El Trastorno Límite de la Personalidad tiene muchas caras. A menudo las personas afectadas por este desorden suelen tener dificultades para distinguir lo que pasa en el ambiente de su
propia interpretación. Todo suele ser extremadamente subjetivo quizás debido a la enorme carga emocional que contienen sus razonamientos.
En cuanto a la psicoterapia, ven el cuadro en «blanco-negro»; dependiendo de las circunstancias su psicoterapeuta será valorado como útil y cuidadoso en un momento o «malo» y abandónico en cuanto surja la mínima dificultad.
La función de la terapia y del terapeuta es ser un espacio estable y permanente para equilibrar la labilidad emocional y cognitiva del paciente. No es algo fácil de lograr debido a las constantes demandas, amenazas de suicidio, automutilaciones y abusos de sustancias varios que impiden trabajar más allá del aquí y ahora.
No obstante, la psicoterapia es casi siempre el tratamiento de elección; la medicación se utiliza para estabilizar los vaivenes del estado de ánimo pero su eficacia sin psicoterapia es muy limitada.
De hecho, actualmente existe una fuerte controversia respecto a los efectos nefastos de la sobremedicación en este tipo de trastornos. Por el contrario – como en todos los Trastornos de Personalidad– la psicoterapia ha probado ampliamente su utilidad en lo referente a trabajar la historia personal, el guión y el momento vital de la persona al tiempo que aprende nuevas estrategias de manejo de sus emociones y enfrenta los necesarios cambios en su proyecto vital.-
Los desafíos del tratamiento en estos casos son muchos. En los trastornos de personalidad en general existen siempre viejos estilos de afrontamiento del propio lugar en el mundo y de las relaciones personales y laborales en los que el manejo de las emociones y el estrés suele no funcionar del todo bien y en donde las demandas del día a día se visualizan como insoportables.-
Por lo tanto -si queremos resultados duraderos- el tratamiento deberá tener una duración media de un año o más. Las intervenciones puntuales en momentos de crisis suelen ser poco eficaces más allá de apagar el incendio.
Hay diversas líneas de abordaje, útiles en mayor o menor medida, aunque cualquier intervención que deje de lado el núcleo del problema del paciente, -que no es otro que la expresión de sus emociones en los vínculos con las personas importantes de su vida-será a mediano plazo un fracaso.
Lo importante-sea cual sea el tipo de terapia- es proveer un encuadre estructurado y muy estable porque las personas afectadas por este desorden buscan siempre «testear los límites» del terapeuta. Los límites de la relación transferencial deben ser explicitadas con claridad al iniciar el tratamiento. Se trata de consolidar la alianza terapéutica para: Continuar leyendo «La Psicoterapia en el Trastorno Límite de Personalidad»