducta en el colegio

Puede tener problemas de aprendizaje o de relación con los demás

Puede ser un niño ansioso o triste

Puede ser un niño que en su casa está «en su mundo»

Puede que sea un niño que intenta defender a su madre aún cuando no sea necesario

Si te parece que una persona de tu entorno está sufriendo algún  tipo de violencia:

1) No la juzgues e intenta entenderla

2) Favorece situaciones en las que pueda hablar de lo que le pasa y en las que puedas contarle tu impresión desde afuera

3) No la dejes sola, evita que se aísle

4) Explícale donde y como puede pedir ayuda

5) Llama a la policía si crees que su integridad está en peligro

¿Y si te pasa a tí?

Pedir ayuda no te compromete a decidir sobre lo que deseas o no deseas hacer, pero te dará información sobre tus opciones, cuando la violencia comienza generalmente se agrava y para salir de ella necesitarás ayuda externa.

1)  Si tu situación es de riesgo y urgente,tienes derecho a pedir :

  •      asistencia médica
  •      asistencia jurídica
  •      alojamiento de urgencia si tienes que dejar tu domicilio
  •      una orden de protección si crees que estás en peligro

2) Si tu situación no es urgente pero tiene que ver con abusos psicológicos o económicos crónicos y prolongados en el tiempo,  tienes derecho a:

  • informarte sobre tus opciones
  • hablar con tus amigos o familiares sobre lo que pasa
  • no vivir asustada, agobiada, triste e insegura sobre tu futuro
  • pedir ayuda profesional para entender por qué entraste y te mantienes en esta relación

Recursos en Argentina:

http://www.mujeresenigualdad.org.ar/pdf/Guia.pdf

http://www.justiciacordoba.gob.ar/justiciacordoba/paginas/violencia_familiar_info.aspx

Para saber más:

http://www.unwomen.org.es  ONU mujeres

http://www.saynotoviolence.org/es ONU MUjeres, plataforma de acción global online

4 formas en que estar en pareja puede cambiarnos

Cuando estamos dentro de una pareja estable, solemos transformar el «yo» en «nosotros». No es solo una cuestión semántica, es que el sentimiento de ser uno mismo evoluciona a través de esa relación.-
Y, a medida que estamos más comprometidos, vemos como ese «nosotros»  también se transforma en «yo».
Pero, ¿cómo es que pasa esto?,  ¿es algo positivo o negativo?
Según Mattingly, McIntyre & Lewandowsky, nuestras relaciones pueden cambiar la forma en que nos vemos y nos valoramos de dos maneras distintas:
  • 1) La extensión de tu autoimágen puede cambiar; puede expandirse para incluir nuevos rasgos, o hacer más prominentes los ya existentes. Por ej., un hombre puede descubrir que le encanta la cocina gourmet después de varias citas en las que la comida elaborada sea la propuesta reiterada. Alternativamente, esa misma autoimágen puede disminuir porque la relación ha logrado que algunos rasgos personales desaparezcan; la relación te ha llevado  que descuides algún rasgo típico de tu personalidad, Por ej, una mujer puede dejar de sentirse bonita, porque su pareja es muy crítica con su apariencia. Esto también puede pasar si suprimes algún rasgo porque tu pareja lo critica, como el caso de ese hombre que trata de ser menos agresivo porque su mujer objeta ese tipo de conducta.
  •  2) La valencia de tu imagen personal puede cambiar -esto es, el grado en que percibes estos cambios como positivos o negativos. De hecho incluso las relaciones más negativas pueden brindarse cambios positivos en tu autoimágen, como por ejemplo, el descubrimiento de las fortalezas personales para enfrentar una crisis de pareja.

  La extensión y la valencia de nuestra autoimágen pueden combinarse para dar cuatro combinaciones que explican los cambios a medida que nuestra relación se hace más seria e independiente:

1. Expansión del Yo: Agregamos información nueva y positiva a la imagen personal. Esto puede ocurrir porque incorporamos aspectos de nuestra pareja a los propios y/o nos enganchamos en actividades nuevas con ella

2. Contracción del Yo: Perdemos aspectos propios, por ej. un hombre puede ser un fan del fútbol, pero cuando su mujer rechaza acompañarlo a la cancha o se niega a mirar los partidos por TV, va perdiendo su interés y este rasgo deja de pertenecer a su identidad

3. Recorte del Yo:  Suprimimos rasgos negativos de nuestra personalidad. A diferencia de la Contracción del Yo, en la que perdemos rasgos que nos llevan a un empobrecimiento de nuestra identidad, en el Recorte del Yo se da un crecimiento de la imagen personal positiva. Por ej, los que están en pareja suelen sentirse menos solos o pueden intentar cambios en los hábitos negativos como fumar o problemas con el peso o la falta de confianza en uno mismo con ayuda del otro

4. Adulteración del Yo: Adquirimos hábitos negativos. Esto puede ocurrir cuando estar dentro de una relación cambia tu conducta para peor. Por ej. si un desacuerdo con su pareja lleva a una mujer a criticarlo, ella puede con el tiempo empezar a verse como una insatisfecha crónica, especialmente si su pareja la vé así.

