Segundo tiempo: ¿después de la jubilación ……?

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Foto de Gilbert Garcin

«Mi consejo a los jóvenes artistas es que practiquen seriamente a partir de los 65»

«Toda una vida vendiendo lámparas en Marsella y, al jubilarse, ‘¡voilà!’, se convierte en fotógrafo de culto y en su propia musa. Gilbert Garcin es un moderno de 78 años.

Superada la frontera en la que, por lo general, las gentes se deslizan psicológicamente en el tiempo de descuento, Gilbert Garcin ha dado rienda suelta a una pasión tan inesperada como explosiva. “Trabajo más que cuando me dedicaba a mi negocio porque ahora no lo hago por dinero, sino por pasión, y la pasión no tiene límites”, indica.

Animada por un humor latente, implícito, la obra de Garcin (que se acaba de recoger en Francia en el libro Tout peut arriver) juega con el absurdo y lo extraño, con la angustia, las ilusiones y los límites humanos desde una posición que le sitúa fuera de las corrientes fotográficas en boga.

Es una comedia que en ocasiones roza el patetismo, una broma muy seria construida con falsos aires de tragedia griega, que nos remite al cine mudo de Jacques Tati y de Chaplin. El mismo blanco y negro, la misma economía de medios, el mismo expresionismo.

Garcin, niega la acusación de narcisismo: “No conozco demasiado a ese señor. Podría haber contratado a un actor, pero entonces no lo tendría disponible las 24 horas del día. Yo no focalizo la atención del espectador sobre mí, sino sobre el vacío en el que vivimos”. Claro que Gilbert Garcin tampoco sabe muy bien quién es Gilbert Garcin. “Lo ignoro. Créame, no por tener más edad nos conocemos mejor”.
Al alcanzar los 65 años supo que debía partir de cero, si no quería dejarse envolver en el tedio de las actividades para jubilados y la falta de horizontes.

“Me horroriza”, dice, “frecuentar a gentes de mi edad que están siempre volviendo al pasado y preguntándote si te acuerdas de esto o aquello. No, yo no me acuerdo. Para mí, lo ideal es que el presente aplaste el pasado”.

El jubilado Garcin sentía una profunda necesidad de comunicar. “Me sumergí en el arte de la fotografía como cuando te zambulles en el mar, de cabeza y al fondo, y enseguida descubrí que en mi etapa anterior yo había sido una esponja que había retenido un montón de cosas interesantes. Todas esas ideas e imágenes que yo había apilado a lo largo de mi vida terminaron, al final, por resurgir”.

Nuestro hombre dice que no encuentra explicación a su éxito, pero cada una de sus fotos es un ejercicio de existencialismo que, de un solo golpe, nos enfrenta a cuestiones complejas y abstractas como el paso del tiempo, la ambición, la vanidad, el mito…

Diario “El Pais” Noviembre 2007

Analizar la obra de Garcín, implica desglosar por un lado el contenido de sus imágenes, su innegable influencia surrealista (Magritte) y buscar el sentido oculto en su especial uso de la composición.

En primer lugar, queda claro que la fotografía, le permite traducir en imágenes aquello que de otro modo se transformaría en parálisis.

Hacemos nuevamente hincapié en la creatividad como prevención: una idea, un miedo, un mito familiar puesto en imágenes o palabras en un contexto creativo es, en sí mismo terapéutico.

Especialmente cuando el rol social cambia, después de la jubilación.-

En segundo lugar: en la era del photoshop y del juego digital: Garcin nos introduce en la relación  entre el hombre y su contexto: un contexto en general remitido a sí mismo: un hombre, su reflejo, un marco surrealista. Llama la atención, la repetición del esquema geométrico, la utilización de la luz, a la manera de la escena de un sueño.

Desde el punto de vista psicoanalítico, podríamos aventurarnos por los caminos del deseo. Persisitir, reencontrar su propia imágen corporal, diseñar nuevos senderos, sin la presión de lo social.

En la foto que ilustra este post: un hombre parece estar dando cuerda a una gran manecilla de un reloj….que circula en sentido contrario: metáfora y metonimia combinadas para crear un significante que remita al deseo de invertir el paso del tiempo, o quizás no queda tan claro si avanza o retrocede, ¿las huellas?…quizás no son manecillas sino un instrumento de siembra; en todo caso el hombre está encorvado, hace un esfuerzo, un esfuerzo por permanecer, dejar una huella ¿propia?.

Buscar «trascender» es un mecanismo  que permite transformar las energías  en creación.-

Un juego que seguramente es preventivo en tanto transforma la pérdida en ilusión de continuidad.-