Es decir, tu relación puede cambiar el concepto que tienes de ti mismo, tu autoimágen, para bien o para mal. Pero ¿Como influyen estos cambios en tu relación?

McIntyre y sus colegas llevaron adelante dos estudios examinando la conexión entre los cambios en la autoimágen y sus consecuencias para la relación.

En el primer estudio, 55 adultos en pareja (69% casados) completaron  dos cuestionarios, uno sobre identidad personal  y  otro sobre su relación,con seis semanas de diferencia entre uno y otro.

Se vió que puntuaciones altas en Expansión del Yo y Recorte del Yo en la primera encuesta fueron asociadas con > satisfacción dentro de la relación seis semanas después. Por el contrario, una visión negativa de la imágen personal,  con + contracción del Yo y +adulteración del Yo fue asociado a menor satisfacción 6 semanas después. Esto sugiere que las variaciones en la imágen que tenemos de nosotros mismos influencia en como nos sentimos en pareja conforme pasa el tiempo.

En el segundo estudio, 147 adultos en pareja (76% casados) completaron una  sola encuesta con preguntas acerca de su relación y su autoimágen. Aquellos con mayor Expansión del Yo tendían a valorar su relación en forma más positiva. Puntuaban más bajo en intención de dejar la relación o conocer otras personas y se mostraban más deseosos de satisfacer a sus parejas. Estos resultados también concluyeron que en parte tenía que ver con que estos cambios positivos en la autoimágen estaban asociados a mayor nivel de compromiso. Por lo que parecería que hay una relación de causalidad directamente proporcional entre la identidad individual y la identidad como pareja….aquello de «estar contigo me hace mejor persona»….

El impacto que tu relación tiene en como te sientes, como te valoras, como te percibes va a terminar afectándola en una especie de círculo de crecimiento. Y todavía más, va a afectar como tratas a tu pareja y los esfuerzos  que haces o no en mantener esa relación y mejorarla. Pero también, cuando tu relación te hace cambiar para mejor, hay un efecto positivo también en el contexto de esa relación.

En definitiva, estos estudios apuntan a la importancia que tiene la sintonía entre el espacio personal y el proyecto de pareja como termómetro de la solidez de los vínculos. También otorga herramientas para medir hasta que punto una relación es potente más allá del amor romántico y detectar posibles focos de conflicto.-

Fuente: https://www.psychologytoday.com/blog/close-encounters/201412/4-ways-our-relationships-change-who-we-are

  McIntyre, K. P., Mattingly, B. A., & Lewandowski, G. W., Jr. (2014). When “we” changes to “me”. The two-dimensional model of relational self-change and relationship outcomes. Journal of Social and Personal Relationships. Published online before print, doi:10.1177/026540751455333

Mattingly, B. A., Lewandowski, G. W., Jr., & McIntyre, K. P. (2014). “You make me a better/worse person”: A two-dimensional model of relationship self-change. Personal Relationships, 21, 176-190. 

Las mujeres de Picasso y la violencia psicológica

21novembre2014(1)

Dora Maar fué, sin lugar a dudas, la más inteligente y contradictoria de todas las mujeres de Picasso. La «mujer que llora» plasmada en innumerables obras enfrentó los embates del narcicismo picassiano oponiendo el propio narcicismo, en una lucha destinada a una victoria a lo Pirro. ¿Amó Picasso a Dora? ¿Amó Picasso a alguien más allá de sí mismo? ¿ Picasso fué la causa o la consecuencia de los terremotos afectivos de la peculiar estructura de personalidad de Dora?

La violencia en las relaciones humanas puede manifestarse de diversas formas. , la violencia psicológica es la peor en sus efectos, sutiles, persistentes y alienantes. Desde Fernande Olivier a Jacqueline Roque ,  se repite el escenario de relaciones basadas en una mezcla macabra de poder y erotismo. Solo Francoise Gilot parece haber sobrevivido a un vínculo del que solo era posible salir a través de la locura o el suicidio.

El 21 de Noviembre próximo, organizado por la Sección de Psicología de la Mujer del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, se pondrá a debate este tema en  una charla-coloquio entre Victoria Combalía, crítica y asesora de arte, especialista en Dora Maar y Joan Miró y Jocelyn Guerrero, psicóloga y psicoanalista, especialista en violencia de género.

Lugar : Ateneu Barcelonès – Canuda 6- Barcelona